Los días nublados y en los que se prevén precipitaciones, ya sea lluvia, nieve o granizo, hacer planes puede ser un riesgo, sobre todo si son en espacios abiertos. En esas ocasiones se puede acudir al radar meteorológico de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) para ver dónde están cayendo y e intentar predecir, con cierta base pero sin una garantía absoluta, cómo evolucionarán en base a información que llega con menos de 30 minutos de retraso respecto al tiempo real.
Esta herramienta mide la radiación reflejada por las gotas de agua y puede ser útil para conocer la trayectoria de las precipitaciones. Sin embargo, su funcionamiento es algo complejo, así que el público general debe ser precavido a la hora de interpretar la información que muestra.
Un radar para usar con precaución
Como hemos dicho, este radar tiene cierta complejidad, así que en caso de ser utilizado por el público general hay que leer la información "con ciertas precauciones, ya que su interpretación requiere conocimientos del funcionamiento de la herramienta".
Sin embargo, sí que "podría utilizarse por el público en general como un indicador de la trayectoria e intensidad que presentan las precipitaciones", aclara el portavoz de la AEMET.
¿Cómo? Imagina por ejemplo que has quedado para ir a la playa, o para ir al monte a buscar setas, dos planes que la mayoría prefieren no hacer bajo la lluvia. Sin embargo el cielo se ha ido cubriendo de nubes en las últimas horas y no se descartan lluvias. Abres el radar de la AEMET, buscas tu provincia y ves la evolución de las precipitaciones en las últimas horas.
Gracias a la información que se muestra en el radar, puedes predecir (con un margen de error) hacia dónde va a ir las precipitaciones en las próximas horas y ayudarte a tomar la decisión de salir o no de casa.
El radar localiza las precipitaciones y su trayectoria
El radar meteorológico es un instrumento utilizado para localizar precipitaciones y calcular sus trayectorias, que además a veces sirve para identificar el tipo de precipitación (lluvia, nieve, granizo) y la velocidad del viento. Su funcionamiento básico consiste en la emisión de haces de microondas que, al ser interceptados por objetos como las gotas de lluvia, son dispersados y reflejados, explica a Maldita.es Rubén del Campo, portavoz de la AEMET.
Entonces, el radar recibe parte de la radiación reflejada y, a partir de ahí, se puede calcular la reflectividad de las gotas de agua. La reflectividad es la magnitud básica que proporciona un radar, su valor depende muchísimo de la distribución de tamaños de las gotas de lluvia y puede convertirse, mediante fórmulas matemáticas, en intensidad de precipitación, aclara el portavoz.
Por lo tanto, en general cuando se observan ecos de precipitación en una imagen de radar, "lo que nos muestra en realidad es reflectividad, que está muy relacionada con la intensidad de la precipitación". Pero no siempre que se observan ecos hay lluvia, pues esta puede evaporarse antes de llegar al suelo, y en ocasiones determinadas interferencias provocan ecos falsos. Además, puede ocurrir lo contrario: que no haya ecos y esté lloviendo, como pasa si el radar está muy alejado de la nube y el haz del radar pasa por encima de esta, añade Del Campo.
Primera fecha de publicación de este artículo: 28/09/2021