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Las afirmaciones falsas de The Big Reset sobre la pandemia, la PCR y las vacunas contra la COVID-19

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Se ha viralizado un autodenominado documental llamado ‘The Big Reset’, ‘El gran reinicio’ o 'El gran reseteo' que, mediante numerosas desinformaciones, promueve la idea de que se está usando la pandemia para generar cambios en la sociedad, la cultura y la economía e incluso que la pandemia se ha generado con ese objetivo. Os desmontamos las falsedades en que se basa el vídeo.

La crisis sanitaria es real: en España murieron casi un 20% más de personas durante la primera mitad de 2020

“La crisis sanitaria no existe. Cuando están muriendo un 0,02% de la población mundial, ¿qué crisis sanitaria tenemos?” afirma un entrevistado en el vídeo. Pero esto es falso: los datos muestran que la crisis sanitaria generada por la pandemia de coronavirus ha resultado en un aumento de la mortalidad.

En los primeros seis meses de 2020 en España hubo 43.023 muertos más que en la primera mitad de 2019, un 20% superior: un total de 262.373 fallecidos, según los datos provisional del Instituto Nacional de Estadística (INE)

En España hubo un exceso de mortalidad de al menos 70.472 personas en todo 2020, la mayoría durante la primera ola del coronavirus, entre marzo y mayo: 44.500, según los informes de exceso de mortalidad (MoMo) del Centro Nacional de Epidemiología (CNE). Entre el 28 de diciembre de 2020 y el 13 de febrero de 2021, el exceso de mortalidad fue de 12.168 personas.

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En 24 países de Europa, incluyendo España pero también Israel, el exceso de mortalidad en 2020 fue de 358.132 personas. En las 9 primeras semanas de 2021 fue de 102.597, sumando los excesos de mortalidad de todos estos territorios, según los datos de EuroMOMO, que monitoriza la mortalidad en 24 países de Europa y busca detectar y medir los excesos de mortalidad relacionados con la gripe estacional, pandemias y otras amenazas a la salud pública.

En Maldita.es ya hemos explicado por qué son distintas las cifras de muertos que se están vinculando con COVID-19 en los informes del Ministerio de Sanidad, en el informe MoMo y en el INE.

La PCR no da muchos falsos positivos por otros virus y no es inespecífica

En el vídeo varias personas critican el uso de la PCR para detectar el coronavirus SARS-CoV-2 y diagnosticar la COVID-19. Pero en realidad, como hemos contado muchas veces, es la herramienta más fiable para ayudar al diagnóstico. Ya os explicamos en qué consisten estas pruebas y qué condiciones debe cumplir un laboratorio para que pueda realizarlas

La PCR no es inespecífica y no da falsos positivos por cualquier otro virus, tal y como os explicamos. José Manuel Bautista, catedrático de Biología Molecular que coordinó el laboratorio de detección COVID-19 de la Universidad Complutense de Madrid, explicó que "no es cierto que la PCR que se está utilizando ahora sea inespecífica”.

“Los cebadores para amplificar (sustancias necesarias en la reacción en que se basa las PCR) son específicos para SARS-CoV-2 (el coronavirus que causa la enfermedad) y no para otros virus. Está demostrado en muchas publicaciones. Hay otros PCR generalistas para detectar más coronavirus, pero los que se usan ahora son altamente específicos", afirmó.

“La PCR todavía es la mejor técnica para diagnosticar la infección de SARS-CoV-2” declaró en enero de 2021 a Maldita Ciencia Jeroen J.A. van Kampen, virólogo clínico en el Hospital Erasmus MC de Rotterdam (Países Bajos).

Benedetta Bolognesi, del Instituto de Bioingeniería IBEC de Barcelona, contó a Maldita Ciencia que, aunque los falsos positivos existen, "no es probable tener falsos positivos y tampoco lo es porque detecte otros coronavirus. La PCR es específica. Si hay discrepancia tienes que repetir la prueba".

La OMS no ha dicho que la PCR no sirva para diagnosticar la COVID-19

“Las pruebas PCR no son prueba diagnóstica [de COVID-19]. La OMS lo ha reiterado varias veces, no diagnostica una enfermedad”, afirma la médica negacionista Natalia Prego, de quien ya hemos desmentido desinformación que ha difundido sobre la PCR y el coronavirus. Pero es falso.

La OMS publicó el 19 de enero de 2020 una guía provisional sobre pruebas de laboratorio para detectar el coronavirus SARS-CoV-2 (nombrado provisionalmente 2019-nCoV) y afirmaba que los casos sospechosos “deberían ser examinados para el virus con PCR”. La OMS siguió recomendando la PCR para detectar el coronavirus SARS-CoV-2 en sus siguientes actualizaciones de la guía, publicadas el 19 de marzo de 2020 y el 11 de septiembre de 2020.

Esta última guía, que sigue vigente a 16 de marzo de 2021, afirma que “la confirmación estándar de infecciones agudas de SARS-CoV-2 está basada en la detección de secuencias virales únicas” a través de unas pruebas que incluyen las PCR. En Maldita.es ya desmentimos que la OMS haya dicho que las pruebas PCR para COVID-19 sean defectuosas, como indica un contenido que muestran en el documental.

La gripe ha disminuido por las medidas antiCOVID y hay más casos de coronavirus que de gripe por su mayor transmisibilidad

“Nos adentramos en un terreno plagado de preguntas de difícil explicación como el de tratar de sostener que la gripe ha desaparecido cuando otros años los hospitales estaban saturados”, plantea el vídeo. La pregunta ¿por qué la gripe casi ha desaparecido? ya la respondimos en Maldita Ciencia.

Primero hay que aclarar que la gripe no ha desaparecido del todo aunque sí ha disminuido mucho su incidencia: se han detectado 11 casos de gripe en la temporada 2020-21 a 7 de marzo en España. Los motivos de esta disminución son, en resumen, que las medidas de contención de la COVID-19 disminuyen los casos de gripe.

“¿Cómo podemos explicar que la mascarilla o la distancia social esté frenando la gripe y no el coronavirus?” se pregunta uno de los entrevistados. La respuesta, como ya contamos también, es que el coronavirus es más transmisible y tiene más prevalencia que la gripe y otros virus respiratorios.

Taiwan cortó vuelos con China y ahora exige PCR y cuarentena a quienes lleguen de ese país

Otra supuesta pregunta de difícil respuesta, según el vídeo, es cómo Taiwan, conectada con decenas de vuelos diarios con China, tan sólo cuenta con 7 muertos por COVID-19 (10 muertes confirmadas a 16 de marzo de 2021).

La respuesta es que el 10 febrero de 2020, cuando el principal brote de coronavirus estaba en China, Taiwan suspendió la mayoría de vuelos con el país asiático. En cambio, desde marzo de 2020 prácticamente China no tiene casos de COVID-19 y los pasajeros procedentes de ese país tienen que tener un resultado negativo de un test de coronavirus y hacer cuarentena al llegar a la isla, por lo que la conexión aérea entre Taiwan y China no supondría prácticamente importación de casos.

En Suecia ha habido más muertes este año y ha tenido más mortalidad que sus países vecinos

Otra pregunta difícil de responder, dice el vídeo, son los casos de Suecia y Bielorrusia, “los cuáles, sin restricciones de ningún tipo, han tenido el mismo número de muertes que otros años”. Esto es falso.

Como ya contamos, los datos de EuroMOMO en 2020 también muestran cómo durante los meses de abril y mayo hubo en Suecia un exceso de mortalidad hasta de 12 veces superior a lo habitual en esas fechas, muy superior al de sus países vecinos. Por ejemplo, en Noruega no hubo exceso de mortalidad en todo 2020 y se aplicó el cierre de colegios y de bares. Suecia tuvo otro exceso de mortalidad a finales de 2020, hasta más de 6 veces superior a lo habitual en esa época del año.

“Un hospital factura 2.500 euros cuando un paciente entra por coronavirus y tiene una estancia de hasta 72 horas”: sólo se aplica en Cataluña

“Hay un hecho cierto, un hospital factura 2.500 euros cuando un paciente entra por coronavirus y tiene una estancia de hasta 72 horas. Una estancia superior a las 72 horas supone que el hospital puede facturar hasta 5.000 euros” afirma otro entrevistado mientras el documental muestra un Boletín Oficial del Estado (BOE) como prueba. Pero esto no es cierto.

Como ya os contamos en Maldita.es, la captura del BOE se trata del decreto ley de la Generalitat de Cataluña del pasado 10 de abril, publicado en el BOE el 4 de junio de 2020. En este decreto se establece que los hospitales de Cataluña - sólo los de esta comunidad autónoma - pueden facturar al Servei Català de la Salut la "actividad extraordinaria" que supone la atención sanitaria a pacientes de COVID-19, según determinadas tarifas que se han establecido.

El Departament de Salut de la Generalitat aclaró a Maldita.es que "lo que determina la tarifa es el motivo de ingreso que queda informado en el registro CMBD-AH y dicho registro se cruza con los datos de la facturación, y en el caso que se hubiese facturado de forma errónea se regulariza". Miguel Vieito Villar, abogado especializado en derecho sanitario, señaló que las tarifas "no parecen excesivas considerados los costes reales de una atención sanitaria".

Por qué es necesario vacunarse contra el coronavirus

“El 99,2% de la población no está infectada de coronavirus. ¿Por qué es necesaria una vacunación masiva de toda la población?”, se plantea otra persona. “La vacuna no es la solución”, dice otra en el vídeo. Primero hay que recordar las grandes mejoras que nos han traído las vacunas: enfermedades erradicadas o casi y 2,5 millones de muertes que se evitan cada año.

Además, como ya explicamos, la inmunidad de grupo o de rebaño es la protección de una determinada población ante una infección debido a la presencia de un elevado porcentaje de individuos inmunes. Esta se puede lograr de forma natural, vía infecciones (aunque existen las reinfecciones, las nuevas variantes pueden favorecerlas y no sabemos cuánto dura la inmunidad natural), o por la vacunación.

Entre un 60% y un 70% de la población debe tener anticuerpos contra el coronavirus para alcanzar la inmunidad de grupo, según explicó el director del Instituto de Virología del hospital Charité de Berlín Christian Drosten en una entrevista en The Guardian.

No obstante, Drosten aclaró que no es tan sencillo como alcanzar esa cifra a nivel nacional, regional o incluso provincial. Dado que la población inmunizada no es homogénea y por la movilidad humana, hay personas que una vez se alcance la inmunidad de grupo en una zona podrían infectarse e iniciar nuevos brotes entre las personas no inmunizadas en otra zona.

Pero alcanzar la inmunidad de grupo dejando circular el coronavirus y padeciendo la COVID-19 “supone un riesgo muy importante para la población, si consideramos que aproximadamente el 20% de los infectados requieren ingreso hospitalario y que, de los ingresados, un 5% llegan a fallecer", explicó a Maldita Ciencia la Sociedad de Española de Inmunología (SEI).

En cambio, vacunarse frente a la COVID-19 tiene beneficios colectivos más allá de la inmunidad de grupo, explicó el decano de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Complutense de Madrid, Jesús Pérez Gil, en un artículo en The Conversation que republicamos en Maldita.es. “Cada persona que no se vacune, aunque su riesgo de contraer COVID-19 fuera bajo, pone en riesgo al resto. No solamente al sector de población más vulnerable, sino a toda la población”, aclaró Pérez Gil.

Las vacunas contra el coronavirus sí son vacunas y existen de distintos tipos, algunas usan mecanismos de inmunización tradicionales

“Se ha aplicado el término de vacuna porque es socialmente más aceptado pero no es el mecanismo de acción normal o habitual que conocíamos de las vacunas” dice otro entrevistado. “Realmente no es una vacuna al uso”, afirma otro. Pero esto no es así.

En primer lugar, hay que aclarar que todas las vacunas por definición hacen que el sistema inmunológico de una persona pueda reconocer y defenderse contra una determinada enfermedad sin padecerla al producir anticuerpos. Por lo tanto las vacunas contra el coronavirus como el resto son vacunas.

En segundo lugar hay que explicar que las vacunas tradicionales se basan en administrar el virus debilitado o inactivado contra el que se quiere luchar. De este tipo también hay contra el coronavirus: como la vacuna china de Sinopharm, aprobada en Argentina y Perú, que es una vacuna de virus inactivado. Este tipo de vacunas se utilizan desde hace más de un siglo. La vacuna contra la poliomielitis, la rabia y la hepatitis A usan esta tecnología.

Pero hay más de tipos de vacunas contra el coronavirus como la rusa Sputnik V, que se está administrando en países como Argentina y México, que es de vectores adenovirales humanos (usa un virus modificado para introducir material genético del virus, que dentro de nuestras células se transformará en ARN y no afectará a nuestro ADN ni en nuestros genes, por lo que no es una terapia genética como explicaremos después), al igual que la de AstraZeneca y Universidad de Oxford aprobada en España para menores de 55 años. Este método se ha usado con anterioridad frente al virus del Ébola y del Zika.

Vacunas con otro tipo de mecanismo de acción se han aprobado hasta el momento en la Unión Europea. Como las de ARN mensajero de la vacuna de Pfizer. Hasta entonces nunca se había aprobado una vacuna de ARN mensajero, pero hay que aclarar que estas vacunas han sido testadas en humanos antes de ser aprobadas y, como explicamos en el siguiente punto, no son terapia genética ni afectan a nuestros genes. Además, se lleva décadas investigando con vacunas de ARN mensajero y se ha estudiado anteriormente para la gripe, el zika, la rabia y el citomegalovirus, explican los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).

No es cierto que las vacunas de ARNm sean una terapia génica experimental que puede alterar el ADN humano

“Las así denominadas vacunas de ARNm contra la COVID-19 desarrollan un proceso en las células que también se emplea para crear organismos transgénicos”, afirma el vídeo. La médica negacionista Natalia Prego, de quien ya hemos desmentido desinformación que ha difundido sobre la vacuna contra la COVID-19, dice también que “no es moral que no se esté diciendo que es una terapia génica experimental que puede provocar modificaciones en el genoma humano a largo plazo”. Pero es falso. Como ya os explicamos, las vacunas contra el coronavirus no pueden hacernos transgénicos ni alterar nuestro ADN.

Las vacunas de ARN mensajero, como las de Pfizer/BioNTech y las de Moderna, introducen una secuencia de ARN con las instrucciones para producir el antígeno en nuestras células. De esta forma se entrena al sistema inmune para que reconozca los patógenos que causan enfermedades y así pueda defenderse de ellas. Lo que hacen las vacunas de ARN mensajero es, en vez de introducir en el organismo un patógeno atenuado o una parte de este, introducir las instrucciones para que sea nuestro propio organismo el que produzca el antígeno (en este caso una proteína) que desencadene la reacción del sistema inmune.

En el caso del coronavirus SARS-CoV-2, la vacuna de ARN mensajero provoca que se produzca la proteína S de la superficie del virus y así entrena a nuestro sistema inmune frente al coronavirus antes de que ocurra la infección.

Como explicó a Maldita Ciencia Lluis Montoliu, investigador del Centro Nacional de Biotecnología y presidente del Comité de Ética del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), "al utilizar ARN mensajero estas vacunas le están proporcionando a las células las instrucciones para que estas fabriquen proteína S del coronavirus. Nada más. Estas moléculas de ARN mensajero son extraordinariamente lábiles [frágiles], y desaparecen muy rápidamente tras ser usadas para producir proteína S. Por eso hay que mantenerlas congeladas a tan baja temperatura".

Montoliu descartó que estas moléculas vayan "a insertarse en nuestro ADN, que sería la única manera de que nuestras células acabaran modificadas genéticamente, es decir, que se convirtieran en transgénicas. El ARN se administra, se usa y desaparece, se destruye y degrada por la propia célula, y ahí acaba su viaje".

Las vacunas no son experimentales ni un proyecto de investigación

Tampoco es cierto, como ya hemos explicado también, que ninguna de las vacunas contra el coronavirus aprobadas sean experimentales o los vacunados formen parte “de un proyecto de investigación”, como también se dice en el vídeo de ‘El gran reinicio’. Las vacunas han sido aprobadas tras pasar la fase 3 de ensayos clínicos, al igual que el resto de medicamentos y vacunas aprobadas.

La fase 4 es la última fase de experimentación clínica y ocurre cuando está ya comercializada y se usa a gran escala. El objetivo de esta fase es monitorizar los efectos secundarios del fármaco, sobre todo los más raros, que pueden observarse sólo cuando el medicamento es utilizado a gran escala.

En esta fase se encuentran las vacunas comercializadas y autorizadas por las autoridades sanitarias contra el coronavirus pero por esta fase pasan todas las vacunas y medicamentos tras ser aprobados. Lo dice la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS): la fase 4 examina los efectos a largo plazo una vez el medicamento se ha comercializado.

Por qué no hay evidencia de que las vacunas contra el coronavirus provoquen esterilidad

En el vídeo también se relacionan las vacunas contra el coronavirus con infertilidad como efecto secundario de la vacunación. Pero ya hemos explicado por qué no hay evidencia de que las vacunas contra el coronavirus provoquen esterilidad.

Otros contenidos que ya desmentimos se basan para decirlo en el argumento erróneo de que la vacuna de ARN mensajero se une a la enzima angiotensina 2 (ACE2) de las células, que interviene también en la infección por parte del coronavirus, que está presente principalmente "en los testículos, en ovarios y no en los pulmones". Pero no hay pruebas de que sea así.

Los tres conceptos claves para hacer esta afirmación falsa (la enzima ACE2, la COVID-19 y la vacuna) sí están vinculados entre sí, pero no como se dice en estos bulos. "La relación es sencilla", afirmó en Maldita Ciencia Sonia Zúñiga, investigadora de coronavirus en el Centro Nacional de Biotecnología. "La enzima ACE2 es el receptor celular para el SARS-CoV-2. Es decir, es la proteína que el virus reconoce en la superficie de las células para entrar en ellas. Por tanto, si una vacuna induce anticuerpos neutralizantes, éstos van a impedir la unión de la proteína de la espícula del virus a la ACE2 de las células", explicó.

Se dice que "la enzima ACE2 no se expresa en tejido pulmonar" o "la enzima ACE2 se expresa solamente en el corazón, riñones y testículos". Pero esto no es así: la proteína ACE2 se expresa en muchos tejidos, incluidos también los del sistema respiratorio, como el de los pulmones, según señalaron tanto Zúñiga como Jaime Jesús Pérez Martín, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Vacunología.

"No se entiende cómo podría afectar o cómo podría explicarse este fenómeno", opinó Pérez. "Hay muy pocos estudios sobre las repercusiones de la infección del COVID-19 en el esperma humano", añadió. Pérez recordó que lo que la vacuna pretende es generar anticuerpos frente a una parte del virus (la espícula). Los anticuerpos se pueden crear tanto por la vacunación como por la propia infección. "Los de la vacuna son más específicos pero son igualmente anticuerpos neutralizantes", matiza. "Es decir, inmunológicamente la vacuna va a ser una versión 'buena' de la infección".

Además, el miembro de la SEV incidió en que ni siquiera se ha descrito esterilidad en las personas infectadas supervivientes a la infección por COVID-19. "Por lo tanto, no sería lógico que ocurriera tras la vacunación. No está entre las hipótesis de trabajo y tampoco se ha descrito como efecto adverso en las 60.000 personas vacunadas en los ensayos clínicos".

Fact-checkers de más de 70 países nos hemos unido para luchar contra las mentiras y la infodemia que ha traído consigo la pandemia de coronavirus. Puedes consultar los desmentidos en la base de datos CoronaVirusFacts del International Fact-Checking Network (IFCN) .


Primera fecha de publicación de este artículo: 16/03/2021

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