Peatonalizar las ciudades tiene un impacto directo económico en los barrios. Las investigaciones señalan que incrementa la actividad comercial de los negocios, pero también indican posibles alteraciones como la desaparición de los establecimientos tradicionales o la gentrificación de dichos barrios. En Maldita.es hemos repasado artículos científicos, informes y fuentes expertas para conocer de qué manera afecta la peatonalización del barrio a la economía local.
El principal impacto positivo en la economía local es el aumento de la actividad comercial
Los primeros estudios de la peatonalización de los centros de las ciudades alemanas y británicas de los años 70 y 80 revelaron que esa política tenía un impacto positivo en los comercios de los barrios peatonalizados. Un ejemplo es la ciudad alemana de Nuremberg: en 1971, un promedio de 65.000 peatones visitaban el centro de la ciudad. En 1972 se peatonalizó la zona y para 1990, la media de peatones había aumentado hasta 160.000 personas diarias, implicando un aumento de los ingresos de los negocios debido al mayor consumo. Un informe del 2001 de la Unión Internacional del Transporte Público recoge incrementos de los ingresos del comercio minorista en diferentes ciudades europeas y estadounidenses tras peatonalizar diferentes barrios. El informe recoge datos de 12 ciudades que aumentaron la actividad comercial una media del 22%.
Este efecto positivo en la economía local no sólo se circunscribe a las urbes europeas o norteamericanas. En otros lugares del mundo como Tabriz (Irán), El Cairo (Egipto) o Bogotá (Colombia) también han detectado una revitalización económica de aquellos barrios que son peatonalizados.
“Es una evidencia que la actividad económica de las zonas peatonalizadas se incrementa: aumenta el número de comercios, hostelería, restauración, hoteles”, señala Enrique Hernández, consultor especializado en materias de planificación estratégica y territorial y maldito que nos ha prestado sus superpoderes. “También aumenta la vida comunitaria, con la ciudadanía haciendo uso del espacio público peatonal en sus paseos, relaciones sociales y celebraciones”, añade.
En el caso de España, un estudio del MIT y la Universidad de Tokio ha analizado el impacto de la peatonalización de 14 ciudades del país entre 2010 y 2012, entre las que se incluyen las principales capitales como Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla. La investigación analizó zonas peatonalizadas frente a otras que no y observó que las tiendas situadas en zonas peatonales generaron mayores volúmenes de ventas que las situadas en zonas no peatonales. Esa diferencia varía dependiendo del tamaño de las ciudades: en las ciudades medianas, el impacto de la peatonalización es mucho mayor que en las ciudades grandes.
Los investigadores concluyeron que los ciudadanos prefieren entornos peatonalizados a uno orientado a vehículos para las actividades de consumo local. También detectaron que dependiendo del tipo de establecimiento, el beneficio era mayor, siendo los cafés y restaurantes la categoría más beneficiada de la peatonalización.
Existe el riesgo de gentrificación comercial de los barrios peatonalizados
La peatonalización de un barrio puede propiciar otros fenómenos como la gentrificación del barrio. Rubén Garrido, director del Instituto Universitario de Investigación de Análisis Económico y Social de la Universidad de Alcalá y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, explica que este proceso se debe a cómo se realiza la peatonalización y la situación de partida de los barrios.
“Si la peatonalización se realiza favoreciendo la accesibilidad, aumenta el tránsito de personas y, si además son zonas con atractivos turísticos, aumenta el valor de la localización, con lo que puede alterar el valor de las rentas y generar cierto efecto expulsión de actividades más tradicionales o ‘de barrio’ en forma de aumento de alquileres”.
Garrido indica que este fenómeno de expulsión o gentrificación es habitual en numerosas ciudades donde hay barrios que se ponen de moda y aumentan su atractivo, cambiando el perfil de renta de sus habitantes y expulsando a los residentes más antiguos. En el ámbito económico, la gentrificación comercial es el proceso por el que la actividad comercial se transforma para satisfacer las necesidades de un sector de la población con mayores ingresos.
J. Agustín Franco, profesor de Economía de la Universidad de Extremadura y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, coincide con los riesgos que puede suponer la peatonalización sin una adecuada política. “La sola estrategia de peatonalizar no es suficiente para mejorar la ciudad: debe ir acompañada de otras medidas como la rehabilitación de edificios y las ayudas para modernizar el comercio local”, señala Franco.
La gentrificación comercial ha afectado a diversas ciudades de España. Un informe del Centro de Estudios Andaluces indica que la peatonalización de calles del centro de Málaga y Sevilla favoreció el reemplazo de comercios tradicionales por negocios basados en tiendas-franquicia y establecimientos de hostelería. Un trabajo de final de máster de la Universidad Politécnica de Madrid determinó que la peatonalización de ejes comerciales en Madrid ha tenido un gran impacto en los negocios y ha favorecido la aparición masiva de franquicias y multinacionales, la expansión de los bienes y servicios turísticos y la pérdida de diversidad comercial.
La gentrificación comercial también se ha producido en otras urbes como Barcelona, Valencia o A Coruña. En muchas ocasiones, se apoya en el sector servicios, concretamente en la hostelería y los negocios de ocio. Una investigación de la Universidad de Lisboa señala que uno de los elementos de gentrificación puede ser la turistificación de las ciudades.
Lo que dicen los estudios y los expertos sobre el efecto de la peatonalización en la vivienda y el transporte público
Hay otros efectos económicos adversos que puede tener la peatonalización de las ciudades. Una tesis doctoral realizada en Hong Kong detectó que en las calles peatonalizadas de la ciudad asiática aumentó el precio de la vivienda. “Hay una transferencia de recursos públicos hacia las clases sociales que pueden permitirse comprar o alquilar en el centro de las calles peatonalizadas”, indica Agustín Franco.
La transformación de los locales puede llevar a la expansión de servicios de restauración. Una investigación sobre la turistificación del centro de Palma indica que ha habido un incremento de las terrazas. “En ocasiones hay una sustitución del espacio motorizado por espacio para bares y terrazas que acaban manteniendo el mismo nivel de intransitabilidad y dificultades de movilidad para peatones”, apunta Agustín Franco.
El profesor de Economía indica que puede haber otros efectos indirectos, como una menor recaudación local por la reducción de plazas de aparcamientos o un aumento del coste de los servicios y del tiempo de viaje de los usuarios del transporte público al incrementarse la demanda. “La clave no es, por tanto, si peatonalizar o no. Más bien cómo”, reflexiona Agustín Franco.
Para evitar estos fenómenos adversos, Enrique Hernández indica que la peatonalización debe acompañarse de políticas urbanas permanentes y señala que son los ayuntamientos las administraciones que deben optimizar las políticas de peatonalización.
Enrique Hernández propone cuatro medidas para optimizar la peatonalización de diferentes entornos urbanos y reducir sus aspectos negativos: el desarrollo de planes de movilidad que mejoren el transporte público y eviten el incremento del tráfico en otras partes de la ciudad; la implementación de políticas de vivienda que incorporen vivienda social o protegida; el control del uso del nuevo espacio peatonalizado, para una adecuada distribución entre el uso público y el uso privado, como las terrazas; y la implementación de políticas de zonas de saturación de alojamiento turístico que equilibren la proporción de residentes permanentes y ocasionales.
Para mejorar las áreas peatonalizadas, Enrique Hernández plantea cinco medidas: acciones de revegetalización para incrementar la sombra; implantación de mobiliario urbano como parques infantiles, bancos para sentarse o fuentes; integración de la movilidad ciclista a través de carril bici siempre que sea posible; el desarrollo de actividades vecinales como verbenas, mercados de arte o actividades culturales, y planes de peatonalización más allá de las zonas turísticas que abarquen el máximo número de barrios.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes los malditos Enrique Hernández, consultor especializado en materias de planificación estratégica y territorial; Rubén Garrido, director del Instituto Universitario de Investigación de Análisis Económico y Social de la Universidad de Alcalá; y J. Agustín Franco, profesor de Economía de la Universidad de Extremadura
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