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Por qué no se puede decir que han aumentado los fallecidos por olas de calor un 13.250% en sólo tres años

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"Número de muertes por olas de calor en España: 2016 (7 fallecidos), 2017 (7 fallecidos), 2019 (9 fallecidos), 2022 (700 en Junio y 360 en dieciséis días de Julio!) ¡Han aumentado los fallecidos por olas de calor un 13.250% en sólo 3 años! Nos toman por idiotas” (sic), afirma un contenido viral. Otra versión usa capturas de titulares de medios de comunicación para sacar las cifras de esos cuatro años. Pero es un bulo: las cifras de 2022 son estimaciones del exceso de muertes atribuidas al calor y las del resto de años sólo incluyen muertes directas por golpes de calor. Es decir, no se puede establecer un porcentaje de aumento entre ambas porque no son comparables. De hecho, de momento, en 2017 el exceso de mortalidad atribuible al calor fue mayor que la que llevamos en 2022.

Los golpes de calor son una parte menor de las muertes provocadas por el calor

Respecto a 2016 y 2017, el titular usado en el bulo dice que hubo “siete muertos por golpe de calor en 2017, lo mismo que en todo 2016”. En realidad, esta cifra se limita sólo a muertes por golpe de calor hasta el 14 de julio de 2017. En cuanto a 2019, el titular reflejado en el bulo dice que “dejó 26 muertos por temporales y 9 por olas de calor en España”, pero, de la misma forma que el anterior, en realidad se refiere sólo la mortalidad provocada por golpes de calor, como indica el cuerpo de la noticia.

Pero, como ya hemos explicado en Maldita.es, las elevadas temperaturas no suelen matar de forma directa con golpes de calor sino por empeoramiento de enfermedades previas y también por la contaminación asociada a las olas de calor. Las muertes “muy pocas veces se producen por los golpes de calor. En el año 2003 hubo un exceso de mortalidad de 6.600 personas en la primera mitad de agosto. Se atribuye al exceso de temperaturas pero sólo un 2% fue por golpe de calor. 6.400 se debieron al agravamiento de enfermedades, sobre todo en personas mayores”, explicó a Maldita.es Julio Díaz, director de la Unidad de referencia en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano, que forma parte de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).

Los datos reales del exceso de mortalidad atribuible a las altas temperaturas

En cambio, los titulares de 2022 se refieren a cifras que provienen de las muertes atribuibles a las elevadas temperaturas, procedente del Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo) del ISCIII. Este sistema estima, del exceso de mortalidad en estos días, cuánto se puede atribuir al exceso de temperaturas, aunque no se trata un registro de defunciones causadas por el calor, como ya explicamos en Maldita.es.

Con base en los datos de MoMo, sí se puede comparar las muertes atribuidas por este programa al exceso de temperaturas desde 2015, pues MoMo publica informes con las defunciones asignables a esta causa entre el 1 de junio y el 15 de septiembre de cada año desde 2015.

En el verano de 2015, la cifra fue de defunciones por calor fue 2.123 y el año que más hubo fue 2017 con 2.406. De forma provisional, los fallecidos por calor en 2022 hasta el 19 de julio son 1.904. Un dato mayor que el de los cuatro previos, aunque inferior, de momento, al de otros años. Pero en ningún caso un 13.250% más que en 2019 (con los datos provisionales, el aumento con respecto a 2019 es del 35,13%).

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Estos datos son estimaciones del exceso de muertes durante días de calor extremo, no muertes registradas que tengan como causa de muerte, directa o indirecta, el calor. El sistema MoMo “hace estimaciones estadísticas de excesos de mortalidad para un día determinado comparando series históricas”, indicaron desde el ISCIII a Maldita.es. Así, “se calcula e infiere valores relativos a todas las causas y atribuibles a temperatura, no números exactos de defunciones”. Por lo tanto, las cifras que publica MoMo “no son personas fallecidas (no es un registro de defunciones concretas), sino el cálculo estadístico de la estimación del exceso de mortalidad” que se atribuye al exceso de temperaturas, concluye el ISCIII.

El ISCIII ha indicado también en una nota que las estimaciones no son consolidadas hasta al menos un mes desde su publicación porque se hacen correcciones por retrasos en la notificación de la mortalidad, aunque dan "una idea de la evolución de los excesos de mortalidad estimados en la población española​". La institución detrás de MoMo aclara que usar estos datos para decir que "han fallecido xxx personas por esta ola de calor" es "incorrecto".

Las muertes por calor se registran como tal normalmente, sino por las causas que están detrás como infarto o isquemia, por lo que no es correcto utilizar el número de muertes registradas como muertes por calor, aclaró a Maldita.es Ana María Vicedo, epidemióloga climática y jefa del grupo de cambio climático y salud del Instituto de Medicina Social y Preventiva de la Universidad de Berna (Suiza).

“Nosotros lo que hacemos es estimar con modelos epidemiológicos cuál es el riesgo de mortalidad asociada al calor y la correspondiente fracción de muertes, que es diferente a lo que se hace en MoMo”, añade. En su opinión, MoMo está “claramente desfasado” porque se basa en datos ‘esperados’ y no tiene en cuenta la mortalidad observada: “Actualmente existen herramientas y métodos mucho más adecuados que pueden dar una estimación más precisa del número de muertes por calor”.

Aurelio Tobías, investigador científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), también es crítico con el sistema del ISCIII porque “intentan adaptar una metodología básica que únicamente sirve para estimar sobremortalidad para atribuir a causas específicas a través de una metodología desfasada, cuando sería mucho más sencillo utilizar el riesgo de mortalidad asociado al calor y su correspondiente fracción de muertes en un estudio de atribución al calor”.

No sólo muertes por calor: partículas en suspensión y ozono troposférico

Julio Díaz aclaró a Maldita.es que “no toda la mortalidad que se produce es atribuible a la temperatura”. Por ejemplo, las dos primeras olas de calor de 2022 han coincidido con una entrada de polvo de Sáhara que contamina el aire con partículas en suspensión y causa muertes, como explicamos al hablar de la calima sahariana.

Además de por las elevadas temperaturas y la contaminación por partículas en suspensión, hay que sumar efecto en la salud del ozono troposférico, un contaminante en alta concentración en el aire como consecuencia del calor. Lo señala Julio Díaz: “Se ha disparado el ozono y han aumentado las muertes. No todas las muertes que se producen en una ola de calor son atribuibles sólo a la temperatura, sino también por contaminación de partículas pequeñas y sobre todo por ozono”.

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