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¿Pueden los perros oler el coronavirus? Se los está entrenado pero por ahora faltan evidencias*

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Nos habéis preguntado si los perros pueden detectar con el olfato si un paciente tiene la COVID-19. Algunos estudios piloto intentan entrenar a estos animales para conseguirlo, pero a día de hoy solo se ha publicado un estudio piloto al respecto, de forma que faltan evidencias que confirmen esta posibilidad. Os contamos lo que sabemos al respecto. 

Durante años se ha recurrido al olor de la orina o el aliento para diagnosticar enfermedades. Los perros tienen un olfato muy desarrollado y, por ello, se les entrena para detectar diferentes patologías. Si bien esto podría ser de gran ayuda durante la pandemia, hay dudas de que lo puedan conseguir porque la sintomatología de la COVID-19 es diferente entre los pacientes.

El análisis del olor de la orina ya se empleaba en el diagnóstico antes del siglo XVIII

¿Es posible “oler” una enfermedad? Laura López-Mascaraque, investigadora del Instituto Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) explica que recurrir al olfato para detectar enfermedades no es algo nuevo. “Antes de que se comenzaran a perfeccionar los medios de investigación médica a partir del siglo XVIII, el análisis del olor y color de la orina era el recurso más empleado en el diagnóstico”, explica en el blog Ciencia para llevar del 20 minutos.

Según explica López-Mascaraque, que también es presidenta de la Red Olfativa Española (ROE), desde la Edad Media existían ruedas de orina, divididas en 20 colores posibles, con categorías olfativas que marcaban analogías entre estas categorías y la dolencia. “Aunque hoy en día el uso del olfato en la práctica médica ha desaparecido, sabemos que el patrón aromático que desprende una persona enferma es distinto al de una sana”, afirma. 

Por ejemplo, señala que la orina puede oler a pescado si se padece trimetilaminuria (una enfermedad metabólica de la que te hablamos aquí) mientras que el olor a levadura o a amoniaco se debe a la presencia de determinadas bacterias. 

También se pueden buscar pistas en el aliento, según cuenta. Un aliento con olor afrutado, puede producirse en caso de diabetes. Uno con olor a vinagre es desprendido por algunos pacientes con esquizofrenia. Y uno similar al amoniaco “suele ser signo de insuficiencia renal o infección en la vejiga”.

Los perros tienen en torno a 100 millones de receptores olfativos

¿Por qué los perros? Elena Gómez Díaz, investigadora del Instituto de Parasitología y Biomedicina López-Neyra del CSIC y responsable del proyecto, cuenta a Maldita Ciencia que estos animales tienen su sistema olfativo muy sensible y desarrollado. Se estima que los perros tienen en torno a 100 millones de receptores olfativos, cifra muy superior a otros animales. En los humanos son cinco o seis millones”, afirma.

Por ello, estos animales son entrenados para detectar drogas, bombas, alimentos y, también, enfermedades como la malaria. En este caso, según Gómez, se les entrena haciéndoles oler muestras infectadas y no infectadas (por ejemplo, de orina) y se les premia si aciertan. Es decir, se les entrena para identificar patrones.

Además de ciertos tipos de cáncer, los perros entrenados también pueden detectar otras enfermedades como el Parkinson, convulsiones epilépticas e incluso niveles de glucosa en la sangre. Podríamos decir que existe una huella olfativa de enfermedades específicas y cada perro es entrenado para detectar un determinado aroma, de forma que tan pronto identifica el olor que está buscando, recibe su recompensa”, cuenta López-Mascaraque a Maldita Ciencia.

Pero no todos los perros pueden hacerlo. Inés Arana, profesora de la Universidad del País Vasco y miembro de la Sociedad Española de Microbiología, explica a Maldita Ciencia que “se buscan ejemplares de razas adecuadas como beagles o labradores. También se eligen perros que por su linaje han demostrado ser buenos rastreadores. Y deben ser sociables, dóciles y confiados, ya que se tienen que relacionar con humanos desconocidos y, en ocasiones, en situaciones de estrés”.

Diferentes laboratorios intentan entrenar perros para detectar pacientes con COVID-19

¿Y en el caso de la COVID-19? ¿Podrían los perros detectarla? Si bien se están realizando investigaciones para averiguarlo, a día de hoy solo se ha publicado un estudio piloto sobre este tema, realizado por el neurólogo veterinario Holger Volk de la Universidad de Medicina Veterinaria de Hannover, en Alemania. Por eso decimos que aunque es un área prometedora, faltan evidencias científicas que demuestren que los perros pueden “oler” la enfermedad.

No podríamos decir taxativamente que un perro pueda detectar la COVID-19, siendo una enfermedad tan nueva y desconocida”, afirma López-Mascaraque.

Aún así señala que los primeros estudios piloto muestran indicios de que podría ser así: “Todavía no está claro qué sustancias en la orina producen el olor COVID-19, pero sabemos que otras enfermedades respiratorias cambian nuestro olor corporal, por lo que existe la posibilidad que el coronavirus también lo haga, ya que no solo ataca los pulmones, sino que también daña los vasos sanguíneos, los riñones y otros órganos”.

Hay diferentes investigadores intentando descubrir si los perros podrían servir de ayuda para detectar a personas contagiadas. En esta investigación llevada a cabo en la Universidad de Helsinki se intenta entrenar a los perros para que diferencien muestras de orina de pacientes con la COVID-19 de aquellas de pacientes sanos. “Los perros entrenados para la detección de olores parecen ser rápidos al realizar la nueva tarea e incluso podrían ser más sensibles que muchas de las pruebas que ahora están en el mercado”, se afirma en la web de la Universidad.

También hay distintos laboratorios en Alemania, Reino Unido, Francia o Estados Unidos que están entrenando perros rastreadores para que puedan indicar o predecir la existencia de COVID-19 a través del olfato, tal y como cuenta Mascaraque. Y no solo en la orina: “También en muestras de saliva, aire exhalado, mascarillas, sudor… Todos ellos liberan compuestos volátiles orgánicos, que son las moléculas que se detectan a través del olfato”. 

La diferente sintomatología en los pacientes dificulta a los perros la detección de la enfermedad

Aún es pronto para determinar si finalmente estos perros podrán detectar si un paciente está contagiado. De hecho, existen algunas limitaciones para que lo consigan. Gómez señala la diferente sintomatología y cuadros clínicos en los que se manifiesta la enfermedad: “Es un patrón complejo con mucha variación individuo a individuo. Los perros detectan diferencias en personas infectadas respecto a sanas por su olor, no huelen el virus en sí. Si no hay síntomas manifiestos, por ejemplo en las personas asintomáticas, su utilidad puede ser limitada”.

La investigadora subraya que aún hace falta ver los resultados de los estudios con diferentes grupos control y experimentales con diferentes cuadros y síntomas y un diseño aleatorizado, según señala: “Los perros pueden ser uno más de los elementos en el diagnóstico a modo de triaje, muy interesante en espacios públicos como aeropuertos o centros comerciales, pero siempre acompañado de otras pruebas diagnóstico ulteriores”, afirma. 

Dolo Vidal, profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Castilla-La Mancha en Ciudad Real y miembro de la Sociedad Española de Microbiología, considera que probablemente estas investigaciones no tengan mucho éxito. “Los virus, al contrario que las bacterias y otros patógenos, no tienen metabolismo propio y por tanto habrá pocos cambios ‘metabólicos’ que expresen cambios en olores. Además, hay más virus que cursan con cuadros similares (por ejemplo, el de la gripe)”, afirma a Maldita Ciencia.

Primera fecha de publicación: 4/6/2020.

*Hemos actualizado este artículo para incluir que ya existe un estudio piloto sonre la detección canina de la COVID-19 con resultados positivos pero hacen falta más evidencias

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