Las mujeres son mayoría en la Universidad. Concretamente ellas conforman el 55,2% del alumnado matriculado en estudios superiores. Sin embargo, si observamos las estadísticas desagregadas por ramas de enseñanza, empezamos a ver diferencias. Las mujeres no llegan al 50% en las disciplinas STEM [acrónimo de los términos en inglés de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas] ni tampoco en las carreras de servicios (como deportes, turismo y hostelería). De hecho, sólo el 12,9% de los matriculadas en informática son mujeres y en el caso de ingenierías, construcción e industria la cifra se sitúa en el 28,5%, según las estadísticas universitarias publicadas por el Ministerio de Educación y FP para el curso 2018-2019. Un tendencia que se ha mantenido constante en los últimos cuatro años, desde el curso 2015-2016.
La brecha de género también se refleja a la inversa, en la escasa presencia masculina en el ámbito de la educación, donde las mujeres conforman el 78% del alumnado con respecto al total de matriculados; y en el de la salud, donde el porcentaje de alumnas se sitúa en el 71%, según los datos provisionales para el curso 2018-2019.
La diferencia entre el número de hombres y mujeres es mayor si hablamos de Formación Profesional (FP). En el grado medio de Informática sólo el 8% de los alumnos que cursan este grado son mujeres; y en el grado superior de Electricidad y Electrónica el porcentaje de mujeres se reduce al 4,9%, según los últimos datos publicados en el informe Igualdad en cifras del Ministerio de Educación y correspondientes al curso 2016-2017.
Aunque las cifras demuestran que hay menos mujeres matriculadas en ingenierías e informática, no ocurre lo mismo en las carreras de ciencias. De hecho, hay que diferenciar dos tipos de STEM: las carreras no tecnológicas, relacionadas con el ámbito biosanitario y científico, donde hay un mayor porcentaje de mujeres; y las no tecnológicas, como ingeniería, arquitectura o ámbitos tecnológicos, donde las mujeres siguen siguen estando ausentes. Por ejemplo, desde el curso 2015-2016, es decir, durante cuatro cursos, ha habido 22.389 mujeres matriculadas en Informática por 160.919 hombres. O lo que es lo mismo: las mujeres han supuesto esos años el 13,9% del alumnado. Algo similar sucede en las carreras de ingeniería: de los 536.428 estudiantes que se han matriculado en estos años, 132.030 son mujeres, o sea el 32,6%.
En Maldita.es hemos hecho una media de las mujeres que se han matriculado en las carreras tecnológicas (informática, ingenierías y arquitectura y construcción) y, en comparación a ellos, las mujeres conforman el 24,9% de los alumnos matriculados en estas disciplinas.
“Ellas no estudian las carreras que en el futuro van a tener mejores perspectivas de empleo y mayor relevancia. Se estima que un 70% de las profesiones del futuro aún no existe y estarán relacionadas con la tecnología. Si ellas no estudian estas carreras, su futuro laboral se verá afectado”, explica a Maldita.es la matemática de la Universidad del País Vasco, Marta Macho, y coordinadora del blog Mujeres con Ciencia sobre la falta de mujeres en esas disciplinas. Aunque considera que el número de mujeres depende del área. “Hay muchas mujeres estudiando carreras vinculadas a la rama biosanitaria o química”. Sin embargo, “hay muy pocas en física, en ingeniería informática y otras ingenierías”.
En Europa, esta proporción de mujeres y hombres se mantiene. Los graduados en áreas STEM son “casi el doble” que las graduadas en el curso 2017-2018, según Eurostat. Aunque la diferencia es más marcada en países como “Luxemburgo, Bélgica, Austria, Finlandia, Alemania, Malta, Irlanda, Países Bajos, España y Lituania”.
Pero Europa no es ninguna excepción. Esta escasa presencia de mujeres matriculadas en las disciplinas STEM es una tendencia mundial. Según los últimos datos publicados por la Unesco, “sólo alrededor del 30% [de las mujeres] elige disciplinas STEM”. Aunque hay diferencias entre ellas, “la matrícula de estudiantes femeninas es particularmente baja en el campo de la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC), con un 3%; ciencias naturales, matemáticas y estadísticas, con un 5%; y en ingeniería, manufactura y construcción, con un 8%”, tal y como muestran en el informe publicado en 2019.
Falta de referentes femeninos en el campo de la ciencia
“La falta de referentes, de mujeres en las que mirarse, a las que querer parecerse, puede ser uno de los motivos, aunque no el único”, señala Macho. En ese sentido, la matemática echa mano de un estudio publicado por la revista Science sobre la percepción de las ciencias en niñas y niños de entre 4 y 6 años que afirma que “las niñas se creen menos brillantes que sus colegas varones a partir de los 6 años”. Es decir, a partir de esta edad, las chicas comienzan a abandonar la idea de que las materias de ciencias son para ellas. Un “problema si te acabas creyendo esto” porque, para Marta Macho, “se vincula la ciencia a personas «muy inteligentes» (cosa que no es cierta) y las chicas acaban rechazándola como opción”.
Una desigualdad que también sigue vigente, y se materializa, en los Premios Nobel. Más del 97% de los Nobel recibidos en las categorías de ciencias han sido recogidos por hombres. De hecho, este año de nuevo ninguna mujer compitió por llevarse este reconocimiento ni en Física, ni en Química, ni en Medicina, como ya os explicamos en Maldito Feminismo.
En ese sentido, para reivindicar las figuras de mujeres científicas y acabar con los mitos de que “no ha habido grandes mujeres matemáticas” en la historia, en Maldita Ciencia han desmentido varias creencias con la ayuda de la matemática Marta Macho.
En su opinión, se pierden muchas cosas con la ausencia de mujeres en las STEM. Sin ellas, es “una ciencia con sesgos, una ciencia peor, una ciencia que solo se realiza desde la mirada de los hombres”, apunta. Además, la matemática recuerda aquellas actividades científicas en las que no se ha pensado en las mujeres: “los casos en medicina, como el del infarto de miocardio con diferentes síntomas en hombres o mujeres... O el caso de cinturones de seguridad en los coches que considera como patrón de ser humano a un hombre de 80 kilos. Esto ha provocado muchas muertes de fetos en accidentes de tráfico de mujeres embarazadas". Los mismos ejemplos que os contamos en Maldito Feminismo. En ese momento, ya expusimos que la ausencia de mujeres en el ámbito científico y tecnológico no perjudica sólo a las mujeres que querrían estar ahí y no pueden, sino también a la sociedad que después podría disfrutar de sus resultados, que serán un poco peores si las mujeres no están involucradas.
Créditos imagen: Unesco