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Váteres que succionan tripas, soja y cáncer y la historia de Edison y Topsy: llega el XXIX Consultorio de Maldita Ciencia

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¡Buenos días, malditas y malditos! Sabemos que hoy no nos esperabais pero, de forma excepcional, esta semana el XXIX Consultorio Científico llega en jueves. Mañana, viernes 8 de marzo, el equipo de Maldita Ciencia se une a la huelga por el Día Internacional de la Mujer.

Pero no queríamos dejar de responder a vuestras preguntas. Eso sí, al disponer de un día menos hoy escribimos solo sobre tres de ellas, en vez de las 4 habituales. Podéis seguir enviándonos las dudas que os surjan sobre información científica a nuestro WhatsApp (655 198 538), correo electrónico ([email protected]) o redes sociales: ¡intentaremos aclarártelas para que duermas tranquilo! ¡Allá vamos!

¿Reduce la leche de soja el riesgo de sufrir cáncer de próstata?

Nos habéis preguntado si hay algún tipo de relación entre la leche de soja y el cáncer de próstata y si, de alguna manera, ésta reduce el riesgo de sufrir esta enfermedad.

La respuesta no está del todo clara, aunque parece haber algunos indicios para pensar que sí. La razón básica es que las isoflavonas, sustancias químicas presentes en la soja y en otros alimentos, pueden actuar sobre los receptores de estrógenos presentes en la próstata, y de ahí influir en el riesgo de desarrollar un cáncer.

La relación entre soja y cáncer se observó por primera vez cuando en estudios epidemiológicos (aquí uno y aquí otro) se vio que en las poblaciones que consumen una gran cantidad de soja como parte de su dieta se da un menor riesgo de cáncer de próstata.

Después de eso, tal y como explica el apartado dedicado a la soja en la web del National Cancer Institute de EEUU, otros estudios han llevado a cabo experimentos en modelos celulares y animales para ahondar en el conocimiento sobre las propiedades anticancerígenas de la soja, especialmente en el cáncer de próstata, y esos estudios han llevado a unos pocos estudios clínicos en humanos, en los que se han utilizado alimentos o suplementos a base de soja como parte del tratamiento de hombres con cáncer de próstata en distintos estadios. Aunque los resultados en muchos casos han sido positivos, las evidencias no se consideran lo suficientemente sólidas como para considerar la relación totalmente demostrada.

Por ejemplo, un grupo de investigadores de la Universidad de Illinois (Estados Unidos) realizó en 2017 un metaanálisis (el tipo de estudio científico más sólido que hay, ya que revisa los estudios disponibles sobre un tema hasta la fecha) que incluía la revisión de 30 estudios sobre los supuestos beneficios de la soja para la salud. La conclusión fue que, efectivamente, los alimentos que contienen soja, sobre todo los productos no fermentados de soja, como la leche de soja y el tofu, y sus correspondientes isoflavonas están asociados a un riesgo menor de sufrir este tipo de cáncer.

La investigación, publicada en la revista Nutrients, sostenía que las isoflavonas de soja, especialmente dos llamadas genisteína y la daidzeína, se acumulan en el tejido prostático, donde pueden "luchar" contra las células cancerosas. "La genisteína, por ejemplo, regula al alza los genes supresores de tumores en las células y suprime la carcinogénesis (proceso natural por el que se produce el cáncer) de la próstata en ratones", explican los investigadores en el estudio.

Según otro metaanálisis publicado en 2014, basado en estudios epidemiológicos, sugería que un alto consumo de alimentos con soja no fermentada estaba significativamente asociado con un menor riesgo de cáncer de próstata. Sin embargo, estos estudios de población deben siempre tomarse con cautela, ya que se basan en datos aportados por los propios usuarios, pueden sufrir importantes sesgos y además, en este caso, muchos no tienen en cuenta otros factores genéticos o conductuales que influyen en el riesgo de padecer cáncer.

Otros estudios han investigado cómo actúan las isoflavonas de la soja frente a otros tipos de cánceres. "La inmensa mayoría señalan relaciones favorables del consumo de soja como alimento (no suplementos) y cáncer", explica Lucía Martínez, dietista, en este artículo. "Especialmente a nivel preventivo, con mayor efecto en población asiática", concluye.

Por estos motivos se cree que el consumo de soja tiene un efecto positivo a la hora de reducir el riesgo de cáncer de próstata y otros tipos de cáncer, aunque siguen siendo necesarios más estudios que refuercen las evidencias disponibles. Lo que no se ha hallado de momento es una relación significativa entre el consumo de soja y el tratamiento de cánceres ya aparecidos.

¿Puede el váter de un avión llegar a succionar las tripas de los pasajeros?

Si has montado en avión alguna vez, seguro que te has fijado en una de las señales de su interior, en concreto, del cuarto de baño. En un espacio tan reducido, es difícil pasar por alto este tipo de indicaciones de atención o peligro. Ya sea mediante dibujos o advertencias escritas, estos avisos, "do not flush while seated" (no tirar de la cadena estando sentado) son, lo menos, inquietantes. Y es que, ¿por qué no puedo dar al botón sin haberme levantado del trono?

La conjetura principal, la que nos habéis preguntado, es si es cierto que, en el caso de ignorar este tipo de indicaciones, ese "vacío" que notamos al presionar el botón flush en un avión podría hacer tal fuerza hacia el interior del mismo que succionara las tripas de quien estuviese sentado.

Esto, lógicamente, no es cierto, no vas a 'vaciarte', ni mucho menos. Lo más probable es que tan solo sientas una intensa brisa en tus partes más íntimas. Por su puesto, el retretetampoco puede tragarse a una persona.

Según Will Simons, ingeniero aeroespacial y Thomas Farrier, piloto retirado de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, en el peor de los casos, una persona con sobrepeso podría sellar con su trasero todas las rendijas de la taza del váter y formar una especie de sello o tapón en la misma. "En esta situación, el pasajero se quedaría atascado al tirar de la cadena, pero solo hasta que el avión descendiese a una altitud en la que diferencia de presión fuese lo suficientemente reducida como para que se pudiese desatascar", explica el experto.

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Los aviones utilizan un sistema de vacío, patentado en 1975 por James Kemper e instalado por primera vez por Boeing en 1982, para eliminar las aguas fecales. La invención de Kemper, succiona el contenido del váter (mantiene un vacío parcial, con una presión de aire por debajo de la presión atmosférica). De ahí surge el estridente sonido que oímos al presionar el botón flush y la fuerza aspiradora. No puede utilizarse agua, como los aseos convencionales, por motivos obvios: en un tramo de turbulencias, se podría derramar.

Al presionar el botón, se abre una válvula que, tras aspirar el contenido, se sella automáticamente y lo transporta hasta un depósito en el interior del avión. Porque no, no hay trampillas que los hagan salir al exterior en el momento en que tiramos de la cadena: nuestras deposiciones no surcan los cielos, ni caen como lluvia. Un camión se encarga de vaciar el tanque una vez el avión ha aterrizado.

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Si todavía tienes dudas, puedes echar un ojo a este episodio del programa Cazadores de mitos, en el que llevan a cabo el experimento. ¿El resultado? Todas las tripas en su sitio.

¿Qué papel tuvo Edison en la ejecución de la elefanta Topsy?

Topsy, una elefanta asiática, murió electrocutada en 1903, protagonizando una de las ejecuciones públicas más famosas y tristes de la historia. Ésta estuvo rodeada de circunstancias que parecían involucrar al inventor y Thomas Edison, cuyo nombre ha quedado inevitablemente ligado a aquel penoso acontecimiento. Pero, ¿qué papel tuvo realmente el empresario?

Topsy formó parte del espectáculo de distintos circos estadounidenses. A lo largo de su trayectoria como atracción, se ganó la fama de "mala" y violenta por su implicación en varios accidentes, entre otros uno ocurrido en 1902 en el que mató a un espectador. Cambió de manos varias veces hasta recaer en un parque de atracciones en Coney Island (Luna Park), pero la situación no mejoró.

La elefanta fue de nuevo la protagonista de varios incidentes allí, entre ellos, la muerte de su domador, quien le daba de comer cigarrillos encendidos e interactuaba borracho con el animal. Topsy acabó con la vida de tres personas y la decisión de sus dueños fue sacrificarla.

Este fue el momento en el que se planteó la polémica cuestión: ¿cómo hacerlo? Al principio, la propuesta fue ahorcarla pero algunas voces alegaron que ese método era innecesariamente cruel. Al final se optó por una combinación de envenenamiento, estrangulamiento y electrocución.

Aquí es donde entra en juego Thomas Edison, en un ambiente de encarnizada competencia comercial: la guerra o batalla de las corrientes. Esta fue una lucha entre la corriente continua, defendida por Edison, y la corriente alterna de Westinghouse y Tesla, que desembocó en todo un debate público sobre la seguridad eléctrica. Se dice Edison quiso aprovechar la ejecución de Topsy para apuntarse un tanto en la batalla.

Sin embargo, esto no está del todo claro. Otras voces señalan que Edison nunca estuvo en Luna Park ni intervino en la decisión de cómo sacrificar a la elefanta. También apuntan a que todo esto ocurrió unos 10 años después que el enfrentamiento entre corrientes terminase.

Pero Edison sí contribuyó a la idea de que la electrocución era una forma compasiva de sacrificar animales. En algunas de sus empresas realizaron experimentos al respecto a petición de la Sociedad para la Prevención de la Crueldad Animal a finales de 1880. De hecho, fueron los resultados de esos experimentos los que convencieron a la SPCA de que la electrocución era un método menos cruel que el ahogamiento o el ahorcamiento.

Una vez aprobado el método de sacrificio de Topsy, la electrocución, fue necesaria la colaboración de la empresa encargada del suministro eléctrico en Luna Park, la Edison Electric Illuminating Company. Edison no ocupaba ningún puesto en la empresa entonces, aunque llevase su nombre, así que no parece que éste jugase un papel más directo en la noticia.

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El sacrificio de Topsy fue grabado y la película Electrocuting an Elephant puede verse todavía hoy en internet. Dura 21 minutos y no tiene sonido, pero sigue siendo duro verla. El animal fue olvidado durante décadas hasta que una mayor sensibilidad hacia el sufrimiento animal rescató su nombre.

Para terminar...

Una semana más, queremos agradeceros todos esos mensajes, tuits y correos. ¡Nos encanta saber que contáis con nosotros para resolver preguntas varias! Daremos respuesta a todo aquello que esté en nuestra mano, pero recuerda: no somos especialistas médicos. Para diagnósticos y dudas sobre casos particulares, mejor acude a un profesional.

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