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MALDITA CIENCIA

¿Plomo en el pintalabios? ¿Arsénico en el arroz? Llega el XXVII Consultorio de Maldita Ciencia

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Queridos malditos y malditas, ¡feliz viernes! Y como cada semana, para acompañaros en este último día laboral aquí llega nuestro consultorio científico en el que respondemos a algunas de las dudas que nos habéis hecho llegar durante la semana a través de las redes sociales, el correo ([email protected]) y el WhatsApp de Maldita (655 198 538).

¿Es verdad que los cosméticos de algunas marcas contienen plomo?

Nos habéis preguntado por una cadena que circula por Facebook y WhatsApp que alerta sobre la presencia de plomo en los pintalabios de algunas marcas cosméticas, lo que los hace supuestamente cancerígenos. Además, esta viene acompañada de fotos de las hipotéticas manchas que los productos causan en los labios.

Esto no es cierto: es un bulo que circula desde hace diez años, cuyo original se propagaba a través de correo electrónico y estaba escrito en inglés, que incluso la Policía desmintió en mayo de 2017.

https://twitter.com/policia/status/861935287340998656?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E861935287340998656&ref_url=https%3A%2F%2Fverne.elpais.com%2Fverne%2F2017%2F05%2F09%2Farticulo%2F1494344274_946172.html

El plomo lleva años en la lista de sustancias prohibidas en productos cosméticos del Reglamento (CE) 1223/2009 del Parlamento Europeo y del Consejo del 30 de noviembre de 2009 sobre los productos cosméticos.

La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) explica que las trazas de plomo están permitidas cuando sean inevitables como consecuencia de su fabricación y no afecten a las garantías de seguridad para la salud humana. En este caso, antes de su comercialización, los cosméticos deben someterse por sus fabricantes a una rigurosa evaluación de seguridad.

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Deborah García Bello, química y divulgadora científica especializada en cosmética, también negó la veracidad de esta cadena. "Se basa en la creencia de que al frotar un labial con una pieza de oro, si el color se oscurece, es que tiene plomo", explicaba García Bello en su blog. "Químicamente no tiene ningún fundamento".

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tachó esta cadena de bulo en abril de 2017, explicando que incluso los nombres de las especialistas que aparecen en el mismo se han añadido con los años y ni siquiera hacen referencia a personas relacionadas con el mundo de la medicina: una de ellas, Elisabeyh Ayoub, es una cantante y actriz venezolana de origen libanés; sobre Claudia Pirisi, no hay evidencias de que exista, por el momento.

¿Qué pasa con el arroz y el arsénico?

Nos habéis preguntado mucho sobre la problemática del arsénico en el arroz, especialmente a partir de una mención al tema que se hizo durante el pasado fin de semana en un programa de televisión. ¿Es verdad que el arroz viene especialmente contaminado de Asia? ¿Es peligroso? ¿ Qué debemos hacer?

Gemma del Caño, especialista en seguridad de la industria alimentaria, ya ha aclarado este asunto. Lo hizo en este post publicado en Salud sin Bulos, que os recomendamos leer al completo.

Ahí cuenta que sí, el arroz contiene arsénico. El arsénico es una sustancia química que se encuentra en el medio ambiente tanto de forma natural como por efecto de la actividad humana y que se encuentra con facilidad en aguas subterráneas. De ahí puede pasar a distintos cultivos, especialmente cereales cuando ésta se utiliza para regar, y es especialmente abundante en el arroz.

El arsénico, en su variedad inorgánica, se considera un carcinogénico, y por tanto en la UE se controlan los niveles de arsénico en el arroz (y en otros alimentos) para mantenerlos por debajo de los niveles que se pueden considerar seguros. Esto está regulado en el el Reglamento 2015/1006. Además, en países como Suecia y Reino Unido hay reglamentos y recomendaciones adicionales, como no dar bebidas o tortitas de arroz a menores de 6 años y, como cuenta del Caño, en general se recomienda no comer arroz más de 4 veces a la semana.

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Precisamente gracias a esos reglamentos y regulaciones, sabemos que el arroz que consumimos en España es seguro y mantiene los niveles de arsénico controlados. Pero para quien quiera ampliar la precaución (si bien Del Caño nos explica que esto en nuestro país no es necesario), hay algunos consejos a la hora de cocinar y manipular el arroz que ayudar a reducir su contenido de arsénico.

Los principales son dejar el arroz en remojo unas 8 horas antes de cocinarlo, cocerlo con exceso de agua y descartarla después y lavarlo varias veces hasta que el agua deje de salir blanca. Quizá con eso el arroz no quede exactamente en nuestro punto preferido, pero ese ya es otro tema.

¿Las espinacas recalentadas son tóxicas?

Nos habéis preguntado si podemos comer las espinacas, el saludable alimento del que Popeye obtenía su fuerza bruta, si las recalentamos o si, por el contrario, son tóxicas al calentarlas horas después de haberlas cocinado. Si bien considerarlas tóxicas no es correcto, sí es cierto que esta duda tiene un origen razonable.

Creemos que esta duda ha podido surgir a raíz de uno de los componentes de las espinacas: los nitratos. Estos están presentes de forma natural en el medio ambiente, por el ciclo del nitrógeno, y también en muchos alimentos.

Según la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), la dieta, sobre todo a través del agua, las conservas de carne y los vegetales de hoja (como las espinacas) son las vías principales por las que entramos en contacto con los nitratos.

En estos últimos, las verduras y hortalizas, la cantidad de nitratos varía según el tipo, la forma de cultivo y las características de su almacenamiento. La rúcula, la lechuga y las espinacas tienen una concentración de nitratos relativamente elevada en comparación con otras verduras. Ahora bien, ¿qué hay de tóxico en esto?

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La AECOSAN explica en la página 72 de este Informe de su Comité Científico que los nitratos per se son relativamente poco tóxicos para los humanos.

Sin embargo, según la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria y la propia AECOSAN, estos pueden convertirse en nitritos, óxido nítrico y compuestos N-nitroso por acción bateriana, tanto en los alimentos (durante el procesado y almacenamiento) como en nuestro propio organismo una vez que nos los hemos comido (en la saliva y el tracto gastrointestinal). Estos sí que se asocian a efectos perjudiciales para la salud como metahemoglobinemia y carcinogénesis.

Normalmente las cantidades de estos compuestos sí peligrosos no son suficientes para hacernos daño, pero i se conservan inadecuadamente después de haberlos cocinado, puede darse una mayor reducción de nitratos a nitritos, aumentando así el riesgo de metahemoglobinemia.

Por eso la EFSA recomienda preparar las espinacas en el momento en el que las vayamos a consumir y, en el caso de que vayamos a comerlas más tarde, más de 12 horas después de haberlas preparado, la recomendación es conservarlas congeladas.

La European Food Safety Authority (EFSA, por sus siglas en inglés) establece recomendaciones adicionales en niños. Concretamente pide no darlas a los lactantes y niños con problemas gastrointestinales, puesto que son más sensibles a los nitratos. Además, la Asociación Española de Pediatría recomienda la ingesta de verduras solo a partir de los 6 meses y en forma de puré, evitando los primeros meses las espinacas, la col y la remolacha, que pueden introducirse a partir de que el niño cumpla un año, según la página 293 de este informe sobre la alimentación del lactante sano.

Aún así, y teniendo siempre en cuenta estos consejos de consumo, en 2008 EFSA explicó que la exposición a nitratos en niños y adolescentes estaba por debajo o dentro del valor de la ingesta diaria admisible (IDA) (datos retificados de nuevo en 2010), por lo que es poco probable que resulte un riesgo apreciable para la salud y que, por lo tanto, prevalecen los efectos beneficiosos del consumo de estos alimentos.

¿El microondas destruye los nutrientes?

El microondas es la bestia negra de los electrodomésticos en lo que a bulos se refiere, porque protagoniza muchos. No, comer la comida calentada en ellos no provoca 52 tipos de cáncer, y no, si metes un vaso de agua no va a explotar (aunque no está de más tener cuidado por si hierve repentinamente). Ahora nos habéis hecho llegar otra pregunta muy común: ¿es verdad que calentar la comida en el microondas destruye sus nutrientes?

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La respuesta es algo más compleja que un sí o un no, habría que recurrir un gallego "sí, pero no más que otras formas de cocinar". Porque la verdad es que todos los métodos de cocinado suponen una alteración de los nutrientes de los alimentos (eso es precisamente cocinar un alimento, modificarlo), pero como nos explica Beatriz Robles, nutricionista y tecnóloga de los alimentos, esa modificación no siempre es para peor: "el tratamiento térmico puede incrementar la digestibilidad y la biodisponibilidad de nutrientes (además de destruir microorganismos y compuestos como las lectinas de las legumbres, que a altas dosis son tóxicas)."

La pérdida de nutrientes depende en gran medida del tiempo de calentado y la temperatura que alcance el alimento. En este sentido, el microondas puede suponer una ventaja frente a otros métodos de cocinado precisamente al calentar la comida más rápidamente, se reduce esa pérdida de nutrientes. Además permite métodos de cocinado, como el vapor, en los que el alimento no se sumerge en un líquido hirviendo, como ocurre al cocerlos, evitando así el traspaso de parte de sus nutrientes al agua de cocinado que, si luego no ingerimos, sí que se pierden.

Ante la preocupación generalizada por este tema, la FDA indica que “cocinar con microondas no reduce el valor nutricional de los alimentos en mayor medida que la cocción convencional. De hecho, los alimentos cocinados con el microondas pueden mantener mayor cantidad de vitaminas y minerales porque el microondas cocina más rápido y sin añadir agua”.

En el mismo sentido se pronunciaba un artículo publicado en la Revista Española de Nutrición Humana y dietética sobre recomendaciones para el cocinado de frutas y verduras de forma que se preservase su valor nutricional: "La cocción con microondas suele preservar mejor el contenido de nutrientes de los alimentos que otros tipos de cocción, debido a que los tiempos de cocción son más cortos y a que el contacto con el agua es menor. Por ejemplo, la cocción de hortalizas en microondas puede reducir la pérdida de vitamina C hasta el 45%, en relación a la cocción en agua."

Y para todo lo demás...

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