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MALDITA TECNOLOGÍA

‘30 euros de regalo por apuntarte, luego si quieres te das de baja’: trucos de fidelización para liarte o recabar datos

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Seguro que más de una vez te has apuntado a alguna promoción o te has comprado algo que necesitabas aprovechando un fantástico descuento que, aparentemente, no te cuesta nada. “Con esta promoción, te dan 30 euros de regalo sólo por apuntarte, luego si quieres te das de baja” o “hazte socia para recibir descuentos exclusivos antes que nadie” son frases que has tenido que escuchar sí o sí estando de compras o visto en alguna publicidad.

Si de primeras es gratuito y además se pueden sacar beneficios como una devolución de dinero o descuentos prolongados a lo largo del tiempo y exclusivos, ¿dónde está el truco? La mayoría de las veces en la confianza de que la gente olvidará que está suscrita a una promoción que terminará por costar más de lo que parecía, pero también en la letra pequeña de lo que estamos firmando y los datos personales que estamos otorgando.

¿Por qué nos piden darnos de alta en servicios online a cambio de recompensas?

Muchas veces estas ofertas y promesas de descuentos se fraguan mediante un contrato digital o se aplican a un servicio online. Son parte de las estrategias de marketing para fidelizar clientes que crean las empresas y que pueden darles beneficios directos de varias formas, entre ellas las que os hemos mencionado: aprovechar el paso del tiempo y que olvidemos nuestra suscripción (sumado a la dificultad para darnos de baja) y la colección de datos personales con los que pueden hacerse durante un tiempo determinado.

Pongamos un ejemplo concreto para ilustrar todo esto: a principios de 2020 una cadena que vendía productos electrónicos inició una promoción que consistía en la devolución de 30 euros del total de tu compra ‘solamente’ por apuntarte a una suscripción de un servicio de seguros. Resulta que cuando aceptabas, la suscripción ya no sólo era a un seguro, sino también a un servicio de cloud, para guardar archivos en una nube. Las cosas gratis no paraban ahí, sino que también te regalaban una página web, con el dominio a elegir.

¡Cuántas cosas gratis! ¿Y todo por suscribirme? ¿No hay que hacer nada más? Aparentemente, no. "Los 30 euros llegan seguro, eh, yo lo hice y me llegó a las 4-6 semanas sin problema", decía una empleada en su momento para convencer que se completara el proceso. Al llegar a este punto, con cualquier promoción, desconfía. O, al menos, asegúrate de cuáles son las condiciones exactas a las que estás accediendo.

En este caso concreto, lo que se aceptaba era iniciar un pago mensual para pagar un seguro para el producto electrónico adquirido más el servicio de cloud. El primer mes era gratuito y a partir de ahí se pasaba a pagar una cuota para cada servicio (la más alta que ofrecían, que entre los dos servicios llegaba a los 40 ó 50 euros). Los 30 euros de descuento ya no parecen tan gratuitos, ¿verdad? 

El truco en todo esto está en que el cliente no sea del todo consciente de que en realidad está contratando un servicio mensual que tendrá que dar de baja o mínimo gestionar para no tener que pagar la cuota más elevada. Si se optaba por darse de baja del servicio, se avisa de que los 30 euros de la promoción no llegarán, pero la transacción está hecha y ambas empresas ya cuentan con un buen pellizco de datos del consumidor: nombre apellidos, dirección postal, dirección de correo electrónico, número de teléfono, identificación bancaria y número de cuenta y tipo de producto que se ha comprado. Toda esa información por un servicio que ni siquiera has llegado a utilizar.

Fragmento de un correo de solicitud de acceso a los datos personales que guardan las empresas en cuestión.

Por eso, cada vez que accedas a participar en un programa de este tipo, es importante que leas los términos del servicio que estás firmando. Normalmente, vendrán en contratos de muchas páginas y letra pequeña. A eso habrá que sumarle la Política de Privacidad y las Condiciones de Uso para saber con qué garantías van a tratar tus datos.

¡La letra pequeña! 

Jugar con la memoria de las personas y con la incapacidad de leerse todos los interminables documentos sobre condiciones de uso y datos es algo que las empresas (sobre todo las tecnológicas) hacen continuamente. Un ejemplo de esto son las operadoras de telefonía y los contratos de promociones y tarifas más baratas. Quizás te haya pasado alguna vez que al contratar un servicio a un precio supuestamente fijo te hayas llevado una sorpresa al llegar la factura. O que pactaras un precio, y dos años después se termina ese contrato y la factura de repente se ha duplicado. 

Estos casos son extrapolables a muchos otros servicios, empresas y promociones. Algunas buscarán liarnos para que terminemos pagando una suscripción mensual y quizás nos cueste darnos de baja. Otras simplemente querrán conocernos más como clientes para conseguir vendernos más cosas y eso lo harán pidiéndonos nuestros datos y dándonos pequeñas recompensas para que acudamos más veces. Las tiendas de ropa, por ejemplo, tienen ese tipo de programas de fidelización.

Hace poco os dimos algunas pistas y consejos para deshaceros de las cuentas que hubieseis abierto para, por ejemplo, este supuesto y que ya no uséis: recibir promociones o comprar algo más barato de lo habitual gracias a un programa de fidelización. Puedes leer más en este artículo. Sin embargo, la mejor prevención es estar atento a las condiciones que nos piden, los documentos que estamos firmando y la letra pequeña.

Primera fecha de publicación de este artículo: 27/05/2020.

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