El 11 de febrero se celebra el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia con el objetivo de señalar la brecha de género que existe en esta profesión y cómo eso implica que el proceso científico y sus resultados son peores.
Ya hemos desmentido algunos mitos relacionados con las mujeres y las matemáticas. Aquí van algunas cifras y datos que reflejan la brecha de género en la ciencia.
Solo el 28% de las investigadoras en el mundo son mujeres
Según el informe Descrifrar el Código: La educación de las niñas y las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) elaborado por la UNESCO en 2019, solamente el 28% de las personas dedicadas a la investigación científica en el mundo son mujeres.
"Estas diferencias tan grandes, esta desigualdad tan profunda, no se dan por casualidad. Son demasiadas las niñas que se ven impedidas de avanzar por causa de la discriminación, los sesgos, las normas sociales y las expectativas que impactan la calidad de la educación que reciben y las disciplinas que estudian", dice ese informe.
Más universitarias pero desigualmente repartidas
Si nos fijamos en España, según el informe Datos y Cifras del Sistema Universitario Español 2019-2020, en el curso 2018-2019 el 54,8% de las matrículas universitarias en nuestro país correspondían a alumnas.
Sin embargo, no están distribuidas de forma homogénea: en las carreras de Ciencias de la Salud las mujeres suponen el 70,3 por ciento de los matriculados mientras que en Arquitectura e Ingenierías son el 24,8%.
Un caso extremo es el de las matrículas en estudios universitarios de Informática, en los que las mujeres no solo son minoría sino que además han ido a menos en las últimas décadas: de 30 % en 1985-87, a 12 % en 2016-17, según recoge este estudio basado en los datos del Ministerio de Educación.
En España: el 50,8% al principio de la carrera investigadora, el 26% al final
De nuevo mirando a España, y concretamente en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el CSIC, que agrupa a la mayoría de los centros públicos de investigación de nuestro país, la situación empeora a medida que se avanza en la carrera científica.
Según el Informe Mujeres Investigadoras CSIC 2020, realizado con los datos del personal que consituía este organismo a 31 de diciembre de 2019, a nivel de investigadores predoctorales, las mujeres suponen el 50,8%, un poco más de la mitad, pero esa equiparación va disminuyendo a medida que se va subiendo en la escala: al llegar a científicos titulares la balanza ya se ha desequilibrado y las mujeres son el 40%; y en la categoría de profesores de investigación son el 26%.
El 50% han sufrido acoso sexual
Mirando ahora a otros países, en 2018 la Academia Nacional de Ciencia, Medicina e Ingenieríade Estados Unidos publicó un informe sobre acoso sexual, entendido este como:
a) acoso por cuestión de género (sexismo y comportamiento hostil),
b) atracción sexual no deseada (proposiciones y comentarios sexuales no deseados) o
c) coerción sexual (cuando un trato profesional o educativo positivo se condiciona a acceder a una práctica sexual).
Según ese informe, el 50% de las profesoras y del personal científico femenino de las instituciones académicas estadounidenses han sufrido algún tipo de comportamiento considerado acoso sexual, y el mismo porcentaje se obtenía al encuestar a estudiantes y personal universitario.
Las científicas salen mucho menos en los medios
Algunos estudios han analizado la visibilidad pública y social que tienen las mujeres en general y las científicas en concreto en los medios de comunicación, y el resultado es que se las ve menos que a sus colegas masculinos.
Según un estudio publicado en 2015 y realizado también en Estados Unidos, de cada seis nombres propios que aparecen en la prensa, cinco son de hombre y solo uno es de mujer. La mayoría de las veces aparecían citadas como representantes de la opinión popular (preguntándoles por la calle, por ejemplo) o como fuentes de una experiencia personal. Solo en el 9% de los casos se las citaba como expertas.
20 mujeres han ganado un Nobel de ciencia frente a 598 hombres
Un premio como los Nobel, que por su normativa no pueden premiar a más de 3 científicos de cada campo al año y no pueden otorgarse a grandes equipos, son injustos por naturaleza. Pero se consideran el mayor honor al que un científico puede aspirar y por eso su distribución es significativa. Desde que comenzaron a otorgarse en 1901, solo 20 mujeres han recibido un Nobel en categorías científicas (Medicina, Física o Química), frente a casi 600 hombres. En total, teniendo en cuenta todas las categorías, solo el 6% de los premiados con un Nobel en toda su historia son mujeres.
Las causas: falta de referentes, conciliación, estereotipos, entornos hostiles...
La causa de de esta desigualdad es compleja. "No creo que haya un único problema, son varios: falta de referentes, falta de conciliación, estereotipos y un entorno hostil", enumera para Maldita Ciencia Victoria Toro, directora de comunicación de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas que con ocasión de este 11 de febrero ha lanzado la campaña #NoMoreMatildas para reivindicar precisamente los referentes científicos femeninos que aún hoy son mucho menos visibles que los masculinos.
Coincide con ella Marta Macho, matemática y divulgadora científica, coordinadora de la web MujeresConCiencia: "El problema es una mezcla de muchas cosas: estereotipos que empujan a unos estudios y no a otros, falta de referentes, entornos muy hostiles y muy jerarquizados en los que hay poco para repartir y se lucha con uñas y dientes, puro machismo,... de todo" dice a Maldita Ciencia.
Tanto Toro como Macho señalan que este no es un problema exclusivo de la carrera científica. "Todo el sistema de ciencia (como toda la sociedad) está organizado en torno a los hombres, desde los horarios hasta el diseño de los laboratorios. Esa falta de adecuación a las necesidades de las mujeres hace que para ellas sea más complicada la carrera científica, tal y como ocurre en el resto de las profesiones. Pero en la carrera científica que es muy exigente y genera mucha presión, quizá la desigualdad sea más evidente", concluye Toro.