La conservación del Parque Nacional de Doñana, un espacio natural y protegido que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994 gracias “a sus dunas, marismas y lagunas y por albergar en él una gran diversidad de flora y fauna”, se está viendo afectada por el cambio climático y las extracciones desmesuradas de agua que sufren sus acuíferos. Así lo explica a Maldita.es Eloy Revilla, director de la Estación Biológica de Doñana del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Los acuíferos son masas de agua subterráneas que, junto a las superficiales provenientes de la lluvia, son clave para la supervivencia del propio parque y de las especies animales que habitan en él. Pero los niveles de agua de los acuíferos de Doñana están mermando debido a las extracciones que se llevan a cabo en la zona, tanto para regar los cultivos de frutos rojos (el sector fresero es uno de los pilares básicos de la economía agraria de Huelva) como para el consumo humano, tal y como explica Revilla.
Una propuesta parlamentaria con el mismo contenido, presentada por el Partido Popular junto a Ciudadanos por un lado y junto a VOX por otro, busca revisar la normativa llamada ‘Plan de la Corona Forestal’ aprobada en 2014 (cuando la Junta de Andalucía estaba presidida por Susana Díaz, PSOE) para así “regularizar” los cultivos de frutos rojos que se levantaron sin autorización. Estos, a día de hoy, o bien no cuentan con los permisos para regar o bien han transformado el terreno de forma irregular y amenazan la conservación de este humedal.
Ante la propuesta parlamentaria, que ha salido a adelante con los votos del PP, Ciudadanos y VOX y seguirá su tramitación por la vía de urgencia, el Ministerio para la Transición Ecológica remitió una carta al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno (PP), indicando que interfiere en “una competencia exclusiva del Estado”, pues las concesiones del agua son competencia de las cuencas hidrográficas, dependientes de dicho ministerio.
Por su parte, la Comisión Europea advirtió por carta al Gobierno central que si sale adelante la iniciativa en el Parlamento andaluz recurriría al Tribunal de Justicia de la UE una segunda vez (como ya hizo en 2019 ante la desprotección del parque y por el que dicho tribunal declaró que España no estaba cumpliendo con la directiva de aguas europea al no tener en cuenta las extracciones de agua ilegales) “lo que acarrearía la solicitud de imposición de sanciones pecuniarias”, tal y como declaró la directora general europea de Medio Ambiente, Florika Fink y publicó El País.
Además, la UNESCO, que en 2020 pidió el cierre de pozos y terrenos ilegales, ha pedido a España que “le explique con urgencia el daño que esta iniciativa parlamentaria andaluza puede causar para así actuar en caso de que sea necesario”, tal y como recoge el mismo medio.
Organizaciones ecologistas que trabajan sobre el terreno, como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), piden que no se permita “ninguna modificación de dicho plan” porque si se aprueba “afectará gravemente al estado de conservación” y exige “el cierre de inmediato todas las fincas ilegales”, en referencia a aquellas que han transformado el suelo y abierto pozos sin autorización.
Las extracciones de agua subterránea para los cultivos y el consumo humano están perjudicando el acuífero
Cada vez hay menos agua en Doñana. Tal y como explica el experto Revilla, el agua subterránea, la que discurre bajo el humedal, está disminuyendo y, por lo tanto, las lagunas se están secando. Los causantes son el cambio climático y las extracciones de agua de forma indiscriminada: “Son muchos hectómetros cúbicos los que se extraen para riego de los cultivos y el consumo humano”, detalla. En torno al parque se encuentran cultivos de regadío y la zona turística de Matalascañas. “Al no haber agua, las lagunas se cubren con matorrales y pinos y las perdemos”.
Ya en 2009 el Instituto Geológico Minero (IGM) advirtió que el bombeo del agua subterránea en la zona había reducido el caudal de los arroyos aproximadamente entre un 3% y un 24% en los últimos treinta años, desde 1975 hasta 2007.
Fechado a mayo de 2021, el último informe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), que tiene las competencias hidráulicas en este acuífero y que depende del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, indicó que tres de las cinco masas de agua subterráneas del humedal no tienen un "buen estado cuantitativo", en base a los datos recogidos por los piezómetros instalados en la zona, unos instrumentos que permiten medir los niveles del agua.
Además, esta disminución del agua subterránea se ha trasladado a la superficie: en las lagunas de la zona también se han detectado “síntomas de desecación”, tal y como indicó el informe ‘El Sistema de Lagunas Temporales de Doñana’ publicado en 2014 por un equipo de investigadores de la Estación Biológica de Doñana del CSIC, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación.
El informe revela cómo la laguna de Santa Olalla, conocida por ser la laguna más grande de Doñana y “permanente”, al mantenerse siempre inundada, se está “temporalizando”, dependiendo así solo del agua de las lluvias y no del agua subterránea.
“Esa laguna es muy grande e históricamente ha sido permanente, pero se está empezando a secar, está empezando a ser una laguna temporal y las lagunas temporales tienden a desaparecer”, explica el experto Revilla. Esto a la larga supone una pérdida importante de especies animales, “tanto las propias de este tipo de lagunas como de aquellas que las utilizan como refugios estivales”, según detalla el citado informe del CSIC.
Se han abierto pozos y transformado el terreno sin autorización para plantar frutos rojos
Esta zona inicialmente de terreno forestal, de pinares y eucaliptos, se lleva transformando desde los años 80 a terreno agrícola para cultivar frutos rojos, mediante una agricultura intensiva de regadío. A día de hoy, el sector fresero es el gran músculo que mueve la región y la provincia de Huelva concentra el 94% de la producción de fresa nacional, tal y como recoge el informe ‘La Fresa en Huelva’ de la Junta de Andalucía. Además, el entorno de Doñana, con los municipios de Moguer, Lepe y Almonte a la cabeza, es el gran productor de este cultivo en Huelva. Gracias a este fruto, España ocupa el primer puesto en exportaciones de fresa a nivel europeo, según los datos aportados por la propia Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía.
Sin embargo, en todo este periodo ha habido agricultores que han abierto pozos o han transformado el terreno sin ningún tipo de autorización en detrimento del humedal. El estudio de impacto ambiental del año 2014, que sirvió como documento para elaborar el ‘Plan de la Corona Forestal’, reconoció que se habían transformado terrenos sin autorización para plantar los cultivos en invernaderos de plástico. Denuncias presentadas por las autoridades competentes, publicadas por El Mundo, muestran cómo los terrenos se llevan transformando desde hace años. Con estas transformaciones del terreno también se han abierto pozos sin autorización para extraer el agua de forma indiscriminada y así regar los cultivos. El estudio de impacto ambiental, además, estimó que existían más de 2.500 pozos en total en la región. Al menos 800 de ellos abiertos de manera ilegal, según aparece en el borrador de dicho estudio y que no figura en el informe oficial, tal y como publicó El Mundo en 2017.
Por su parte, en junio de 2021, el propio Tribunal de Justicia de la Unión Europea condenó a España por no tener en cuenta las extracciones ilegales de agua subterránea en Doñana así como el uso que se hacía del agua para el consumo humano. El tribunal indicó que las zonas de cultivo de “frutos rojos” más importantes de Europa, que se riegan mediante la extracción de agua subterránea, “rebasan la recarga de agua subterránea en determinadas áreas”, de modo que en esos lugares el nivel de las aguas lleva descendiendo desde hace muchos años.
El ‘Plan De La Corona Forestal’ trató de definir qué era terreno cultivable
En 2014, el ‘Plan de la Corona Forestal’, precisamente el que VOX, Ciudadanos y el PP han propuesto revisar, intentó poner orden en los cultivos de frutos rojos que proliferaron al norte de Doñana, formado por los municipios de Almonte, Bonares, Lucena del Puerto, Moguer y Rociana del Condado.
Este plan definió qué era “suelo agrícola regable” (SAR), suelos que contaban con autorización para extraer agua para los cultivos y terrenos que ya regaban antes del año 2004, e indicó cuáles quedaban fuera de este término. Además, el plan señaló que aquellos terrenos forestales transformados a terrenos de cultivo después de 2004 debían volver a su condición original. Por lo tanto, si el terreno forestal se hubiera transformado a terreno de cultivo después de 2004, cuando entró en vigor el Plan de Ordenación de Territorios de Doñana (POTAD), que consideró los terrenos forestales como zona protegida, las tierras deberían recuperar su condición anterior y volver a ser terrenos forestales.
En la práctica el 'Plan de la Corona Forestal' no se ha cumplido. Entró en vigor hace ocho años pero todavía hay terrenos forestales transformados sin permiso que no han vuelto a su situación original y se sigue extrayendo agua de manera ilegal.
De hecho, en 2020 la UNESCO, que reconoció los esfuerzos de las autoridades de cerrar pozos y fincas ilegales, exigió que se continuase implementando dicho plan y que, además, se reubicasen los pozos para abastecimiento humano más cercanos, que nutren balnearios ubicados en la zona turística de Matalascañas.
PP, Ciudadanos y Vox quieren que los agricultores puedan pedir agua para regar, pero la cuenca hidrográfica asegura que no hay más
El objetivo de la propuesta de PP, Ciudadanos y VOX, a grandes rasgos, es precisamente que se revisen las fechas en torno a 2004 para que los terrenos sin licencia sean finalmente calificados como “suelos agrícolas regables” (SAR). Así, una vez considerados como tal, los dueños de los cultivos podrían solicitar agua a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), encargada de conceder los permisos de agua en dicha zona.
Sin embargo, pese a obtener la licencia, desde la CHG han indicado que no habrá agua para los regantes porque "no hay posibilidad de poner ni un solo metro cúbico más de agua a disposición de nuevas actividades ni usos económicos en la cuenca del Guadalquivir". En ello coincide Eloy Revilla, director de la Estación Biológica de Doñana, perteneciente al CSIC. Según indica, no habrá agua para nadie en el futuro, sea subterránea o superficial, debido al cambio climático y a las sequías. “A menor disponibilidad de agua, va a ser frecuente que no haya agua para regar”, detalla el experto.
Esta propuesta parlamentaria ha salido adelante gracias a los votos a favor de PP, Ciudadanos y VOX. El PSOE andaluz se abstuvo y Unidas Podemos y Adelante Andalucía votaron en contra. A partir de ahora comenzará la tramitación parlamentaria por la vía de urgencia.