Millones de personas de todo el planeta tienen dificultades económicas para comprar productos de higiene menstrual o no tienen acceso a un lugar en el que cambiarse y desechar estos materiales. Hay quienes incluso se ven obligadas a no ir al trabajo o la escuela durante el período. Es lo que se conoce como pobreza menstrual y, además de generar sentimientos de vergüenza, puede tener algunas consecuencias en la salud, como las infecciones vaginales.
Dos de cada 10 mujeres en España tienen dificultades para comprar productos menstruales
Una higiene menstrual adecuada implica tener productos limpios para cambiarse en privado y con la frecuencia necesaria, agua y jabón para lavarse y un lugar en el que desechar los materiales utilizados.
“La pobreza menstrual es la dificultad para gestionar y vivir de una manera digna el período”, explica a Maldita.es Alicia Botello Hermosa, antropóloga que investiga la menstruación.
En España, dos de cada diez mujeres han tenido dificultades económicas para comprar productos para la menstruación, según un estudio realizado por el Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol i Gurina.
Rosa María Cárdaba García, enfermera especialista en Ginecología y Obstetricia y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, explica a Maldita.es que la pobreza menstrual en ocasiones se deriva de la denominada tasa rosa, “que es el IVA excesivo (del 10% en España) que se aplica a los productos de higiene femenina, haciendo de ellos un artículo de lujo más que de primera necesidad”.
Unas 500 millones de personas no tienen acceso a baños en buenas condiciones
Tal y como señala Cárdaba, vivir de forma digna la menstruación no depende solo del acceso a productos de higiene. También influye el tener acceso a un baño en buenas condiciones y con agua corriente.
Unas 500 millones de mujeres en todo el mundo carecen de acceso a instalaciones adecuadas para el manejo de la higiene menstrual, según el Banco Mundial. La pandemia de COVID-19 ha empeorado la situación. Cárdaba subraya que se han cerrado muchos baños públicos, al no poder ser limpiados con suficiente frecuencia, para intentar evitar contagios. “Eso ha dejado a muchas mujeres que dependen de esos recursos sin la posibilidad de un cuidado de su menstruación”, afirma.
A ello se suma que “en ocasiones los baños no están en buen estado, no cierran bien o permiten visualizar a la mujer mientras están dentro, lo que produce que se posponga el cambio del producto de higiene más tiempo de lo recomendado”. Algunos servicios, además, no disponen de basuras en las que desechar compresas o tampones.
Más infecciones y otras consecuencias de la pobreza menstrual en la salud
La pobreza menstrual puede tener consecuencias negativas en la salud. Algunas mujeres, especialmente en países con bajos ingresos, manejan la menstruación con métodos que podrían ser antihigiénicos o dañinos, según un artículo publicado en la revista científica PLOS ONE. En lugar de usar compresas, tampones o la copa menstrual, hay quienes recurren a papel higiénico, trapos e incluso pañales para niños.
En ocasiones, estos paños se limpian sin jabón o con agua sucia y se secan en interiores en lugar de al aire libre con la luz del sol, según subrayan los autores: “Estas prácticas pueden conducir a la reutilización de material que no ha sido higienizado adecuadamente”.
“El principal riesgo físico que sufren las mujeres son las infecciones vaginales, bien por mantener productos de higiene femenina más tiempo del recomendado en la vagina o por emplear métodos alternativos como pueden ser papeles de periódicos o trapos sucios”, cuenta Cárdaba.
Si esa infección no se trata, “puede derivar en una sepsis (una respuesta extrema del cuerpo a una infección, que puede provocar daños en los tejidos e incluso la muerte) de origen ginecológico que compromete la vida de la mujer”.
A ello se suma “el malestar producido por un flujo vaginal infeccioso que puede ser maloliente, sucio y abundante”, el posible dolor durante el coito o los efectos en la salud reproductiva. “Las infecciones pueden hacer que la posibilidad de un embarazo buscado sea menor y, en caso de lograrse, no es infrecuente que se generen abortos”, explica la experta.
Por qué la pobreza menstrual influye en el absentismo escolar
La pobreza menstrual también puede afectar al bienestar mental de muchas jóvenes, según un estudio publicado en la revista BMC Women's Health. Algo que, según Botello, puede afectar al absentismo escolar. Muchas niñas y adolescentes “se quedan en casa por vergüenza de manchar la ropa y que se note la sangre”.
“La menstruación es el proceso fisiológico con más cargas negativas. En la mayor parte del mundo está asociada a la suciedad e impureza”, explica la experta, autora del libro Llegó la regla. Un análisis antropológico de la menstruación en España (2020).
Varios estudios analizan cómo el período y la pobreza menstrual influyen en el absentismo escolar en países como Etiopía, Uganda, Ghana o India. La ausencia de las niñas a la escuela durante la menstruación puede tener causas tanto físicas como psicológicas, según otro artículo publicado en PLOS ONE.
Los investigadores señalan que puede deberse tanto al dolor que provoca como a la pobreza menstrual. Algunas escuelas carecen de baños privados con llave, agua y jabón para lavarse o contenedores para desechar los productos usados.
Además, según los autores, hay niñas que han experimentado “sentimientos de miedo, confusión y vergüenza en clase debido a fugas y caídas de material sanitario; olor y manchas de la ropa; burlas o temores de embarazo; y experiencia de acoso por parte de estudiantes y profesores varones”.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la maldita Rosa María Cárdaba García, enfermera especialista en Ginecología y Obstetricia.
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