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MALDITA CIENCIA

Las afirmaciones falsas de la asociación negacionista "Médicos por la verdad" sobre la COVID-19, el uso de las mascarillas y la vacuna de la gripe

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Médicos por la verdad, la asociación negacionista de la COVID-19 y sus afirmaciones falsas sobre la COVID-19. Nos habéis preguntado por un vídeo en el que varios componentes de un grupo negacionista del coronavirus y autodenominado “Médicos por la verdad” defiende y justifica afirmaciones relacionadas con la pandemia y su gestión sanitaria y política. En esta presentación atacan sin pruebas el uso de mascarilla, el confinamiento o afirman sin evidencia que las pruebas PCR no son eficaces para detectar el SARS-CoV-2; que existe relación entre la vacuna contra la gripe y la COVID-19 grave o que sí se conoce tratamiento efectivo para la enfermedad. Te contamos lo que sabemos al respecto. 

El uso de la mascarilla sí es útil para minimizar el riesgo de contagio

Al comienzo del vídeo, la médica Natalia Prego Cancelo defiende que la mascarilla solo deberían utilizarla “los médicos, cuidadores, sanitarios y enfermos” y que, como mucho, sería “recomendable su uso obligatorio en zonas de alta contagiosidad, como hospitales”. Además, asegura que no hay evidencias científicas de que su uso generalizado sea útil. 

No es la primera vez que Prego hace afirmaciones similares: en Maldita Ciencia ya aclaramos algunos de los argumentos que la médica ha defendido en otras ocasiones como que el SARS-CoV-2 no se transmite por el aire (sí lo hace), que los asintomáticos no pueden contagiarlo (sí pueden) o que la mascarilla provoca enfermedades como la hipoxia o falta de oxígeno en sangre (de nuevo, otra afirmación falsa). 

Con respecto a las falsedades que expone en el vídeo por el que nos habéis preguntado y como ya explicábamos aquí, la mascarilla sí es útil para disminuir el riesgo de infección en la situación en la que nos encontramos actualmente: sea higiénica, quirúrgica o EPI, funcionará al menos como barrera física que dificulte el contacto tanto con el SARS-CoV-2, como con cualquier otro patógeno que sea susceptible de entrar en nuestro organismo a través de las vías respiratorias, la nariz y la boca. ¿Cómo? Evitando que las gotículas que se expulsan al toser, estornudar o hablar (y que, en caso de una persona infectada, podrían portar al nuevo coronavirus), lleguen a estas vías y nos contagien. 

La barrera que establece la mascarilla dificultará este proceso. Además, en función del tipo que utilicemos, el filtrado del aire al respirar y expulsar el aire será mayor o menor. Sobre las diferentes clases de mascarillas y los colectivos a los que se recomienda cada una de ellas puedes leer más aquí.

La PCR sí es útil para saber si una persona está o no infectada

Otra de las afirmaciones durante la asamblea de este grupo de médicos, esta vez según la homeópata María José Martínez Albarracín, es que las pruebas PCR (reacción en cadena de la polimerasa) no determinan el virus infeccioso. En teoría, para realizarlas, se lleva a cabo “un aislamiento más que dudoso” y que "se basa en el SARS-CoV-1 incompleto", ya que "este tiene unos 29.903 nucleótidos y la prueba apenas detectan unos 200”, por lo que podría estarse amplificando otro tipo de virus. En definitiva, Martínez Albarracín defiende que “a una epidemia no puede dársele la publicidad que se le está dando sin clínica (estudio de los síntomas) y basándose solo en una prueba diagnóstica”. 

Como explicaba aquí José Manuel Bautista, catedrático de Biología Molecular que coordinó el laboratorio de detección COVID-19 de la Universidad Complutense de Madrid, "no es cierto que la PCR que se está utilizando ahora sea inespecífica”. “Los cebadores para amplificar (sustancias necesarias en la reacción en que se basa las PCR) son específicos para SARS-CoV-2 (el coronavirus que causa la enfermedad) y no para otros virus. Está demostrado en muchas publicaciones. Hay otros PCR generalistas para detectar más coronavirus, pero los que se usan ahora son altamente específicos", indicaba Bautista a Maldita Ciencia. 

Además, afirmaba que una PCR positiva no garantiza la viabilidad del virus, "sino la presencia de su material genético", pero que "eso no quiere decir que sea inespecífica”. “De hecho es tan específica que detecta cantidades residuales de ARN del virus", continúa el experto.

Con respecto a otra de las afirmaciones de Martínez Albarracín, que los test pueden dar positivo a cualquier fragmento de ARN de un coronavirus o incluso de “otras cosas”, Benedetta Bolognesi, del Instituto de Bioingeniería IBEC de Barcelona, explicaba aquí que, aunque los falsos positivos existen, (como ocurrió en Almería), "no es probable tener falsos positivos y tampoco lo es porque detecte otros coronavirus”. “La PCR es específica. Si hay discrepancia tienes que repetir la prueba", indica Bolognesi. 

Es más, añade que cuando se realiza una PCR, el verdadero problema es obtener falsos negativos, no falsos positivos. “Es más probable tener falsos negativos porque extraer ADN es un poco complicado (extraerlo del paciente, llevarlo al laboratorio, procesarlo) y es posible que el ADN se degrade o algún paso falle y dé negativo porque algo falló antes", explica. 

No hay evidencias sobre la relación entre la vacuna de la gripe y la COVID-19 

Otra de las afirmaciones que hace Martínez Albarracín es que “hay estudios que relacionan la vacuna de la gripe con el COVID-19 grave”. Sin embargo, no existe ninguna evidencia científica de que el SARS-CoV-2 tenga cualquier tipo de relación con la gripe y mucho menos que se haya inyectado a quienes se vacunan contra ella, como afirman otras cadenas de WhatsApp.

De hecho, el único estudio que establece un vínculo entre ambas no solo es de muy baja calidad, como argumentaba en Maldita Ciencia Jaime Martín-Benito, virólogo del Centro Nacional de Biotecnología; sino que su propio autor concluye que “los resultados generales mostraron poca o ninguna evidencia que apoyara la asociación de la interferencia del virus y la vacunación contra la gripe”. La investigación incluso admite que no se puede establecer una relación causa-efecto entre la vacunación contra la gripe y el mayor riesgo de dar positivo en otros virus respiratorios. Aquí puedes leer lo que otros estudios apuntan sobre esta supuesta relación. 

El polisorbato 80 en las vacunas no supone un peligro para la salud 

Según Martínez Albarracín, el polisorbato 80 que incluye la vacuna contra la gripe favorece que el propio virus entre en las células. Como ya explicábamos en este artículo, este componente es un emulsionante, que ayuda a que los "ingredientes" de la vacuna se mezclen y evita que se separen. También se utiliza como aditivo alimentario y es una de las sustancias aprobadas por la Unión Europea, para uso en alimentos. Es un líquido viscoso de color amarillo soluble en agua.

Con respecto a este componente de las vacunas, se han hecho muy virales varios contenidos que mencionan como supuesta causa de la COVID-19 la vacuna de la gripe a partir de un estudio realizado en España, en el hospital de Barbastro (Huesca), que supuestamente habría encontrado una "interferencia inmunológica" entre uno el polisorbato 80 y el SARS-CoV-2. Sin embargo, los autores del estudio en ningún momento señalan que la vacuna de la gripe sea la causa de la COVID-19, como ya contábamos aquí.

En declaraciones a El Confidencial, Juan Francisco Gastón Añaños, Jefe de Sección de Farmacia Hospitalaria del hospital de Barbastro y uno de los autores del estudio, explica que al ponerse a investigar vieron que "había un componente en las vacunas para mayores de 65 que no estaba, por ejemplo, en las que se les da a los sanitarios, el polisorbato 80", y que "este ya había dado problemas con otras enfermedades". Además añade: "Si miras, en el artículo en ningún momento hablamos de que sea malo vacunarse, que se esté ocultando algo o que haya una trama detrás. Solo señalamos que un componente de una de las vacunas antigripales que se ponen a los mayores de 65 años, el polisorbato 80, puede estar empeorando el pronóstico de los pacientes y argumentamos por qué creemos que puede ser así".

Como ya os explicamos aquí, los componentes de las vacunas no son secretos y se utilizan en dosis muy por debajo de lo que se considera seguro. "Todos los componentes de las vacunas, y de todos los medicamentos en general, están sujetos a estrictos controles de seguridad. En el caso del polisorbato 80, se ha demostrado que es muy seguro a las dosis que se administran", indica Jorge Carrillo, vocal de la Sociedad Española de Inmunología (SEI).

Inmunidad colectiva: por qué intentar alcanzarla sin vacuna supone un riesgo muy alto para la población

Otra de las afirmaciones que se hacen en el vídeo es que el confinamiento impide la producción de la inmunidad colectiva, es decir, la protección de una determinada población ante una infección debido a la presencia de un elevado porcentaje de individuos inmunes. 

Como ya contamos aquí, es cierto que de forma natural, al producirse un brote, al avanzar la epidemia y aumentar el número de individuos inmunes, disminuye la probabilidad de contacto entre un susceptible y un infectado, hasta que llega un momento en el que se bloquea la transmisión del agente infeccioso, como explica Nemesio Moreno Millán, médico especializado en medicina preventiva y técnico de salud en el Servicio de Atención Primaria de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) en un documento publicado por Asociación Española de Vacunología

Sin embargo, según la SEI, adquirir la inmunización padeciendo la enfermedad supone un riesgo muy importante para la población, si se tiene en cuenta que aproximadamente el 20% de los infectados requieren ingreso hospitalario y que, de los ingresados, un 5% llegan a fallecer. “Desafortunadamente, los tiempos de desarrollo y producción de una vacuna son largos y debemos esperar. Mientras tanto, se deben mantener las medidas de distanciamiento y confinamiento para evitar una infección que ha causado tanta mortalidad", explicaba a Maldita Ciencia.

No hay tratamiento que cure la COVID-19: se utilizan fármacos para paliar sus síntomas

Durante el vídeo, otra de las cosas que critican los médicos que asisten a la asamblea es que sí existe un tratamiento para tratar la infección por SARS-CoV-2 gracias a la información que aportaron las autopsias italianas a pacientes que habían dado positivo y que se realizaron entre marzo y abril de 2020 (el preprint sobre los resultados apuntaba a la presencia de trombos de fibrina plaquetaria en pequeños vasos arteriales). Este supuesto tratamiento consistiría en el uso de hidroxicloroquina para los pacientes más leves y de antiinflamatorios y anticoagulantes para los de mayor gravedad. 

En primer lugar y como ya hemos explicado en otras ocasiones en Maldita Ciencia, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció el pasado 4 de julio la suspensión de inmediato de los ensayos con hidroxicloroquina que estaba realizando dentro de un megaestudio bautizado como Solidarity, ya que los resultados provisionales muestran que este medicamento produce “poca o ninguna reducción de la mortalidad de pacientes hospitalizados con COVID-19 en comparación con la atención estándar”. 

Por otro lado, es cierto que el nuevo coronavirus puede ocasionar lo que se denomina coagulación intravascular diseminada lo que, según el virólogo del Instituto de Salud Carlos III, Pepe Alcamí, hace que “se produzcan microtrombos en los tejidos” y que “se consuman todos los factores de coagulación y las plaquetas, lo cual favorece las hemorragias”. Es por ello por lo que el suministro de anticoagulantes y dosis bajas de heparina puede ayudar a controlar las microtombosis que se forman y que comprometen la función de distintos órganos. 

Sin embargo, no es cierto que el virus mata por trombosis y no por neumonía, como explicábamos aquí, por lo que los respiradores sí son una herramienta útil para aquellos pacientes con desarrollo grave de la enfermedad. De hecho, recordamos que la neumonía por coronavirus produce una deficiencia respiratoria aguda muy grave que, según indicaba la neumóloga Olga Mediano a Maldita Ciencia, requiere de altos flujos de oxígeno.

En definitiva, los respiradores se utilizan cuando los pulmones de un paciente están dañados o si padece alguna lesión que le impide respirar por sí mismo. Normalmente se recurre a ellos para pacientes graves y usarlos puede dejar secuelas, según afirma a Maldita Ciencia la Sociedad Española de Medicina Intensiva (SEMICYUC).

El grupo "Médicos por la verdad" cuestiona el enfoque de la medicina occidental y la eficacia de las vacunas

El grupo que organiza la asamblea que recoge el vídeo, Médicos Por La Verdad de España, cuenta con más de 140 médicos del país (entre ellos, Prego y Martínez Albarracín) y tiene como referencia la plataforma Médicos por la verdad de Alemania. Según su página web, "el enfoque de la medicina occidental no es saludable ni científico y, por lo tanto, viola los parámetros éticos del consentimiento informado". La mayoría de sus componentes "cuestiona la seguridad y eficacia de la vacunación masiva". En Maldita Ciencia ya hemos explicado en varias ocasiones que las vacunas son seguras, por ejemplo aquí o aquí.

Según la descripción de uno de los vídeos a los que enlazan en su página oficial de Facebook, su objetivo es traer al mundo la supuesta verdad sobre el coronavirus, cuestionando la que denominan "versión oficial de los políticos y de los medios de prensa", en lo relacionado con la pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2.

Primera fecha de publicación de este artículo: 29/07/2020.


Primera fecha de publicación de este artículo: 10/08/2020

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