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¿Cómo ha llegado el Mar Menor a esta situación de crisis ecológica?

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El pasado 16 de agosto aparecieron en las playas del Mar Menor una gran cantidad de peces y crustáceos muertos por hipoxia, situación en la que descienden los niveles de oxígeno en el agua. Las brigadas de recogida de peces de la Región de Murcia, el Ayuntamiento de Cartagena, agentes medioambientales y pescadores han retirado 15 toneladas de material orgánico (peces, algas, entre otros) de las costas de la laguna. ¿Cómo se ha llegado a esta mortandad de animales marinos en la albufera murciana? 

El Mar Menor es un ecosistema complejo y delicado. Es imposible señalar una causa aislada como la desencadenante de este pico de mortalidad de animales marinos. La literatura científica y los expertos en ciencias del mar, oceanografía y ecología coinciden en que existen múltiples factores sostenidos en el tiempo los que acaban por provocar la muerte de peces y crustáceos. El Instituto Español de Oceanografía ya ha comenzado a estudiar qué es lo que ha desencadenado esta situación concreta de anoxia (cuando no hay oxígeno en el agua), contando con la continuada situación de deterioro provocada por la eutrofización (un fenómeno causado por un exceso de nutrientes en un ecosistema acuático) y el impacto del cambio climático (que provoca un aumento de la temperatura media del agua y eventos de calor extremo cada vez más frecuentes).

Cosas que debes saber del Mar Menor

Antes de comenzar con el tema, debemos dejar claras unas cuestiones básicas sobre el Mar Menor y su singularidad.

En primer lugar, hay que aclarar que, aunque el Mar Menor incluya mar en su denominación, no se trata de un mar sino de una albufera. El Instituto Geográfico Nacional (IGN) define albufera como "laguna litoral, en costa baja, de agua salina o ligeramente salobre, separada del mar por una lengua o cordón de arenas". En el caso del Mar Menor, la separación entre esta y el mar Mediterráneo es la Manga del Mar Menor, una lengua de tierra de 21 kilómetros de longitud y entre 100 y 1.200 metros de anchura.

La Manga está interrumpida en cinco puntos de su recorrido, denominados "golas", en los que las aguas del Mar Menor conectan con el Mediterráneo y permitían el paso de embarcaciones. Existen cinco golas, dos naturales (Torre y Ventorrillo) y tres artificiales (Charco, Marchamalo y el Estacio).

El Mar Menor es la laguna salada más grande de Europa, con 136 km2 de superficie, una longitud de costa de 73 km y una profundidad media de 4,4 metros. Según explica en SINC Angel Pérez-Ruzafa, catedrático de ecología de la Universidad de Murcia, las lagunas costeras como el Mar Menor son "ecosistemas altamente productivos desde el punto de vista biológico, con productos pesqueros como las doradas, lubinas, anguilas, magres o los mújoles y sus huevas".

Aprovechando esta variedad de especies acuáticas, los humanos han desarrollado sistemas de pesca que permiten la entrada de peces alevines, pero impiden la salida de los adultos en su migración reproductiva. En el caso de la albufera murciana, en la época árabe se desarrollaron las encañizadas: un sistema de pesca instalado en las golas formado por un laberinto de cañas clavadas al suelo y redes que solo permitía salir a los peces de menor tamaño.

"Pero, al contrario que en la gran mayoría de las lagunas costeras, donde la elevada productividad va asociada a aguas turbias como consecuencia de la proliferación de algas microscópicas que constituyen el fitoplancton, el Mar Menor es capaz de mantener aguas transparentes", explica Pérez-Ruzafa. Esta característica singular de la albufera murciana la convierte en un reclamo turístico y, a su vez, en un ecosistema con una fuerte presión antropológica.

Según Canal Mar Menor, en la albufera confluyen hasta 10 figuras de protección ambiental y otras catalogaciones de interés geológico y ecosistémicos. Entre otras, se considera espacio protegido Red Natura 2000, tanto como Zonas Especiales de Conservación (ZEC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). También es Humedal de Importancia Internacional (HII), conforme al Convenio sobre Humedales de Importancia Internacional (Ramsar), y es Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo (ZEPIM) incluida en el lugar denominado “Área del Mar Menor y Zona Oriental mediterránea de la costa de la Región de Murcia”.

El entorno en el que se asienta el Mar Menor, según el Colegio de Biólogos de la Región de Murcia, es una zona semiárida con sequías importantes, por lo que tradicionalmente ha predominado la agricultura de secano, que únicamente aprovecha las aguas de lluvia para regar los cultivos. Con la llegada de las aguas procedentes del trasvase Tajo-Segura, esta se transformó en una intensiva de regadío, "con altas demandas de nutrientes y agua y poco respetuosa con el medio ambiente". A esto se le añaden, recuerda el Colegio de Biólogos, la derogación en 2001 de la ley autonómica 1987 de Protección del Mar Menor por el Gobierno murciano de Ramón Luis Valcárcel (PP), que establecía "controles administrativos previos a las actividades contaminantes y medidas de previsión ante consecuencias desfavorables".

El vertido de nitratos y la sopa verde de 2016

Tras el anterior episodio de mortandad de peces de 2019, un grupo de investigadores de ciencias del mar, ecología y biología lanzó un comunicado donde recordaban que la comunidad científica llevaba “casi 30 años alertando por activa y por pasiva” del riesgo ecológico que supone la entrada de grandes cantidades de nitratos al Mar Menor procedentes de la agricultura intensiva y del sector agroindustrial de la comarca Campo de Cartagena.

Este vertido de fertilizantes (compuestos de nitrógeno y fósforo) provoca un fenómeno llamado eutrofización, que es cuando el ecosistema no puede amortiguar este exceso de nutrientes y provoca un desarrollo masivo de algas y plancton. El principal síntoma de este proceso es el color verde que presentan las aguas, tal y como sucedió en el Mar Menor a partir de 2016. La Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) y el Foro Mundial para la Naturaleza (WWF) denunciaron que esta laguna se había convertido en “una gran sopa verde". Juan Manuel Ruiz Fernández, científico del Centro Oceanográfico de Murcia explica en este artículo de La Verdad de manera detallada este proceso de eutrofización.

Pérez-Ruzafa explica que los procesos de eutrofización, una vez desencadenados, son complicados de frenar y todavía más difíciles de revertir. “De hecho, debido a la liberación progresiva de nutrientes [...] el estado eutrófico puede prolongarse durante mucho tiempo. Incluso si se toman medidas drásticas que corten la entrada de nutrientes”.

En cuanto al episodio de este verano, según la monitorización de Canal Mar Menor, durante la semana del 9 de agosto de 2021 (antes del último episodio de mortandad de peces) se estima que se vertieron a la laguna 1.172 kilos de nitratos cada día, procedentes de la actividad agrícola y que llegan al Mar Menor tanto por aguas superficiales como subterráneas. La siguiente semana, del 12 de agosto, esta cifra llegó a los 1.449 kilos diarios. En el histórico de monitorizaciones de Canal Mar Menor aparecen cifras mucho más elevadas, como los 10.803 kilos diarios alcanzados la semana del 1 de junio de este año o los 23.180 kilos diarios alcanzados en la semana del 31 de marzo de 2020.

Esta entrada de nitratos, según explica a Maldita.es Pedro Luengo, coordinador de  Ecologistas en Acción en la Región de Murcia, se produce desde hace varias décadas. “Sobre todo desde los años 80, cuando se empezó a transformar el secano por regadío, con agua del trasvase Tajo-Segura. En ese tiempo se ha llegado a más de 60.000 hectáreas de regadío intensivo con un uso excesivo de abonos que han contaminado el suelo y el acuífero de Murcia y el Mar Menor”.

Dos informes de la Oficina de Impulso Socioeconómico del Medio Ambiente del Gobierno de Murcia, a los que tuvo acceso Datadista para su especial sobre el Mar Menor, evidencian que en los últimos 30 años se ha intensificado el cultivo y aumentado el regadío, especialmente en dos momentos clave: en 1997, cuando se sustituye la agricultura de secano (que solo aprovecha aguas de lluvia) por la de regadío y se va eliminando parte de la estructura de bancales que retiene agua de lluvias; y 2011, cuando se elimina por completo estas antiguas estructuras y se planta a favor de la pendiente, facilitando la llegada de agua de regadío a la laguna.

En Maldita.es ya os hemos contado cuáles son las competencias legales del Gobierno murciano y el Estatal en esta crisis ecológica y de qué manera pueden reducir o retirar los nitratos que se vierten por parte del sector agrario a la laguna.

Las praderas marinas y su importancia en el oxígeno del agua

Esta eutrofización provoca que las algas y plancton se acumulen en la superficie del agua, lo que impide el paso de la luz solar al fondo de la laguna. Esta radiación es un elemento vital para las praderas marinas, y las praderas marinas son básicas para el mantenimiento del ecosistema acuático: producen oxígeno, almacenan gases de efecto invernadero y pueden absorber grandes cantidades de nutrientes, como explica Ruiz Fernández en esta entrevista en el portal Ecomandanga.

Si no les llega la luz, las praderas marinas no pueden generar energía suficiente y acaban falleciendo. Un seguimiento del Instituto Español de Oceanografía y ANSE señalaron que en 2016 habían desaparecido el 85% de las praderas marinas del Mar Menor que se habían cartografiado en 2014, con el perjuicio que esto puede suponer en la laguna, el descenso en los niveles de oxígeno en agua y la liberación de nutrientes contaminantes que antes retenían estas praderas.

Mortandad de animales marinos de 2019 y de agosto de 2021

El 12 de octubre de 2019 se produjo un primer episodio de mortandad de animales marinos en el Mar Menor. Según explicó a Maldita.es el investigador del grupo de Ecosistemas de la Universidad Politécnica de Cartagena, Francisco López Castejón, los valores de oxígeno registrados ese día en la laguna eran de 0 mg/l, es decir, no había oxígeno en el agua. “Es tan simple como dramático: sin oxígeno [los peces] no pueden vivir”. 

Como explica el investigador, tras las lluvias de la DANA de septiembre de 2019, había una masa de agua sin oxígeno en el centro de la laguna. “Esta capa de agua, al desplazarse por las corrientes, obliga a los animales a huir a zonas con oxígeno. Sin embargo, si huyen hacia la costa pueden quedar atrapados entre la zona sin oxígeno y la tierra, terminando de morir en la orilla”, sostiene. Pero la DANA no ha sido la única culpable: es fruto de varios factores sostenidos en el tiempo

En octubre de 2019, el pico de mortalidad coincidió con una DANA que ocurrió en septiembre en el Levante español y que afectó a este episodio (aunque el investigador recuerda que el ecosistema del Mar Menor ya estaba muy dañado por la “mala gestión” por parte del Gobierno de Murcia). Este fenómeno meteorológico, apunta López, “introdujo una gran cantidad de materia orgánica y agua dulce”: la materia cae al fondo y es degradada por bacterias, “consumiendo el oxígeno”; mientras que el agua dulce, que se queda en la superficie, ‘tapona’ la entrada de oxígeno procedente de la superficie.

Pero a este último episodio no le ha precedido ningún fenómeno meteorológico que haya acompañado la mortandad. El Servicio de Pesca y Acuicultura de la Región de Murcia informó el 17 de agosto (un día después de la aparición de peces muertos en las costas) que el Mar Menor presentaba zonas de anoxia “con valores cercanos al cero”, según recoge La Verdad. Al igual que en 2019, la falta de oxígeno es lo que acaba por provocar esta muerte masiva de animales marinos. Queda por saber, de manera científica, qué es lo que ha provocado esta situación en este momento concreto del calendario.


Primera fecha de publicación de este artículo: 01/09/2021

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