Consumo humano, regadío, producción de energía hidroeléctrica… El agua que se acumula en un embalse puede utilizarse para distintas cosas. Pero saber para qué se utiliza un embalse en concreto no es tan fácil como podríamos pensar. En Maldita.es no hemos encontrado una página web oficial, de consulta fácil y rápida, donde diga de forma clara qué usos tiene autorizados el agua de un embalse o un pantano (como hemos explicado, los embalses son acumulaciones de agua artificiales y los pantanos, naturales).
La herramienta más cercana es el Inventario de Presas y Embalses del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). Este inventario es un visor geográfico donde puedes buscar un embalse o una presa por su nombre para acceder a una ficha técnica con diversos datos. Ojo, porque el uso del embalse sólo aparece en la ficha de su presa o presas asociadas. Este es un ejemplo con la presa de Yesa, que embalsa el río Aragón en la provincia de Navarra.
Como decimos, es la herramienta que mejor centraliza la información a nivel nacional, pero no siempre coincide con la información que aparece en otras fuentes oficiales. Se da la circunstancia de que la Confederación Hidrográfica del Ebro, el organismo que gestiona el agua del río Ebro y sus afluentes (entre ellos el río Aragón), tiene una ficha con todas las presas de su territorio. En la presa de Yesa añade como uso el riego de 85.000 hectáreas.
“Ante la duda, yo me quedaría con los usos que aparezcan en el listado de embalses de la web de la Confederación correspondiente”, dice Julia Martínez, directora técnica de la Fundación Nueva Cultura del Agua y maldita que nos ha prestado sus superpoderes. El problema es que no todas las confederaciones ofrecen esta información: por ejemplo, en la confederación del Tajo hay una lista con información de sus embalses pero no incluyen sus usos.
“Donde debería venir eso es en los planes hidrológicos, pero a veces tampoco viene con claridad o directamente no viene. Depende de cada plan”, cuenta por su parte Jesús Vargas, geógrafo de la Universidad de Málaga.
Así que una solución puede ser acudir de forma provisional al inventario de presas y embalses del MITECO, teniendo en cuenta que puede no coincidir con otras fuentes oficiales y, si sabes a qué cuenca hidrográfica pertenece el embalse, probar suerte con el organismo que lo gestione, bien en su página web o en su plan hidrológico.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la maldita Julia Martínez, directora técnica de la Fundación Nueva Cultura del Agua.
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