Las aves migratorias cada año realizan dos desplazamientos: uno en primavera desde sus áreas de invernada hasta sus territorios de cría, y otro en otoño en sentido inverso. Pero, según explican desde la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), los patrones de estas migraciones se están viendo alterados por el cambio climático, además de por la destrucción de sus hábitats.
Las migraciones de las aves se adelantan o se retrasan con el cambio climático
La duración y la dirección de los movimientos de las aves migratorias están íntimamente ligadas a la disponibilidad de alimentos que detectan en los diferentes ecosistemas por los que pasan, según un artículo publicado en Sciences Advances.
Las modificaciones en las rutas de las aves o las fechas en las que migran son indicadores para evaluar los impactos en la naturaleza del cambio climático. “Las aves permiten conocer el estado de salud del planeta”, afirman desde SEO.
Un estudio publicado en Nature Climate Change confirma que el calentamiento global puede afectar a las aves que migran de forma sincronizada adaptando su viaje a la disponibilidad de recursos. Los autores destacan que el impacto del calentamiento global en las migraciones de las aves es complejo y difícil de medir debido a limitaciones en los datos.
Marc Anton Recasens, ornitólogo y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, explica a Maldita.es que en algunos casos se están produciendo adelantos, sobre todo en primavera: “Mayores temperaturas se asocian con un adelanto en la eclosión de presas como insectos”.
En la migración posterior a la cría, en otoño, “se dan tanto adelantos (mayores temperaturas pueden agotar antes los recursos y se tienen que marchar) como retrasos (si dependen de recursos más estables optan por no moverse hasta que el recurso se hace inviable)”.
La llegada primaveral de las aves migratorias a España se ha adelantado en torno a una semana desde mediados de los años 70, según un informe publicado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
La migración primaveral se ve fuertemente afectada por la climatología, según los autores de este informe. Los años calurosos en España favorecen una llegada más temprana. La fecha en que las aves abandonan el país en otoño ha fluctuado a lo largo de las últimas seis décadas. Ahora tienden a irse antes.
Algunas aves optan por no migrar o hacer desplazamientos más cortos
La nieve y el hielo pueden limitar el acceso a alimentos disponibles en el suelo. Si nieva o hiela más tarde, “no hace falta irse”. De hecho, según el ornitólogo, muchas aves acuáticas del norte de Europa han dejado de migrar porque los lagos ya no se hielan.
“Esto nos lleva al otro efecto del cambio climático en la migración de las aves que es un cambio en el comportamiento migratorio que hace que o no migren o reduzcan notablemente la longitud de sus desplazamientos al disponer de recursos durante los meses más fríos del año”, señala.
En los últimos años especies norteafricanas como el ratonero moro han empezado a criar en España y pájaros que antes se iban a África en invierno como las golondrinas han empezado a quedarse.
Eso sí, Anton insiste en que todas estas modificaciones dependen de las especies: “Hay algunas que muestran muchos cambios y otras que continúan con sus quehaceres habituales y no han cambiado casi nada”.
¿Qué consecuencias pueden tener los cambios en las migraciones de las aves?
Todos estos cambios en la migración de las aves pueden tener varias consecuencias. Tal y como hemos explicado, la migración de primavera hacia las zonas de cría está sincronizada con la disponibilidad de alimento suficiente para poder criar a los polluelos. “Esto implica que si se llega cuando no hay alimento, van a tener un éxito reproductivo muy bajo”, afirma Anton.
Hay que tener en cuenta que el cambio climático afecta a todos los organismos. Los insectos “parece que eclosionan antes de la fecha”. Por lo tanto, si las aves no sincronizan bien su llegada, pueden no encontrar comida cuando llegan.
Por otro lado, el ornitólogo subraya que quedarse en una zona que normalmente es fría porque no hace frío en un momento determinado implica un riesgo de sufrir después problemas. Por ejemplo, si el frío llega tarde y las aves ya no pueden salir de allí. “Aún así, en este caso, las ventajas suelen ser mayores que las desventajas, ya que no han gastado en desplazamientos”, afirma.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito Marc Anton Recasens.
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