MENÚ

Relación entre edulcorantes y salud: por qué aunque su uso es seguro, no se consideran una forma saludable de endulzar los alimentos

Publicado
Actualizado
Comparte

El consumo excesivo de azúcar se relaciona con diferentes problemas de salud como la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y la obesidad. A su vez, esta última se vincula con otras muchas otras patologías; sin ir más lejos, con hasta 13 tipos distintos de cáncer. Por ello, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) señala que la ingesta de azúcares añadidos y libres debe ser lo más baja posible.

Dadas las repercusiones del azúcar en nuestra salud, es habitual que nos topemos con toda clase de propuestas para intentar reducir su consumo sin renunciar al sabor dulce de postres y otras recetas: desde ‘productos sin azúcares añadidos’ que sí los llevan, hasta ‘pseudónimos’ de este ingrediente (jarabe de maíz o mala, fructosa, melaza, dextrosa…), pasando por opciones no del todo saludables (como cremas, papillas y zumos de fruta) u otras sustancias endulzantes, como los edulcorantes acalóricos. Pero, ¿son estos últimos una alternativa interesante para nuestra salud? 

La Organización Mundial de la Salud desaconseja consumir edulcorantes para controlar el peso*

La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el 15 de mayo de 2023 una nueva guía en la que desaconseja usar edulcorantes sin azúcar (NSS, por sus siglas en inglés) como la sacarina o la estevia para controlar el peso corporal o reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles. La nueva recomendación de este organismo se basa en “los hallazgos de una revisión sistemática de la evidencia disponible que sugiere que el uso de NSS no confiere ningún beneficio a largo plazo en la reducción de la grasa corporal en adultos o niños”. Además, según dicha revisión, el uso a largo plazo de los edulcorantes puede provocar posibles efectos no deseados en la salud, “como un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos”.

La OMS destaca que su recomendación actualmente se considera condicional “debido a que el vínculo observado en la evidencia entre los edulcorantes no azucarados y los resultados en enfermedad podría estar confundido por las características basales de los participantes en el estudio y los complicados patrones de uso de estos edulcorantes”. “Esto indica que las decisiones políticas basadas en esta recomendación pueden requerir un debate sustantivo en contextos de países específicos, vinculados, por ejemplo, al alcance del consumo en diferentes grupos de edad”, afirma.

Los edulcorantes son seguros, pero aumentan el umbral del dulzor

Es cierto que los edulcorantes no suponen un plus en la ingesta total de calorías diarias, están controlados y regulados por la EFSA y no se relacionan directamente con ninguna patología, como sí lo hace el azúcar, dado que su consumo en las dosis a las que se emplea es seguro

Ahora bien, uno de los principales problemas de su ingesta habitual, como ocurre con los potenciadores de sabor, es la alteración de nuestro sentido del gusto: al tener un poder endulzante mucho mayor que el azúcar, aumentan nuestro umbral de dulzor, favoreciendo que solo los alimentos muy dulces (normalmente ultraprocesados y poco saludables) lo satisfagan. 

Es decir, que el consumo habitual de productos con edulcorantes acalóricos termina por ‘maleducar’ nuestro paladar, acostumbrándole a un nivel de dulzor que no puede competir con el de los alimentos sin procesar. A la larga, es posible que recurramos a ellos de nuevo, en busca de sensaciones similares.

“Si nos acostumbramos al sabor dulce de los edulcorantes nos resultarán menos apetecibles otros alimentos naturalmente dulces, como las frutas o las verduras”, señala a Maldita.es Daniel Ursúa, dietista-nutricionista. “Tenemos que intentar reducir su consumo, sean del tipo que sean, para poder reacostumbrar a nuestro paladar y papilas gustativas a los sabores de verdad de los alimentos”, explicaba la dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos Beatriz Robles en Saber Vivir

Como explica David Ludwig, especialista en obesidad del Boston Children's Hospital, afiliado a la Universidad de Harvard en la web de la institución, "la sobreestimulación de los receptores de azúcar por el uso frecuente de estos edulcorantes hiperintensos puede limitar la tolerancia a sabores más complejos". En otras palabras, "el uso de edulcorantes artificiales puede hacer que se reduzca el consumo de alimentos saludables y nutritivos y aumente el de productos aromatizados artificialmente con menor valor nutricional", concluye el artículo.

Estos son las conclusiones a las que apuntan estudios como este, publicado en la revista Physiology & Behavior; este, publicado en Current Nutrition Reports o este, en Appetite.

El problema no son los edulcorantes, sino los productos de los que forman parte

Los edulcorantes, en general, suelen formar parte de productos poco saludables que buscan reducir la cantidad de azúcar, pero que mantienen el resto de ingredientes, como harinas refinadas, sal y grasas perjudiciales para la salud. Es decir, reduciendo el consumo de los productos que suelen utilizar edulcorantes acalóricos, no solo estaremos disminuyendo la ingesta de este ingrediente (y, por lo tanto, ‘reeducando’ nuestro sentido del gusto), también de otros poco saludables

Además, no solo debemos prestar atención a este aspecto en el momento de hacer la compra: si utilizamos edulcorantes para endulzar recetas caseras poco saludables, el problema será comer esa galleta o ese bizcocho con la idea de que, de esta forma, repercutirá positivamente en nuestra salud (spoiler: no).

“Los edulcorantes nos permiten reducir la carga calórica de los alimentos, pero debemos recordar que, tanto si endulzamos un bizcocho con edulcorantes, como si lo hacemos con purés de fruta o azúcar, seguirá siendo un bizcocho y, como tal, su consumo debería ser ocasional. Es muy importante no pensar que utilizar edulcorantes es sinónimo de saludable”, concluye Ursúa.

Actitud compensatoria: menos calorías de aquí, pero más de allá

Por último, como ocurre con los productos light, la reducción de calorías que conlleva elegir esta alternativa para endulzar frente a otras como el azúcar, la miel o los jarabes puede hacer que, ‘como engorda menos’, comamos el doble. En este caso, no importa que ingiramos el doble de edulcorantes, pero sí el doble del producto que los lleva (en especial si, como decíamos, se trata de productos poco saludables).

En conclusión: a pesar de que elijamos estos componentes para reducir la calorías diarias, su consumo podría incluso conseguir el resultado contrario. 

Este contenido es apoyado por la iniciativa “Alimentando el cambio” de DANONE EDP en el que Maldita.es colabora elaborando contenidos independientes según su metodología.

*Hemos actualizado este tema el 17 de mayo de 2023 para incluir la opinión de la OMS sobre usar edulcorantes sin azúcar para controlar el peso corporal o reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles.


Primera fecha de publicación de este artículo: 02/11/2021

Hazte maldito, Hazte maldita
Te necesitamos para combatir los bulos y la mentira: sólo juntos podemos pararla. En Maldita.es queremos darte herramientas para protegerte contra la desinformación, pero sólo con tu apoyo será posible.

Eres muy importante en esta batalla para que no nos la cuelen. Seguro que tienes conocimientos útiles para nuestra batalla contra los bulos. ¿Tienes conocimientos de idiomas? ¿Lo tuyo es la historia? ¿Sabes mucho sobre leyes? ¡Préstanos tu Superpoder y acabemos juntos con los bulos!

También puedes apoyarnos económicamente. Maldita.es una entidad sin ánimo de lucro y que sea sostenible e independiente, libre de publicidad y con profesionales bien remunerados dedicados a luchar, contigo, contra la desinformación depende de tu ayuda. Cada aportación cuenta, cualquier cantidad es importante.