La primera imagen de un agujero negro daba la vuelta al mundo el pasado 10 de abril. Ese mismo día, la fotografía de Katie Bouman también.
Katie Bouman, para los que todavía no hayáis oído hablar de ella, es la joven científica del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts, por sus siglas en inglés) con una beca postdoctoral de la Universidad de Harvard en el proyecto Event Horizont Telescope (EHT), con el que se ha conseguido obtener la primera imagen de un agujero negro.
El día de la publicación de la fotografía del agujero negro, Bouman decidió compartir con todos sus seguidores de Facebook su alegría: un selfie junto a la reconstrucción de la imagen del agujero negro en su ordenador. Una instantánea que captó la atención de miles de usuarios de esta red social y no pasó desapercibida para los medios de comunicación que aprovecharon su historia para acercar la compleja explicación de los agujeros negros a sus lectores.
La historia de Bouman era el gancho perfecto para contar cómo se había obtenido la imagen del agujero negro y explicar cuál es su importancia, un tema que agradece especialmente un toque de calor humano debido a lo árido de las explicaciones técnicas que requiere. De hecho, su historia era perfecta porque, además, pone de manifiesto la tendencia de destacar el papel de las mujeres en la ciencia, después de haber estado desplazadas en un segundo plano o, incluso, silenciadas pese a sus contribuciones.
De la noche a la mañana, su historia se viralizó y Bouman pasó a ser la “cara del proyecto EHT”. Un hecho que no pasaron por alto numerosos usuarios de las redes sociales que comenzaron a revisar con lupa su trabajo y a criticarlo. Concretamente, en Instagram, se crearon numerosas cuentas falsas con su nombre (que ya han sido borradas) y, en Youtube, se encargaron de desprestigiar el esfuerzo realizado por Bouman.
Uno de los vídeos que puedes ver si haces una búsqueda rápida en esta plataforma, poniendo el nombre de ‘Katie Bouman’ en el descriptor, llega a decir que uno de sus compañeros, Andrew Chael, a quien se le describe como “hombre blanco hetero”, es el desarrollador principal del algoritmo que reveló la imagen del agujero negro y no Bouman. En el vídeo, se llega incluso a cuantificar cuántas líneas de código ha escrito “en realidad” Bouman y cuántas su compañero.
El mismo Chael salió a negarlo a través de Twitter. “Están usando el argumento de que soy el desarrollador principal para lanzar ataques horribles y sexistas contra Katie Bouman”, comenzaba Chael el hilo.
La propia Bouman tuvo que aclarar a través de un mensaje de Facebook que “ningún algoritmo o persona” había captado esta imagen, que el resultado del proyecto había sido fruto del “increíble talento de un equipo de científicos de todo el mundo”, para el que habían sido necesarios “años de arduo trabajo”. Y, por tanto, tenía “mucha suerte de haber tenido la oportunidad de haber trabajado con todos” ellos.
Además, el Laboratorio de Informática e Inteligencia Artificial del MIT, que publicó un tweet felicitando a Bouman por su trabajo y adjuntando una noticia sobre el algoritmo desarrollado y dirigido por Bouman para producir la primera imagen de un agujero negro en 2016, aclaró en un hilo de Twitter que el trabajo de Bouman no había sido único, ya que forma parte del trabajo realizado junto a otros “muchos investigadores que colaboran en el proyecto EHT”.
Es cierto que Katie Bouman no realizó todo el trabajo llevado a cabo por el equipo que conforma el proyecto EHT, compuesto por 200 personas, pero sin duda Bouman es parte de ese proyecto.
Sin embargo, este ejemplo ha puesto el debate sobre la mesa. ¿Por qué cuándo se destaca el trabajo de una mujer, se enfrenta a discriminaciones sexistas en las redes sociales?, ¿ocurriría lo mismo si se tratara de un investigador? The Guardian hace una reflexión sobre el acoso online que sufren las mujeres que están en el punto de mira mediático a raíz de lo ocurrido con Bouman. Y, en España, Javier Armentia, astrofísico en el Planetario de Pamplona, asegura en El País que “cuando aparece destacada una mujer, se convierte en objeto de asaltos sexistas”.