¿Cuántas veces te has parado a pensar si pasar o no una bayeta para limpiar cualquier superficie porque la que tenías a mano daba un poco de asquete? ¿Te ha pasado algo similar con el estropajo al fregar algún cacharro? Y qué nos dices de los utensilios para cocinar, ¿usas los mismos para manipular diferentes alimentos, crudos o cocinados? Si sumas los tres puntos, tienes un buen suspenso en seguridad alimentaria. Pero tranquilo, que hoy vamos a recuperar esa asignatura pendiente.
En Maldita.es ya os hemos hablado de las medidas de seguridad que la industria debe adoptar para disminuir posibles intoxicaciones en el consumidor final, tanto por el propio producto como por su proceso de elaboración. Eso sí: no valdrán de nada si en casa, especialmente en la cocina, no mantenemos la higiene necesaria.
Vida útil de estropajos y bayetas
Respecto a la vida útil de bayetas y estropajos lo recomendable es que se cambien cada semana o 10 días, como señala a Maldita.es Lorenzo Mingallón, tecnólogo de los alimentos y maldito que nos ha prestado sus superpoderes. La ciencia avala esta recomendación: “Está basada en numerosos estudios en cuya práctica totalidad se cita uno realizado en Alemania y publicado en la revista científica Nature”, señala.
En la investigación se observó la alta carga microbiana que suelen tener estos objetos, tan habituales en la limpieza de la cocina, tras una semana de uso (hasta 10.000 millones de bacterias por centímetro cúbico).
“Es decir, estos utensilios se convierten en un reservorio de Escherichia coli, Pseudomonas, Klebsiella, Staphylococcus y otros tipos de bacterias patógenas que, si bien no son de altísimo riesgo para la mayoría de la gente, pueden producir un trastorno estomacal y síntomas de malestar”, señala Mingallón, aunque sí pueden ser más peligrosas para niños pequeños o personas con un sistema inmunitario debilitado. Entre los microorganismos que pueden habitar en nuestras herramientas de limpieza, destaca la posible presencia de Moraxella osloensis. “Para los curiosos: es la más numerosa y la que produce el mal olor que desprenden las bayetas y estropajos sucios”, indica.
Primero agua caliente y luego lejía contra el biofilm
Lo que hacen las bacterias para asegurar su supervivencia es formar estructuras. Si alguna vez has notado que la bayeta de turno tiene un tacto gelatinoso, es que el biofilm (como se denomina a estas formaciones) y tú ya sois viejos conocidos.
Una vez que el biofilm se ha formado, Gemma Del Caño, especialista en calidad de la industria alimentaria, confirma a Maldita.es la derrota: ya no hay nada que hacer, cuesta muchísimo quitarlo. “De hecho, en la industria es un problema muy serio que tenemos que evitar. En casa es más fácil tirar la bayeta que intentar solucionarlo”, explica del Caño. “La clave es conseguir que no se forme, y eso sólo se puede hacer con calor”, añade.
Según la experta, lo ideal para evitar que se forme ese biofilm es lavar a alta temperatura estropajos y bayetas cada uno o dos días, y en un máximo de 10-12 días cambiarlos por otros nuevos: “Vale la lavadora o cocerlo en agua. Hay quienes los meten en el microondas, pero puede explotar, quemar mucho... hay opciones mejores”. Añade que después (y solo después) podremos ponerlos en remojo con lejía diluida (10%) y en agua fría.
Tras lavarlos, es muy importante secarlos bien, sin que presenten arrugas o pliegues. “No pongamos fácil [que los microorganismos] puedan crear puentes entre unos dobleces y otros”, incide Del Caño. Y, de nuevo, recordar que “hay que cambiarlos cada 10 días aproximadamente. Si llevamos a cabo los pasos anteriores desde el primer día (no vale empezar el décimo, cuando ya están pringosos) aguantarán más, unos 12 días. Si están gelatinosos o visiblemente sucios, mejor tirarlos que intentar ganar a los biofilms: tenemos las de perder”, concluye.
La mejor alternativa: el papel de cocina desechable
De hecho, otro consejo que nos da Manuel Pereira, biólogo especializado en bioseguridad y desinfección y maldito que nos ha prestado sus superpoderes es utilizar las bayetas solo para secarnos las manos, los utensilios o las superficies, siempre tras lavar adecuadamente cada una de esas cosas. “Con las bayetas no tenemos que asumir ningún riesgo. Y de hecho, no hay necesidad, gracias a que tenemos una alternativa segura para las situaciones de riesgo, el papel de cocina desechable”.
En cuanto a los estropajos, Pereira recomienda meterlos cada dos días en lejía, sin dejar que se acumule la suciedad visible, y reemplazarlos cuando por desgaste ya no cumplen como estropajo y quedan solo en esponja. Y recuerda que no se debe “nunca eliminar la suciedad grosera con el estropajo, para eso están las espátulas y el papel de cocina. Se retira la suciedad y se recicla como residuo sólido, no lo arrastramos con agua a la red de saneamiento porque es un despilfarro de agua y una sobrecarga para el sistema. Y después fregar, ya con agua.”
En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos Lorenzo Mingallón y Manuel Pereira.
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Este contenido es apoyado por la iniciativa “Alimentando el cambio” de DANONE EDP en el que Maldita.es colabora elaborando contenidos independientes según su metodología.
Primera fecha de publicación de este artículo: 29/07/2021