Ni más ni menos que 189 kilos: esta es la media de lo que pesaron los residuos de envases que cada persona de la Unión Europea generó en 2021. Todos ellos con su correspondiente impacto medioambiental. En este contexto, es bienvenida toda aquella medida que sea capaz de prevenir y reducir este impacto. Aunque, desde la industria, se sigue trabajando en envases cada vez más sostenibles, como consumidores podemos tratar de reducir su uso en nuestro día a día. ¿Cómo? Por ejemplo, llevándonos la mortadela, el chorizo o cualquier otro embutido en nuestro propio táper.
En España, como consumidor tienes todo el derecho a querer llevarte cualquier alimento o bebida que se venda a granel en tu propio recipiente, también en la pescadería y en la carnicería. Suena de fábula, pero hay que tener en cuenta que el envase de plástico, además de para transportar el alimento, también sirve para protegerlo. Por eso hay que considerar dos cosas: las condiciones en las que está el envase que llevas de casa (sucio y roto no nos vale) y a las que lo expongas a partir de que entre en tu bolsa de la compra (donde la seguridad alimentaria vuelve a llamar a nuestra puerta).
Cuidado con las condiciones de tu recipiente
Si queremos utilizar nuestro propio recipiente al ir a hacer la compra, es importante prestar atención a que su higiene sea la apropiada.
“El hecho de comprar embutidos a granel no tiene por qué implicar más riesgos que la compra de otro tipo de alimentos, siempre que se sigan una serie de recomendaciones”, señala a Maldita.es Victorio Teruel, subdirector general de gestión de la seguridad alimentaria en la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
Como consumidores, quienes deben prestar atención a que el envase esté limpio, desinfectado y sea de un material apto para entrar en contacto con alimentos somos nosotros. En caso de que esté sucio, en malas condiciones o que no parezca adecuado para garantizar la seguridad alimentaria de lo que pretendemos guardar, la persona que vende el producto podrá rechazar servirnos en él.
Si decides llevar tu propio envase, Teruel recuerda las medidas propuestas desde la AESAN. Lo primero, que esté limpio, seco, en buen estado y fabricado con un material apto para el contacto con alimentos. Esto último es sencillo de comprobar: basta con consultar la etiqueta al comprarlo. Si figura la indicación ‘para contacto con alimentos’ o el símbolo de la copa y el tenedor, significa que podemos usarlo para este fin sin problemas.
También es importante escoger el envase que mejor se adapte a cada tipo de alimento. En el caso del embutido, al igual que ocurre con la carne y el pescado, se recomienda tarteras de vidrio o plástico. “Cuando sea necesario, los envases deberán estar provistos de tapa o algún sistema de cierre hermético para evitar que se derrame su contenido y que se produzcan contaminaciones. Además, hay que llevar un envase diferente para cada tipo de alimento, así se evitan posibles contaminaciones cruzadas”, concluye.
La Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria (ACSA) añade que cuanto menos tiempo pase el táper a temperatura ambiente, mejor: al llegar a casa, recuerda meterlo rápidamente a la nevera o al congelador. Y ofrece los siguientes consejos prácticos:
Además de rico, come seguro: ¿cómo garantizar la seguridad alimentaria en casa?
Una vez tenemos el embutido en casa y salvo que se hayan reportado problemas de seguridad alimentaria a partir de la misma pieza o lote, la responsabilidad de las condiciones en la que se guarde, prepare y coma es, evidentemente, nuestra. Y con ello, también las consecuencias que esto puede tener en la salud.
Como recuerda en su página web la ACSA, los alimentos, especialmente la carne y el pescado fresco, son muy vulnerables al crecimiento de los microorganismos. Estos “pueden multiplicarse en los alimentos y provocar intoxicaciones alimentarias si no se toman las medidas adecuadas de higiene y temperatura”. ¿Solución? Higiene y prestar atención a su conservación y a la posible contaminación cruzada.
“Al llegar a casa, los alimentos deben almacenarse de manera adecuada. Los que necesiten frío para su conservación deben ser guardados con rapidez para mantener la cadena de frío. En el caso de los embutidos, pueden ir directamente a la nevera en el envase en el que se hayan adquirido”, indica Teruel.
Además, añade, es imprescindible mantener una higiene adecuada de las manos para manipular los alimentos y los envases, así como mantener la limpieza de las superficies y utensilios de cocina que vayan a entrar en contacto con los alimentos.
“Estas recomendaciones son aplicables a todo tipo de productos alimenticios, pero son de especial relevancia en productos listos para el consumo, que se van a ingerir sin someterse a un tratamiento térmico que elimine los posibles microorganismos, como suele ser el caso de los embutidos”, detalla.
Más allá de los embutidos, otros de los consejos para reducir los posibles riesgos relacionados con los alimentos son no organizar la nevera al tuntún, no descongelar a temperatura ambiente, no perder de vista las fechas de caducidad y de consumo preferente y no compartir utensilios o superficies al manipular alimentos diferentes cuando estamos cocinando, sobre todo aquellos que se van a comer crudos o sin volver a recalentar o cocinar.
Este contenido fue publicado el 7 de noviembre de 2024 en la web de Consumer.