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Cuidado con este vídeo que afirma que la carne de los supermercados “es artificial”: ni “se hace en impresoras” ni para ello se utiliza “mucho plástico”

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Claves
  • Circula un vídeo que afirma que la carne que compramos en los supermercados “se hace en impresoras” utilizando “mucho plástico”
  • Para afirmar que los filetes que sostiene son de carne artificial, utiliza argumentos como que el dibujo de todos los filetes son iguales o la forma en la que estos reaccionan al ponerlos en contacto con la llama de un mechero
  • Es cierto que existen empresas que ‘imprimen’ productos similares a la carne y que están fabricados con alimentos de origen vegetal, pero nunca “con plástico”, como señala el contenido desinformador

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“Hacen carne en impresoras. Supongo que lo hacen con mucho plástico [...] Ya solo los colores son sospechosos y todos los trozos tienen el mismo dibujo”. Estas son las afirmaciones en voz en off de un vídeo en el que una persona acerca un filete crudo de carne de cerdo a la llama de un mechero. Al hacerlo, el filete se quema, quedando negra la zona que ha entrado en contacto con el fuego, en vez de reaccionar como lo hace habitualmente durante el cocinado. Pero ninguno de estos argumentos (ni el sonido ni el olor ni la apariencia al acercar el mechero) significa que ese filete en concreto o la carne de venta en supermercados, en general, sea artificial o de plástico. 

Dibujos, olores y sonidos: nada de esto es una prueba de que un filete sea falso o artificial

Durante el vídeo, se utilizan cuatro argumentos para afirmar que la carne que aparece en las imágenes “es artificial” o “de plástico”: que la parte que entra en contacto con la llama se queda negra, que todos los filetes tienen “el mismo dibujo”, que emite una especie de chisporroteo al acercarlo a la llama del mechero y que el olor que desprende es “a plástico”. 

Si se quema, una de la explicaciones es que “la carne está compuesta por materia orgánica que se está poniendo en contacto directo con la llama”: “Si ponemos un chuletón sobre una hoguera pasará lo mismo”, explica Miguel Ángel Lurueña, tecnólogo de los alimentos, a Maldita.es. “Si todos los filetes tienen ‘el mismo dibujo’ es porque pertenecen a la misma pieza”, es decir, la misma parte del cuerpo del mismo animal, añade el experto. 

Sobre el olor “extraño” o “a plástico” que se menciona en el vídeo (que no podemos comprobar), Lurueña también propone una  explicación: el tipo de llama. “Aquí es de un mechero: gas butano”, señala. “La respuesta es la misma que cuando se quemaba la nieve diciendo que ‘era plástico’”, recuerda a Maldita.es Gemma del Caño. Según explicaba sobre este último fenómeno la física Mar Gómez en Twitter (ahora X), "el combustible del mechero no termina de quemarse por completo y deja restos [...] de ahí el olor a plástico quemado". 

"Al usar un mechero estamos quemando un combustible (butano o gasolina), que contiene una interesante cantidad de impurezas que, al quemarse, forman hollín", detallaba por su parte el biólogo y divulgador Álvaro Bayón en un hilo de X, dando otra posible respuesta al color negro. Sobre el sonido al acercar el filete a la llama, se debe al agua presente en el alimento, el motivo por el que “chisporrotea”, en palabras de Del Caño. 

¿Existen fábricas de carne falsa? Depende de lo que entendamos por “carne falsa”

Al final del vídeo, aparece lo que se insinúa que sería el origen de los filetes que aparecen en las imágenes: una impresora 3D ‘construyendo’ aquello que, haciéndose supuestamente pasar por carne, llegará a nuestro plato. A pesar de que sí hay empresas dedicadas a la impresión de productos destinados al consumo humano con una apariencia similar a la carne, estas no utilizan ingredientes que tengan que ver con el plástico ni venden el producto como carne real, sino que presumen de todo lo contrario.

Una de las más conocidas es Redefine Meat, una empresa israelí que elabora productos veganos a los que apoda “new meat” (nueva carne) que pretenden imitar las cualidades organolépticas (sabor, olor, textura…) de esta. Para ello, utilizan impresoras 3D e ingredientes derivados de vegetales, incluyendo garbanzos, soja, patata, maíz... Así, dicen, consiguen reducir el impacto ambiental asociado a la industria cárnica. 

Preguntados por las imágenes del final del vídeo, afirman a Maldita.es que estas “muestran el proceso de producción de la empresa en 2021”. “Como es natural, nos molesta que alguien intente engañar a la gente sobre nuestros productos diciendo que son ‘plásticos’: Redefine Meat es una empresa [que fabrica productos alimentarios] de origen vegetal y su gama de nuevos productos cárnicos, no solo cumple con las regulaciones de la Unión Europea (UE), sino que utiliza ingredientes de origen sostenible”, señalan. 

En palabras de Alexey Tomsov, ingeniero alimentario de la empresa, para obtener los colorantes naturales que proporcionan a sus productos el color tan típico que se espera de un producto animal, se utilizan extractos de frutas y verduras [min. 01:17]. En ningún caso utilizan materiales plásticos o células madre animales para imprimir sus productos cárnicos, como afirman contenidos en redes

Los alimentos deben pasar controles de seguridad antes de poder comercializarse

De plástico, los de juguete: en el mercado de la UE, no está permitido comercializar alimentos destinados al consumo humano que no sean seguros. En la UE es obligatorio que todas las industrias que elaboran alimentos cuenten, además de con un sistema de prerrequisitos, con uno de análisis de peligros y puntos críticos de control (APPCC) a través del que controlar y prevenir los peligros relacionados con los alimentos. 

Existen distintos tipos: los peligros químicos, en caso de que se detecten sobre el alimento, por ejemplo, restos de desinfectantes o de pesticidas; los biológicos, si hablamos de presencia de ciertas bacterias, insectos, roedores… Pero también los peligros físicos, aquellos en los que se mezclan con el alimento pequeños trozos de materiales como metal, tierra, arena, papel, cartón… y plástico. 

Esto quiere decir que, en el contexto de la UE, no solo no se permitiría que llegase un producto de plástico al mercado alimentario (en este caso, un filete), sino que la industria está preparada para detectar pequeños fragmentos de este material, impidiendo que llegue al consumidor. Si hubiese algún elemento ‘raro’ en ese lote de carne, este se retiraría antes de llegar a nuestra cocina. 

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