“Demasiado café se asocia a un deterioro cognitivo acelerado”. Esto es lo que afirman diversos contenidos, basándose en los resultados de un trabajo científico anunciado en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer 2024 en Filadelfia (Estados Unidos). Este señala, por una parte, que existe relación entre un consumo elevado de café (sin especificar aderezos o preparación) y un declive cognitivo más rápido que si el consumo es moderado o nulo. Así lo indica el propio título del trabajo: ‘El consumo moderado de café y té está asociado con un declive cognitivo más lento: datos del biobanco de Reino Unido’.
Sin embargo, la evidencia científica sobre la relación entre la ingesta de esta bebida y un mayor o menor deterioro cognitivo en la población general no es tan clara y todavía no hay consenso científico al respecto. Además, los estudios solo establecen una correlación, pero no concluyen que el café tenga necesariamente un vínculo directo con el deterioro cognitivo. En base a la evidencia existente, a día de hoy no se puede catalogar el café como un alimento perjudicial para la salud, pero tampoco se puede asegurar que sea inocuo.
Lo que dicen los contenidos
El origen de los contenidos es un estudio presentado el 30 de julio de 2024 en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer 2024 en Filadelfia (Estados Unidos) que, a 22 de agosto de 2024, no está publicado en ninguna revista científica. Fue presentado con el título ‘El consumo moderado de café y té está asociado con un declive cognitivo más lento: datos del biobanco de Reino Unido’. Es decir, los resultados del estudio señalan una asociación entre un consumo moderado de café y una reducción del ritmo del deterioro cognitivo, pero también lo contrario para un consumo elevado de esta bebida.
Según explica la autora de este estudio, Kelsey R. Sewell, en la página web de medicina y salud Medscape, la investigación incluyó a 8.451 participantes mayores de 60 años de Reino Unido a los que se dividió en tres grupos, en función de la cantidad de café o té que solían consumir: (nada; consumo moderado, si tomaban de una a tres tazas diarias o consumo alto, si tomaban cuatro o más tazas diarias).
Al inicio de la investigación, se evaluó la función cognitiva de todos los participantes. Evaluación que se repitió en, al menos, dos visitas posteriores a los pacientes. Según concluye el trabajo, las personas con un consumo alto tuvieron un deterioro cognitivo mayor que quienes tomaban café de forma moderada o quienes no lo consumían tras casi nueve años de seguimiento de media. Sin embargo, y en palabras de Sewell a Medscape, los datos también sugieren que “a lo largo de este periodo de tiempo, el consumo moderado de café puede servir como una especie de factor protector contra el deterioro cognitivo”, destacó Sewell a Medscape.
En cambio, en el caso del té, se observó un declive más rápido entre quienes no lo bebían nunca que entre quienes lo hacían de forma moderada o elevada.
Las limitaciones del estudio
Al tratarse de un estudio observacional y en palabras de Sewell, aún se necesitan ensayos controlados aleatorizados para comprender mejor el posible y supuesto mecanismo neuroprotector de los compuestos del café y el té.
En cualquier caso, el de Sewell se trata de un trabajo que establece una asociación, no una causa, por lo que no se puede concluir que el café sea necesariamente el motivo de un mayor o menor deterioro cognitivo. “Para realizar este estudio, los autores han evaluado sobre todo una cualidad, la inteligencia fluida, y no han analizado otras cualidades también importantes”, señala a Maldita.es Javier Camiña, vocal de la Sociedad Española de Neurología.
Además, el trabajo no dispone de datos sobre el consumo de café o té en personas de mediana edad y no tiene en cuenta el efecto de distintos métodos de preparación o tipos de café y té. Tampoco los autores controlaron el consumo de tabaco, según Medscape, pese a que el consumo de café y ser fumador o fumadora está “asociado fuertemente”. Maldita.es ha escrito a la autora del estudio para intentar acceder al documento pero, a fecha 22 de agosto, aún no ha habido respuesta.
La evidencia científica acumulada
En 2021, Kelsey R. Sewell publicó otro artículo que señalaba una correlación entre un mayor consumo habitual de café y un menor deterioro cognitivo en 227 personas de 60 o más años de Australia. Este estudio va en la misma dirección que buena parte de la evidencia científica anterior.
Una revisión sistemática y metaanálisis del año 2016 encontró relación entre un mayor consumo habitual de café y un menor riesgo de desarrollar alzhéimer. No se trata de un estudio sino un análisis de 11 estudios, lo que supone un mayor nivel de evidencia.
Un año antes, en 2015, una revisión sistemática sobre el consumo de café, té y cafeína y la prevención del deterioro cognitivo tardío y la demencia concluyó que los estudios que encuentran una relación entre el consumo de estas sustancias son demasiados limitados para llegar a ninguna conclusión. Indicaba, además, que son necesarios estudios más grandes y con mayor periodo de seguimiento de la población analizada. Más recientemente, en 2024, un metaanálisis de 33 estudios sí encontró una relación entre consumir 2,5 tazas de café al día y un menor riesgo de alzhéimer. Con una sola taza al día también se vio una asociación hasta una reducción del 11% del declive cognitivo. Ninguno de estos estudios y revisiones sistemáticas aclaran qué tipos de preparación del café analizan (solo, largo, con o sin leche o azúcar…).
Según la evidencia encontrada en los estudios epidemiológicos y en palabras de Camiña, “el consumo de café parece tener tanto efectos positivos como riesgos para la salud de las personas que lo ingieren”. “Además, todos estos efectos, tanto los positivos como los negativos, también parecen estar sujetos a las características fisiopatológicas y a la susceptibilidad individual de cada una de las personas que consumen café”, añade el neurólogo. Es decir, los efectos, positivos o negativos, dependen de cada persona.
“Con lo que sabemos, hoy por hoy, no se puede catalogar el café como un alimento perjudicial para la salud, pero tampoco se puede asegurar que sea inocuo. En todo caso, su abuso, como ocurre con casi todo en esta vida, nunca será recomendable”, concluye Camiña.