También nos habéis preguntado por la agrosilvicultura. En corto, puede definirse como la combinación de un cultivo agrícola con una plantación de árboles, pero es un concepto muy amplio. Abarca cultivos muy diferentes y no sólo árboles, sino cualquier “planta perenne leñosa”, como arbustos, palmeras, bambú... Además, este modelo también incluye a los animales en ganadería extensiva, explica la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El propósito de la agrosilvicultura es que los árboles pueden ser beneficiosos para la agricultura y la ganadería. Por ejemplo, en las granjas extensivas, disponer de árboles en los mismos lugares donde pastan los animales pueden proporcionarles alimento y refugio e incluso ingresos si se aprovecha su madera, según indica la organización científica World Agroforestry.
La agrosilvicultura es una “práctica tradicional milenaria” llevada a cabo por pequeños grupos de campesinos y es opuesta a la producción intensiva de cultivos en grandes campos, como ocurre en los países más industrializados, explican en la revista de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México. La agrosilvicultura “es esencial para pequeños negocios y otra población rural porque puede mejorar su provisión de alimentos, sus ingresos y su salud”, apunta la FAO.
Además, esta práctica también es útil para eliminar CO2. “Alrededor de la mitad de las áreas habitables del mundo se dedican a la agricultura, una actividad necesaria para alimentar a una población en crecimiento. Una forma de expandir la capacidad de retirada de CO2 a partir de estas iniciativas es a través de la agrosilvicultura, es decir, incorporando los árboles a la agricultura, de manera que la tierra pueda, al mismo tiempo, producir alimentos, absorber CO2, y conservar la biodiversidad”, explica en El Periódico Mariano Marzo, catedrático emérito del departamento de Dinámica de la Tierra y del Océano de la Universidad de Barcelona.