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Por qué las gafas de sol son importantes para cuidar nuestros ojos y cómo elegir unas adecuadas

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Aunque las tengamos a mano durante gran parte del año, nadie discute que la época en la que más utilizamos las gafas de sol es en verano, cuando Lorenzo nos hace ‘achinar’ los ojos más a menudo. No se trata de un mero complemento, sino que son importantes para proteger nuestros ojos frente a los rayos ultravioleta (UV) procedentes del sol, que pueden repercutir en nuestra salud visual. Según los expertos consultados por Maldita.es, la protección de los ojos es importante durante todo el año, pero en verano lo es aún más.

Las radiaciones afectan a nuestra salud visual

Las radiaciones solares nos permiten ver, distinguir objetos y colores, entre otros, al iluminarlos. “Nuestra retina transforma parte de esas radiaciones, las que componen el espectro visible, en impulsos nerviosos que el cerebro convierte en imágenes. De ahí que el sol sea importante para la visión”, señala a Maldita.es Mercedes Basulto, óptica optometrista y maldita que nos ha prestado sus superpoderes. 

Ahora bien, también advierte de que los rayos del espectro electromagnético inmediatamente anteriores o posteriores, los infrarrojos (IR) y los ultravioleta (UV), provocan daños acumulables en las estructuras oculares por lo que, aunque empiezan en la infancia, no se suelen detectar hasta la edad adulta. 

Estos rayos UV, incluidos los UVA y especialmente los UVB, dañan los tejidos de la superficie del ojo, la córnea y el cristalino. Con el tiempo, ese daño puede provocar cataratas, degeneración macular y otras afecciones oculares que pueden afectar seriamente la visión, como explica a Maldita.es Rubén Pulido, oftalmólogo y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.

Como apunta a Maldita.es Tomás Pellicer oftalmólogo que también nos ha prestado sus superpoderes, cada vez llegan a consulta más casos de cataratas en pacientes más jóvenes: “Estamos viendo y operando muchos más casos en pacientes de 40 y 45 años, cuando antes era una patología de gente de 65 o 70. Una de las causas es estar más expuestos a la radiación UV, probablemente debido a la disminución de la capa de ozono”. 

Otras de las posibles consecuencias de la exposición prolongada de los ojos a la radiación solar según la Academia Americana de Oftalmología (AAO) son los cánceres oculares; la aparición de  patologías como pterigium, un bulto fibroso y con gran cantidad de vasos sanguíneos en la parte blanca del ojo, habitualmente en la parte más próxima al lagrimal, o pinguécula, una mancha o abultamiento de color amarillo en la conjuntiva, cerca de la córnea. En el caso de la exposición solar en entornos nevados o lugares con hielo, arena o agua donde la luz se refleja, se puede desarrollar ceguera de la nieve, una forma de fotoqueratitis (especie de quemadura solar en el ojo).

Fuente: Academia Americana de Oftalmología

Las gafas de sol de mala calidad pueden empeorar la situación

De ahí la importancia de hacernos con unas buenas gafas de sol que protejan correctamente nuestros ojos de la radiación UV. 

Es cierto que, en cuanto al daño que pueden producir los rayos UV sobre la córnea y la conjuntiva, ambos tejidos externos, Pulido opina que “no debería haber diferencias entre usar gafas malas y no usar ninguna”. Ahora bien, si nos referimos a las estructuras internas del ojo, como el cristalino y la retina, la cosa cambia: al dilatarse la pupila por la falta de luz causada por la lente, entrará en él más radiación, lo que provoca un aumento de posibles patologías oculares. Es decir, puede ser peor llevar gafas de sol ‘malas’ que no llevar ninguna. 

“Las gafas de mala calidad, aparte de que no te protegen como las de buena, pueden producir trastornos visuales. Sus cristales suelen tener aberraciones que deforman las imágenes, causando incomodidad, fatiga ocular y dolor de cabeza”, explica Pellicer. “Además, si no tienen un buen filtro de protección, será como llevar un cristal de ventana en los ojos: aunque no lleguen a hacernos daño, no servirían de nada”, añade. 

“Sabemos que hay una tendencia que nos anima a comprar complementos de temporada por dos duros y tirarlos si no se vuelven a llevar. Pero las gafas, además de ser un complemento de moda, influyen directamente sobre nuestra salud ocular. Las gafas no son collares de usar y tirar”, explica en su blog Marián (Boticaria) García, farmacéutica. 

La prioridad: que protejan al completo de las radiaciones ultravioleta

Lo primero que se debe tener en cuenta a la hora de comprar unas gafas de sol es que tengan un 100% de protección UV. En su etiqueta debe poner que brindan protección completa ante UVA y UVB. “Las de algunos fabricantes dicen ‘absorción UV de hasta 400 nm’. También vale, es lo mismo”, aclara Pulido. Y, ojo, las gafas de sol más oscuras no siempre ofrecen más protección UV: solo las que tienen protección 100% UV brindan la seguridad necesaria.

Si te decantas por unas gafas polarizadas, el experto explica que reducen el deslumbramiento, pero no bloquean los rayos UV: “La polarización en sí misma no proporciona protección UV, aunque sí una mejor experiencia visual para ciertas actividades como conducir, pasear en bote o jugar al golf”. Sí que existen lentes polarizadas fabricadas con una sustancia que bloquea los rayos UV, de ahí el consejo de Pulido, revisar la etiqueta para asegurarse.

Además, recuerda que el color no importa en cuanto a protección se refiere, pero sí proporcionan ciertas diferencias. “Las gafas de sol con lentes de colores ámbar o gris no bloquean más el sol. Sin embargo, una lente de color marrón o rosa puede proporcionar más contraste, de ahí que quienes practican deportes como golf o béisbol a menudo las encuentren útiles”, aclara. 

Por otro lado, recomienda las lentes amplias, que cubran la mayor parte del ojo posible, y considerar las de estilo envolvente para evitar que los rayos ultravioleta entren por los lados de los anteojos. Si además de gafas de sol se usa un sombrero para disminuir la radiación que llega a la cara, mejor.

Y si te preocupa el precio, recuerda: las gafas de sol no tienen que ser caras para ser seguras y eficaces. “Los anteojos de sol de farmacia etiquetados como 100% bloqueadores de rayos UV son una mejor opción que los anteojos de sol de diseñador sin protección”, concluye Pulido. 

¿Cómo saber si nuestras gafas de sol son adecuadas? 

Los expertos consultados por Maldita.es coinciden en que, una vez adquiridas, no es sencillo comprobar si unas gafas de sol son de buena o mala calidad. 

“Existen aparatos especiales que miden la absorción de la radiación ultravioleta, si la calidad óptica es buena... Pero no están al alcance de cualquiera”, apunta Pellicer. Por eso, su recomendación es adquirirlas en un lugar de referencia ya que “las gafas de sol compradas en la calle, aunque no todas, probablemente no tengan la calidad óptica adecuada”. 

Las que se venden en lugares autorizados cumplen toda la normativa para poder estar a la venta: están testadas y son de la calidad adecuada. “Todas deben cumplir la norma ANSI Z80.3-201 que regula las características de las gafas solares, como que no sean inflamables, que bloqueen hasta la longitud de onda de 400 nm los rayos solares y que no deformen la imagen. Para comprobarlo hay que buscar que lleven un sello de calidad o comprarlas en un centro especializado como la óptica”, coincide Basulto.

“Mi consejo es sencillo: mejor tener una gafa de calidad ‘fondo de armario’ que una docena de gafas de sol baratas, tan peligrosas como idealmente combinables”, concluye García.

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes los malditos Rubén Pulido, Mercedes Basulto y Tomás Pellicer.

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Primera fecha de publicación de este artículo: 13/07/2021

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