Ha llegado el último viernes del que para muchos es el mes más largo del año. Llegamos además con temperaturas gélidas en España. Con esta edición, también llegamos a las dos cifras de consultorios climáticos: la décima entrega. Esta vez vamos a contar qué es el carbono azul, a explicar por qué suele helar en las noches invernales sin nubes, a ahondar en las emisiones de los vehículos a gas más allá del CO2 y a indicar por qué la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) da sus datos por separado para la España peninsular, Baleares y Canarias.
Estas son sólo algunas de las preguntas que hemos respondido este mes sobre el mundo ambiental y climático. Pero si tienes más dudas sobre clima, medioambiente, energía y otros temas relacionados, escríbenos a través de nuestra web, nuestra cuenta de Twitter (@Maldito_clima), nuestro correo electrónico ([email protected]) o el chatbot de WhatsApp de Maldita.es (+34 644 229 319). Nosotros intentaremos responder hasta donde sea posible ¡Al grano!
¿Qué es el carbono azul?
Nos habéis preguntado por un concepto muy sugerente: el carbono azul. Y lo cierto es que su nombre es muy similar a su imagen, pues se trata del carbono acumulado en determinados ecosistemas del mar. Ecosistemas que, si se degradan, pueden devolverlo a la atmósfera, agravando el calentamiento global.
Igual que los árboles utilizan CO2 para hacer la fotosíntesis y acumulan carbono en sus troncos y los suelos de los bosques (conocido como carbono verde), la vegetación, el suelo y los sedimentos de algunas zonas marinas también guardan carbono. Hablamos de zonas costeras “gestionables”, como las marismas, los manglares y las praderas marinas, aunque actualmente está en debate si otros ecosistemas, como el océano abierto, también pueden encajar en el concepto de carbono azul, como indicaba el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) en 2019.
Estos ecosistemas costeros tienen altas tasas de enterramiento de carbono por unidad de superficie. De hecho, almacenan de tres a cinco veces más por área equivalente que los bosques tropicales, según explica la Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos. El organismo científico añade que la mayor parte del carbono azul costero se almacena en el suelo, no en materiales vegetales, como ocurre en los bosques tropicales.
El carbono azul puede estar más cerca de ti de lo que esperas. Hay praderas marinas alrededor de casi toda la costa española, como se ve en el atlas de las praderas marinas de España elaborado por el Instituto Español de Oceanografía, el Instituto de Ecología Litoral y la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza. Y no hay más que visitar el Parque Natural Bahía de Cádiz para encontrar marismas, aunque quedan pocas marismas naturales que no hayan sido transformadas en salinas o utilizadas para la pesca.
“Si se degradan o pierden, es probable que los ecosistemas costeros de carbono azul devuelvan la mayor parte de su carbono a la atmósfera”, explica el IPCC y la NOAA, lo cual implicaría añadir más gases de efecto invernadero a la atmósfera y empeorar la crisis climática.
Existen proyectos destinados a conservar los ecosistemas que atesoran este carbono, como el proyecto Life Blue Natura en Andalucía, que busca medir cuánto potencial para acumular CO2 han perdido algunas praderas marinas y marismas degradadas, o Vida Manglar en Colombia, cuyo objetivo es evitar la emisión de unas 900.000 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. Así, organizaciones científicas de distintos países trabajan para conservar estos ecosistemas y combatir el calentamiento global, como cuenta este reportaje [pág. 56].
¿Por qué en las noches de invierno solo suele helar cuando no hay nubes?
Las heladas ocurren cuando la temperatura del aire se encuentra a 0 ºC o por debajo. Muchas veces podemos ver que, si la noche ha sido nubosa no ha aparecido escarcha, el hielo en superficies a la intemperie, pero si el cielo nocturno ha estado despejado sí se ha formado. Nos habéis preguntado a qué se debe y la respuesta corta es que las nubes y el viento dificultan, aunque no impiden, las heladas.
Las heladas pueden tener tres orígenes principales: la llegada de una masa de aire muy frío (conocida como helada de advección), el propio enfriamiento nocturno del aire (la helada de radiación) y la evaporación de la humedad del suelo por la llegada de una masa de aire relativamente seca (helada de evaporación), señala la web de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
En las noches despejadas de invierno, las heladas suelen producirse por el fenómeno de radiación (también llamado irradiación): con el cielo despejado y viento en calma, la superficie se enfría muy rápidamente “y el suelo emite el poco calor que ha absorbido durante el día hacia el espacio exterior y se enfría mucho”, indica a Maldita.es el portavoz de la AEMET, Rubén del Campo. En cambio, cuando hay nubes, estas actúan como una especie de “manta” porque la nubosidad absorbe y devuelve parte de la radiación hacia la superficie y la temperatura no baja tanto, añade. Es decir, las nubes retienen parte del calor diurno que se libera durante la noche.
Por su parte, el viento en calma favorece las heladas porque el frío queda confinado cerca de la superficie al ser el aire frío más denso que el caliente. Por el contrario, el movimiento del aire favorece la mezcla de las capas con distintas temperaturas y no suele hacer tanto frío. Por lo tanto, las nubes y el viento dificultan, pero no impiden las heladas.
Por cierto, cuando las heladas suponen la aparición de una capa de escarcha en superficie se llaman heladas blancas. Cuando no hay escarcha pero sí se ha alcanzado una temperatura de 0º C o menos se denomina helada negra y es más dañina para la vegetación, indica la web de la AEMET.
¿Qué gases emiten los vehículos a gas aparte del CO₂?
Antes que nada lo importante es recordar que hay varios tipos de vehículos a gas: los de gas natural licuado (GNL), los de gas natural comprimido (GNC) y los de gas licuado del petróleo (GLP). Los dos primeros son básicamente metano (el componente principal del gas natural) almacenado en estado líquido y gaseoso respectivamente, mientras que el último se obtiene al destilar petróleo y está compuesto por butano y propano en estado líquido.
Al ser tanto el gas natural como el petróleo combustibles fósiles, su combustión en el motor del vehículo va a emitir el dióxido de carbono (CO2) causante del calentamiento global (aunque menos que las de los coches a gasolina o diesel). Pero ¿liberan también los gases contaminantes que emiten sus primos de gasolina o diésel? nos habéis preguntado. La respuesta es que sí, aunque, como siempre, con matices según el tipo de carburante y de vehículo.
Hablemos de los óxidos de nitrógeno (NOx) y partículas (PM). Los óxidos de nitrógeno son un grupo de gases que puede agravar o producir ciertas enfermedades respiratorias y las partículas son minúsculas trazas de polvo, metales, cemento y materia orgánica que penetran en el cuerpo humano con más facilidad cuanto más pequeñas son.
En este estudio chino que analiza autobuses impulsados por gas natural (GNL y GNC) en condiciones reales de conducción, los investigadores apuntan a que los de gas natural licuado tienen mayores emisiones de estos gases que los de gas natural comprimido. Además, en cuanto a este último combustible, un informe de la federación de oenegés Transport & Environment publicado en 2020 que revisó diversa literatura científica destacó las elevadas emisiones de material particulado, especialmente las ultrafinas, en todo tipo de vehículos.
En cuanto a los vehículos impulsados por gas licuado del petróleo (GLP), este otro estudio realizado en Grecia analizó que las furgonetas ligeras emitían partículas, pero en menor volumen en comparación con otros carburantes estudiados (gasolina, diésel y gas natural comprimido). Y este otro de 2022 realizado por investigadores de distintos países también comprobó la emisión de óxidos de nitrógeno (NOx) en coches impulsados por GLP.
¿Por qué la AEMET da datos separados para la España peninsular, Baleares y Canarias?
Si te fijas en los datos que publica la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en sus resúmenes mensuales, estacionales o anuales de temperaturas y precipitaciones, como los de 2022, verás que la agencia meteorológica da por separado los datos de la España peninsular, Baleares y Canarias. La clave está en la mayor extensión de la península ibérica.
“Como el análisis climático se realiza a partir de una serie de datos en rejilla de un kilómetro de ancho por un kilómetro de largo para el territorio nacional, tiene la resolución suficiente para caracterizar de forma independiente la España peninsular, Baleares y Canarias”, indica a Maldita.es Rubén del Campo, portavoz de la AEMET. Al ser los archipiélagos de Baleares y Canarias “entidades insulares”, se considera que es un “valor añadido dar esta información por separado”, concluye.
¿Y qué pasa con Ceuta y Melilla? ¿No existen para la AEMET? Los datos de Ceuta y Melilla se incluyen en las estaciones de Andalucía y, por tanto, están incluidos en la España peninsular.
No obstante, en el ‘Informe sobre el estado del clima de España’ que se publica cada año se dan datos del conjunto del territorio español, sumando los valores de la España peninsular, Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla. El portavoz de la AEMET destaca que al ser la España peninsular mucho mayor que Canarias y Baleares, el 97,5% del territorio total del país, las variaciones en los resultados son muy pequeñas al incluir los archipiélagos.
En la imagen de portada, la foto de la izquierda refleja los fondos someros del litoral mediterráneo español dominados por Posidonia oceánica. La fotografía es de Javier Murcia, en el atlas de las praderas marinas de España, página 41.