“Es una pregunta que no admite respuestas breves, puesto que dependerá mucho del hábitat afectado por el fuego”, resume José Manuel Zapata Fernández, ingeniero de montes, ingeniero técnico forestal y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.
Los incendios sustituyen vegetación más madura por la que había anteriormente en esa misma zona. Por ejemplo, si en un prado gallego de Lugo abandonas las actividades agrarias, en varias décadas probablemente se pueble de robles maduros y otros árboles autóctonos. Si este robledal sufre un incendio intenso, será sustituido de forma natural por hierbas y matorrales que reiniciarán el proceso. Pero “si una zona se quema reiteradamente puede llegar a agotarse el suelo y donde antes había un bosque después sólo podría haber una ladera pedregosa casi sin vida vegetal”, como ha sucedido ya en algunas zonas de las sierras costeras de Galicia, cuenta el experto.
“En los bosques mediterráneos [como el del litoral valenciano y catalán] ocurre la autosucesión: rebrotes o germinación que aparecen rápidamente después del fuego”, cuenta la profesora de ecología Sandra Sauras de la Universidad Autónoma de Barcelona en este blog del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales. La mayoría de arbustos y árboles de clima mediterráneo tienen algún mecanismo de regeneración post-incendio, explica Sauras, aunque también hay algunas plantas que no son capaces de regenerarse con éxito como el pino laricio.
Además del tipo de bosque, también influye el tipo de incendio. Los fuegos de superficie, que queman los matorrales pasando por debajo de las copas de los árboles, permiten una regeneración más rápida (entre diez y quince años), mientras que los fuegos más altos pueden necesitar varias décadas, según explicaban desde el Colegio de Ingenieros de Montes de la Comunitat Valenciana a El Periódico de España. Es el caso del incendio de Bejís (Valencia) en 2022, que quemó unas 20.000 hectáreas, incluidas parcelas de bosque en regeneración por otro gran incendio en 2012.
Por último, explica Zapata, que tendemos a preocuparnos menos por las zonas donde la mayoría de la vegetación son hierbas o arbustos y a fijarnos sólo en aquellas donde hay árboles, aunque “todos esos hábitats son importantes y necesarios para mantener biodiversidad”.
Este artículo forma parte del 17º consultorio de Maldito Clima. La foto de portada es de Wirestock en Freepik.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito José Manuel Zapata Fernández, ingeniero de montes e ingeniero técnico forestal.
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Primera fecha de publicación de este artículo: 05/09/2023