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Malditas olas de frío: cómo afectan a nuestra salud y consejos para protegernos de las bajas temperaturas

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En Maldita.es ya os hemos dado algunas recomendaciones para convivir con hielo y temperaturas bajo cero, proteger a vuestros perros ante el frío o evitar que se congelen las tuberías por las heladas. El frío extremo supone, además, un riesgo para la salud. ¿Cómo afectan las olas de frío a nuestro cuerpo? ¿Quiénes son las personas más afectadas? ¿Podemos hacer algo para protegernos? Os lo explicamos.

Las olas de frío pueden provocar problemas de coagulación

Nuestro cuerpo intenta mantener una temperatura interna estable independientemente de cuáles sean las temperaturas en el exterior. “Tenemos una gama de reflejos que se activan para mantener nuestra temperatura central estable en torno a los 37,5°C para que nuestras células y órganos estén protegidos de cualquier daño”, afirma el servicio de Salud Pública de Inglaterra (PHE, por sus siglas en inglés). 

Una ola de frío puede dificultar que el cuerpo mantenga esa temperatura, según explica a Maldita.es Rodrigo Córdoba García, miembro de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC): “Especialmente si estamos mucho tiempo en el exterior o en viviendas con mala o nula calefacción”.

Las bajas temperaturas pueden provocar “un incremento de la viscosidad de la sangre y un aumento de la presión arterial y el ritmo cardiaco”. Todo esto puede producir problemas de coagulación. El PHE subraya que la coagulación es una de las razones por las que vemos “más ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares en los días posteriores al clima más frío”.

Las bajas temperaturas pueden afectar al sistema inmune

Aunque los catarros no los causa el frío (sino los virus), lo cierto es que las bajas temperaturas pueden afectar al sistema inmune. El frío disminuye las defensas y favorecen algunas enfermedades respiratorias como los resfriados, la gripe, la bronquitis o la neumonía, según recoge el portal de salud de la Comunidad de Madrid.

El catedrático de biología celular Rafael Sirera Pérez explica en The Conversation que el aire frío puede secar y dañar tanto el revestimiento interior de la nariz, como de otros epitelios superficiales, “haciéndolos más susceptibles a la penetración de un virus”.

Un estudio publicado en la revista PNAS indica que el rinovirus, principal responsable de los resfriados, se reproduce mejor en el ambiente más fresco de la nariz que a la temperatura superior de los pulmones.

“Las infecciones por virus como el SARS-CoV-2 y la gripe son más fáciles de transmitir en ambientes fríos”, afirma Córdoba. De hecho, un estudio publicado en la revista Nature Computational Science señaló a la COVID-19 como una infección estacional y que su transmisión está asociada a temperaturas y humedad bajas. En Maldita.es os hemos dado algunas recomendaciones para evitar la propagación del coronavirus con frío, viento y lluvia.

La exposición al frío se asocia un aumento de la mortalidad

El PHE confirma que las bajas temperaturas afectan a la capacidad de nuestro cuerpo para combatir las infecciones: “Es por eso que en las semanas posteriores al frío vemos más muertes por infecciones como neumonía, ya que las afecciones pulmonares y la tos pueden convertirse en un problema más grave”.

Además, varias investigaciones han relacionado la exposición a bajas temperaturas con un aumento de la mortalidad. Por ejemplo, esta publicada en la revista científica The Lancet o esta otra difundida en Science of The Total Environment.

Otro estudio publicado en American Journal of Epidemiology analiza cómo las bajas temperaturas se asocian con un mayor riesgo de mortalidad en 15 ciudades europeas. Los investigadores concluyen que una disminución de 1°C en la temperatura se asocia con un aumento del 1,35% en el número diario de muertes naturales totales y un aumento del 1,72% en el número de muertes cardiovasculares, respiratorias y cerebrovasculares.

Los niños, las personas mayores y los enfermos crónicos: los más afectados por el frío

El nivel socioeconómico “juega un papel importante en el impacto del frío sobre la salud”, según Córdoba: “La pobreza energética es un elemento clave para definir los grupos de población más vulnerables”.

No todo mundo padece los efectos del frío de la misma manera: “Las temperaturas bajas añaden un estrés al cuerpo que puede provocar graves problemas de salud en las personas más vulnerables”. Se refiere a los niños, las personas mayores y los enfermos crónicos

La gente mayor “es uno de los colectivos más vulnerables, tanto por sus condiciones físicas como por el hecho de que frecuentemente padecen otras enfermedades”. Además, según el experto, estas personas suelen consumir medicamentos que alteran los mecanismos que regulan la temperatura del cuerpo. 

Las bajas temperaturas también se han relacionado con un mayor riesgo de lesiones laborales. El riesgo de sufrir un accidente de trabajo en España aumenta un 4% en días de frío extremo, según un estudio publicado en Environmental Health Perspectives. “Las personas que trabajan al aire libre son las que más sufren las consecuencias del frío”, asegura Córdoba. 

Controlar la temperatura en casa, vestirse con varias capas y otros consejos para protegernos del frío

Para combatir los efectos del frío, Córdoba aconseja favorecer una dieta que aumente la producción de energía calorífica: “Puede ser elevando la ingesta de carbohidratos (arroz, pasta, legumbres) y proteínas (carnes y pescado azul)”. 

Además, “hay que beber mucho líquido como agua, infusiones o zumos, mientras que el alcohol se ha de evitar”. Esta bebida no hace que el cuerpo entre en calor, sino que favorece su pérdida.

También sería recomendable controlar la temperatura de la vivienda, “procurando que esté al menos a 20º C”, y llevar varias capas de ropa para evitar pérdidas de calor y mantener la temperatura corporal.

Los bebés menores de un año nunca deben dormir en una habitación fría porque pierden calor corporal más fácilmente que los adultos, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés). El organismo aconseja vestir a los bebés con ropa abrigada, como pijamas con patas (que cubran los pies), mantas de una pieza o sacos de dormir. También aconseja evitar usar almohadas o ropa de cama blanda que pueda aumentar el riesgo de asfixia.

El gorro y los guantes “son fundamentales para salir a la calle”. Córdoba insiste en que es muy importante proteger las zonas por las que se pierde más calor. Es decir, la cabeza, los pies y las manos.

El experto aconseja además que las personas mayores sigan realizando algún tipo de actividad física. “Aunque si existe riesgo de hielo o nieve, y por tanto de caídas, ha de extremarse la precaución”, añade.

El servicio de Salud Pública de Inglaterra explica que moverse puede ayudarnos cuando hace frío, ya que esto mantiene la sangre fluyendo por el cuerpo y ayuda a prevenir la coagulación: “Si alguna vez te has sentado quieto durante un período prolongado, sabrás que sientes el frío de manera más aguda. Si no puedes moverte, mueve los dedos de los pies y las manos. Puede que no parezca mucho, pero incluso pequeñas medidas como esta pueden ayudarte a mantenerte caliente y bien”.

“Menos bulos, más rigor científico” es un proyecto de DKV Salud con contenido editorial de Maldita.es.


Primera fecha de publicación de este artículo: 06/12/2021

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