Esta semana nos habéis preguntado por un vídeo que se mueve originalmente por Instagram y que advierte de que “el atún es una comida que es bastante peligrosa”, ya que “la proporción de mercurio que tiene en su interior es totalmente dañina”. A pesar de que tanto el atún como otros pescados de tamaño considerable sí contienen mercurio, como explicamos en Maldita.es, la cantidad es mínima y está regulada. Es decir, ¿puedes comer atún? Claro. Ahora bien, es recomendable tener en cuenta la frecuencia con la que lo haces, al igual que ocurre con otros peces de gran tamaño.
Situémonos: el agua del mar contiene bajas concentraciones de metilmercurio (la forma más común de mercurio orgánico que se encuentra en la naturaleza), ya que las algas lo absorben. Los peces, al alimentarse de ellas, ingieren y acumulan el metal (que eliminarán muy lentamente). Esta es la relación entre peces y mercurio.
Ahora bien, ¿por qué el vídeo señala a especies determinadas, como el atún, pero también la caballa o el bonito? Por ser peces de mayor tamaño. Esto supone que no solo se alimentan de algas, sino de otros peces más pequeños y, por ende, ingieren la correspondiente cantidad de metilmercurio que estos han acumulado. Tal proceso se conoce como biomagnificación.
En relación a este tema, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) publicó en 2014 una opinión científica en la que compara los beneficios para la salud del consumo de pescado y marisco y los nutrientes que aportan con los riesgos asociados con contaminantes presentes en los mismos. En ella, señala que estos alimentos son una fuente de energía y proteínas y contribuyen a la ingesta de nutrientes esenciales como el yodo, el selenio, el calcio y las vitaminas A y D. También proporcionan ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3, componente de los patrones dietéticos asociados con la buena salud.
¿Qué pasa con aquellos asociados a una mayor cantidad de mercurio? La autoridad europea recomienda limitar su consumo (no eliminarlo). Esta es la forma, señala, de “lograr los beneficios para la salud del pescado al mismo tiempo que se minimizan los riesgos que plantea la exposición excesiva al metilmercurio”. Además, aconseja que cada país de la Unión Europea reflexione sobre sus patrones de consumo de pescado y marisco y evalúe los diferentes grupos de población con objeto de que los riesgos por la ingesta de metilmercurio no superen a los beneficios para la salud por su consumo.
Hay dos grupos especialmente vulnerables en relación a este compuesto. Por un lado, las mujeres que estén planificando un embarazo y embarazadas, así como las que se encuentran en lactancia y los niños entre 0 y 10 años, a quienes se recomienda evitar el consumo de especies con alto contenido en mercurio (pez espada o emperador, atún rojo, lucio y tiburón). Por otro lado, los niños entre 10 y 14 años, a quienes se recomienda limitar el consumo de estas especies a unos 120 gramos al mes.
En relación a las especies con bajo y medio contenido en mercurio, la recomendación es la misma que para el resto de la población: consumirlo entre tres y cuatro veces por semana, “procurando variar las especies entre pescados blancos y azules”, según las recomendaciones de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
Primera fecha de publicación de este artículo: 07/07/2022