https://www.youtube.com/watch?v=7EPHH2i-VEE Yo soy Ibrahim Traure, hijo de Kera, forjado en el Sagel, líder de Burkina Faso. Hoy hablo directamente contigo, Luis Ignacio Lula da Silva, presidente del Brasil. El mundo nos está observando y África ya no va a callarse. ¿Quieres saber lo que está en juego? Entonces escucha, porque mis palabras van a cortar como una hoja afilada. Este es un mensaje de verdad, de fuego, de un continente que no se arrodilla. Y empieza ahora. Presidente Lula, yo crecí en un pueblo donde el sol quema la piel y la esperanza es más rara que el agua, que era 1988. Mi madre vendía mi hijo en el mercado. Mi padre reparaba bicicletas con manos callosas. Me enseñaron que la dignidad no se negocia, ni por oro, ni por promesas. A los 12 años ya sabía que el mundo no da nada gratis, especialmente para África. Pero también aprendí que cuando uno lucha, el mundo te respetará y por eso estoy aquí hablando contigo con el pecho abierto, sin miedo. Tú, Lula, fuiste un hombre del pueblo. Sé tu historia, el tornero mecánico, el sindicalista, el hombre que enfrentó dictaduras. Por eso, cuando te veo hoy al frente de un país que podría ser faro del sur global, me pregunto, ¿dónde está ese fuego? ¿Dónde está aquel hombre que le decía que no al imperio? Porque desde este lado del océano lo que veo es a Brasil, bailando un bals peligroso con las mismas aves rapaces que han saqueado a África durante siglos. Hablemos claro. En 2024, tu gobierno firmó acuerdos con multinacionales americanas y europeas vendiendo tierras del tamaño de provincias a empresas mineras que no les importa un comino el pueblo brasileño. ¿Sabes qué hacen esas empresas aquí? Llegan con Sir, sonrisas falsas prometiendo empleos, pero dejan ríos envenenados y comunidades destruidas. En Burkina Faso yo nacionalicé nuestras minas de oro. Eche a los parásitos y construí una refinería para que nuestra riqueza se quede con nuestro pueblo. Y tú, ¿por qué estás entregando la Amazonia a los mismos que nos esclavizaron? No soy ingenuo, Lula. Sé que gobernar es jugar ajedrez con serpientes. Pero cuando te sientas a la mesa con Occidente, mientras ellos montan guerras por poder, en mi continente estás eligiendo un bando y no es el nuestro. En 2025, mientras hablo, drones franceses sobrevuelan el sagel, apoyando insurgentes que matan a mi gente. ¿Crees que es casualidad que justo después de tu encuentro con el presidente de Estados Unidos, un cargamento de armas desapareció en aguas internacionales solo para reaparecer en manos de rebeldes en Malí? Yo no creo en casualidades, presidente. Y usted tampoco debería. Quiero contarte algo que pasó hace dos meses, en marzo de 2025. Estaba en Huagadugu, planificando nuestra próxima ofensiva contra los insurgentes, cuando uno de mis hombres trajo una noticia que me heló la angre. Un diplomático brasileño, alguien de su círculo, fue visto en Bamaco reuniéndose con un conocido traficante de armas. Su nombre no importa aún, pero lo que ofreció sí tecnología de drones, supuestamente para ayudar en la seguridad regional. Solo que esos drones nunca llegaron a manos de gobiernos africanos. Fueron a parar a los enemigos de mi pueblo, a los mismos que queman pueblos y degüellan gargantas en nombre de una jihad financiada por manos extranjeras. Podría haberme quedado callado, Lula. Podría haber mandado un telegrama educado, como hacen los cobardes, pero no soy así. Cuando vi esos informes, sentí hervir la sangre. Porque si esto es cierto y te doy el beneficio de la duda, entonces alguien en tu gobierno está jugando sucio y si no lo sabías, está siendo usado. De cualquier manera, es un problema y yo no me quedo cruzado de brazos mientras mi continente sangra. ¿Has oído hablar de la cumbre de Addis Saabeba? En febrero de 2025, líderes africanos nos reunimos para discutir el futuro de nuestro continente. Estuve allí y sabes lo que dijimos? Basta de ser peones en tableros ajenos. Basta de potencias extranjeras decidiendo quién vive y quién muere. Propusimos una alianza económica y militar, la Liga del Sagel, para unir a Malí, Niger y Ga. Burkina Faso contra la injerencia externa. ¿Y sabes qué escuché sobre Brasil? Que rechazaste nuestra invitación para apoyar esta iniciativa, prefiriendo la neutralidad. Neutralidad, Lula. En un mundo donde el silencio es complicidad, la neutralidad es traición. Sé que tienes tus razones. Brasil es grande, sus deudas aún más. Y los gringos siempre tienen una correa lista. Pero escucha esto, África está despertando. Burkinafaso está de pie y no vamos a arrodillarnos. Cuando asumí el poder en 2022 tras el golpe, no fue por ambición, fue porque vi soldados morir por falta de botas mientras políticos llenaban sus bolsillos con dinero sucio. Vi niños llorar en aldeas destruidas, mientras los llamados aliados occidentales nos ofrecían migajas y decidí que era hora de cambiar. ¿Alguna vez sentiste ese fuego, Lula? El fuego de saber que tu pueblo merece más. Entonces, ¿por qué lo estás apagando? ¿Por qué en lugar de unirte a nosotros dejas que Brasil sea un escenario para juegos ajenos? Te respeto como líder, pero respeto no es su misión. Si quieres ser aliado del sur global, demuéstralo. Deja de firmar acuerdos que entregan tu soberanía. Ven a la mesa africana no como espectador, sino como hermano. Porque si sigues por este camino, no seremos solo nosotros los que pagaremos el precio. Ayer recibí un informe que me quitó el sueño. Un cargamento de uranio proveniente de Niger fue interceptado en el Atlántico. su destino, un puerto brasileño, su remitente, una empresa pantalla vinculada a la misma red que financia a los insurgentes del Sagel. No tengo pruebas de que tu gobierno esté involucrado, pero tengo preguntas. [...]