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Semillas al monte, botellas de plástico y vacunas contra las paperas: llega el XXXIV Consultorio Científico de Maldita

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¡Feliz viernes, malditas y malditos! Bienvenidos una semana más a nuestro consultorio pre-fin de semana en el que damos respuesta a algunas de las preguntas que nos habéis hecho llegar en los últimos días. Esperamos aclarar vuestras dudas y que, si tenéis alguna más, nos las hagáis llegar a través de nuestro Twitter, Facebook, correo electrónico ([email protected]) o WhatsApp (655 195 538).

¿Se pueden repoblar los montes lanzando semillas de frutas?

Nos habéis preguntado por una cadena de WhatsApp que está circulando masivamente en la que se pide guardar los huesos y semillas de melocotones, ciruelas, cerezas y similares que nos comamos y que las lancemos en el monte cuando vayamos o pasemos en coche durante un viaje. "Si con este simple acto podemos contribuir con un solo árbol, nuestra misión de convertir este mundo en un lugar verde habrá tenido éxito", se lee en este mensaje.

Hemos consultado con Elena Zuriaga, investigadora en mejora de cultivos frutales del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, que nos ha señalado el poco sentido científico que tiene este mensaje porque estos frutales serían incapaces de salir adelante en un entorno silvestre: "Las especies cultivadas han ido seleccionándose durante años para vivir en condiciones modificadas por el hombre, con altos requerimientos de cuidados".

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Debido a lo difícil, casi imposible, que lo tendría una semilla de albaricoque o de cereza para terminar dando como resultado un albaricoquero o cerezo en pleno bosque, no parece haber motivos para temer que se conviertan en una especie invasora, que son esas especies introducidas por el ser humano en hábitats ajenos y acaban haciéndose con el espacio y el alimento hasta desplazar irremediablemente a las especies locales. Pero "puede que sin quererlo estemos diseminando enfermedades", señala Zuriaga.

Así que si bien lo más probable es que lanzar semillas de fruta por el bosque no tenga ningún efecto positivo en forma de nuevos árboles, no se pueden descartar algunos efectos negativos. "Mejor hacer repoblaciones controladas y con sentido si queremos plantar arbolitos en el monte. Y si lo que queremos es tener un albaricoque, pues un huertecito y listo", concluye la investigadora.

¿Es perjudicial para la salud reutilizar botellas de plástico de un solo uso?

No habéis preguntado si se pueden reutilizar las botellas de plástico destinadas en principio a usarse sólo una vez y que si, con el tiempo, este tipo de recipientes desprende residuos plásticos que acabamos bebiendo por estar "flotando" en el agua con el que lo rellenamos. Pero no, reutilizar estos envases no es perjudicial para la salud por las supuestas micropartículas de plástico, sino porque, con el paso del tiempo y en determinadas concidiones, podrían acumular bacterias.

Volver a utilizar las botellas de plástico no es un hábito nocivo para nuestra salud y, si lo haces, es muy poco probable que bebas micropartículas de este material. Ahora bien, esto no quiere decir que sea recomendable o inocuo utilizarlas de nuevo una y otra vez.

Como suele ocurrir en este y otros casos similares que causan alarma para el consumidor, no hay de qué preocuparse: el uso de este tipo de plásticos está regulado, de manera que no suponga un riesgo para nuestra salud. Para garantizar que el agua con el que rellenamos las botellas no contenga partículas de plástico procedentes de las mismas, estos materiales se estudian y se regula y controla su uso a través del Reglamento (UE) 10/2011 sobre materiales y objetos plásticos destinados a entrar en contacto con alimentos.

Uno de los componentes más temidos en este tipo de plásticos ha sido el Bisfenol A, un producto químico frecuente en la elaboración de botellas de plástico duro, latas de bebidas y alimentos a base de metal en la década de 1960. Aunque la cantidad de esta sustancia que podría llegar a entrar en contacto con el agua es mínima, se decidió retirarlo de los recipientes donde se utilizaba.

A pesar de que la contaminación por Bisfenol A no es algo por lo que tengamos que preocuparnos, ya que ahora el plástico que se usa para la fabricación de botellas de plástico en España es de PET (otro tipo de plástico que no contiene Bisfenol A) sí que hay que mencionar algunas consecuencias de la reutilización de estos envases, recopilados por Gemma del Caño en este artículo.

En primer lugar, al no lavarlas a conciencia tras su uso (porque no lo hacemos) pueden acumularse bacterias en las microgrietas que de las paredes del recipiente. Si las condiciones de temperatura y humedad en las que mantenemos la botella no son adecuadas, la probabilidad de que esto ocurra aumenta.

Además, el uso de este tipo de envases no solo pueden ser un problema para nosotros, sino también para el medio ambiente. Al final, se trata de plásticos de un solo uso y, de seguir las recomendaciones de los fabricantes, el consumo masivo de este material supondría empeorar una situación que ya se nos echa encima: un alto nivel de contaminación por plásticos (residuos que tardarán entre 100 y 1.000 años en degradarse).

Si queremos evitar estos problemas (y además ahorrarnos unos eurillos), usar una botella de cristal u otro material apropiado para su reutilización, evitar su exposición al sol y mantenerlas limpias es la solución.

¿Tienen que revacunarse contra las paperas los que recibieron esta vacuna entre 1995 y 1998 en Madrid?

Durante los últimos días nos habéis preguntado por un supuesto llamamiento a la revacunación contra las paperas dirigido a aquellos vacunados entre 1995 y 1998 y entre 1985 y 1988. El mensaje de alerta surge a raíz de un brote de esta enfermedad que ha afectado a un grupo de 33 alumnos en uno de los campus madrileños de la Universidad Pontificia de Comillas. Como respuesta, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid inició un protocolo de actuación, lo que no quiere decir que todo el que se vacunara en estos años tenga que volver a hacerlo este es un caso aislado y no se extrapola a toda la Comunidad de Madrid.

Según ha explicado a Maldita Ciencia la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, la situación epidemiológica de la capital respecto a la parotiditis y otras enfermedades víricas de la infancia es de absoluta normalidad. De hecho, su consejo a la universidad fue que continuase impartiendo las clases correspondientes y que, si algún otro alumno sufría los síntomas, acudiese al centro de salud para iniciar el tratamiento.

El comunicado de las autoridades sanitarias que se ha distribuido en los centros de salud explica que “hubo un problema con ciertas dosis de la vacuna Triple Vírica durante los años 1995 a 1998, y entre 1985 a 1988 que no protegieron adecuadamente a los receptores" pero no se pide la revacunación generalizada de los vacunados en esos años.

"En esta época del año se producen casos esporádicos y brotes epidémicos ocasionales que requieren medidas específicas de control como la revisión del estado vacunal de las personas en contacto de los casos", explica una circular firmada por Juan Martínez Hernández, director general de Salud Pública. "Pero no de la población en general", puntualiza.

¿Son tóxicos los ingredientes de los champús de Mercadona?

Una vez más, algunas dudas que nos hacéis llegar tienen que ver con productos cosméticos de Hacendado, la marca blanca de Mercadona. El origen es un post de Facebook que señala en concreto dos ingredientes, en este caso de los champús: el lauril sulfato de sodio (SLS) y el lauril éter sulfato de sodio (SLES). En ese post se sugiere que pueden causar cáncer al mezclarse con otros ingredientes, además de ser altamente irritantes y tóxicos. Son ideas que llevan mucho tiempo circulando por internet (Snopes ya lo desmintió en 1999) y en esas afirmaciones hay cosas falsas y otras muy distorsionadas.

Ambas sustancias se utilizan por su acción surfactante, es decir, atrapa los compuestos oleosos del pelo y la piel y ayudan a eliminarlos con el aclarado o enjuagado. Son necesarios para formar la espuma de jabones y champús. Es la primera de las dos, el SLS, la que produce más inquietud.

Para empezar, no hay evidencias de que el SLS o el SLES causen cáncer. No hay estudios que lo afirmen y ninguna agencia de seguridad nacional o internacional clasifican estas sustancias como cancerígenas. Es el caso de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), perteneciente a la OMS; el Programa Nacional de Toxicología de EEUU, La Agencia de Protección Medioambiental estadounidense o la Unión Europea.

Aquí puedes leer el análisis de Pubchem, de la Academia Nacional de Medicina de EEUU sobre el SLS y sobre el SLES; aquí lo que dice respecto a este rumor la Sociedad Americana del Cáncer y aquí, una revisión de estudios publicada en la International Journal of Toxicology, que actualizaba las evaluaciones de seguridad hechas en 1983, que concluía que "ningunos de los datos disponibles sugieren que haya ninguna posibilidad de que el SLS sea carcinogénico. A pesar de mensajes que hay en internet, esta cualidad en solo un rumor" y que "la información disponible sobre el SLES no sugiere que haga falta reabrir la evaluación de su seguridad".

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En resumen: no hay evidencias ni investigaciones que relacionen el uso de estos dos ingredientes con el cáncer.

Pero sí es cierto que el SLS puede resultar irritante en concentraciones muy altas o si permanece sobre la piel demasiado tiempo. Por este motivo, se usa sobre todo en productos que no pasan demasiado tiempo en contacto con la piel, como jabones o champús y la concentración normalmente no supera el 15%. En caso de que productos de aplicación más prolongada, como cremas, las concentraciones de esta sustancia deben ser aun menores (en torno al 1%). En cualquier caso, puede ser un potente irritante ocular y por eso es mejor evitar el contacto con los ojos.

La Agencia Europea del Medicamento establece que los productos médicos deben tener una concentración de esta sustancia que se encuentre entre el 25% en champús medicinales y el 0,2% en soluciones orales (enjuagues y colutorios). Para productos cosméticos no médicos, la UE autoriza el uso de ambas, que se encuentran en la base de datos CosIg de ingredientes cosméticos, sin imponer restricciones.

Algunas personas que son especialmente sensibles pueden desarrollar reacciones adversas leves, como picor o rojeces en la piel al utilizar cosméticos con estos ingredientes, aunque sus concentraciones sean bajas. Para esas personas puede ser mejor buscar otros champús y jabones que no los contengan. Pero para los demás, emplear cosméticos con SLS o con SLES no supone ningún problema para la salud.

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