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‘Plandemic: Indoctornation’: las afirmaciones falsas y sin evidencia científica sobre la pandemia de COVID-19 de la segunda parte del vídeo Plandemic

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Tenemos segunda parte del vídeo negacionista de la COVID-19 Plandemic. Nos habéis preguntado, a través de la Buloteca, si está lleno de afirmaciones falsas como ocurría con la primera entrega del vídeo Plandemic o Plandemia, en castellano en el que Judy Mikovits hacía una serie de afirmaciones falsas o sin evidencia científica acerca del origen del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, el uso de mascarillas, la verdadera finalidad de las vacunas contra la gripe.

La respuesta corta es que sí.

Fue el pasado 18 de agosto cuando comenzó a circular la secuela de este pseudodocumental, titulada Plandemic: Indoctornation y conocida como Plandemia 2 en castellano. En ella, continúan las teorías conspiranoicas que ponen en el punto de mira a las farmacéuticas, los sistemas nacionales de salud o grandes organizaciones sanitarias como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). 

También en personas concretas, en especial al cofundador de Microsoft, Bill Gates, a quien se acusa de “saber que iba a haber una epidemia años antes de que apareciese la COVID-19”, de “influenciar y controlar la salud y la libertad médica de todas las personas” o de haber sido el culpable de la muerte de siete niñas en la India tras administrarles la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH). A continuación destacamos y desmontamos las principales desinformaciones. 

La pandemia no estaba prevista: el 'Evento 201' fue un ejercicio de simulación de pandemia, no una previsión

Las imágenes iniciales de la segunda parte de Plandemic muestran fragmentos del Evento 201, una reunión llevada a cabo cinco meses antes del inicio de la pandemia en la que miembros de la Universidad John Hopkins (EEUU), de la Fundación Bill y Melinda Gates, de los CDC estadounidenses y del Foro Económico Mundial simula realizaron “un ejercicio de simulación de la pandemia”, según este comunicado de la Universidad John Hopkins a raíz de una cadena viral de WhatsApp sobre la que puedes leer aquí. Mediante estos fragmentos de la reunión, en Plandemic se da a entender que estas organizaciones ya eran conscientes de que el mundo iba a sufrir una pandemia similar a la que protagoniza el SARS-CoV-2 actualmente.  

Sin embargo, como hemos comentado, el Evento 201 no fue una previsión, sino un ejercicio de simulación. "Para el escenario, modelamos una pandemia de coronavirus ficticia, pero declaramos explícitamente que no era una predicción. En cambio, el ejercicio sirvió para destacar los desafíos de preparación y respuesta que probablemente surgirían en una pandemia muy grave. No predecimos que el brote de nCoV-2019 matará a 65 millones de personas. Aunque nuestro ejercicio de simulación incluía un falso y novedoso coronavirus, los datos que utilizamos para modelar el posible impacto de ese virus ficticio no son similares a los del nCoV-2019", explicó la Universidad Johns Hopkins en un comunicado.

No hay evidencias de que el SARS-CoV-2 fuese creado en un laboratorio

En relación al supuesto conocimiento previo a la crisis sanitaria actual de estas grandes organizaciones, durante los primeros minutos de la secuela de Plandemic, la supuesta médica e investigadora Meryl Nass afirma estar convencida desde el inicio de la pandemia de que el nuevo coronavirus “se trataba de un organismo diseñado en un laboratorio”. “Al principio de esta pandemia no creí que el coronavirus fuera algo natural originado desde los murciélagos”, afirma. 

Según Dass, en el artículo publicado en la revista científica Nature Medicine en el que se afirmaba que el SARS-CoV-2 era un suceso natural, los autores “utilizaban argumentos que no se sostenían y que no tenían sentido científico” y que “aun así, todo el mundo comenzó a repetir como un loro lo que decía el estudio”. Sin embargo, en ningún momento menciona tales argumentos ni explica el por qué de la carencia de base científica en ellos. Esta opinión coincide con la que aporta Mikovits durante su entrevista en la primera parte de Plandemic

Como ya explicamos aquí, no hay ninguna evidencia de que el nuevo coronavirus haya sido creado en un laboratorio. De hecho, para desmentir esta clase de rumores (así como aquellos que añadían que el objetivo del coronavirus era su posible uso como arma biológica) y defender el trabajo de los profesionales sanitarios de todo el mundo desde el origen de la crisis sanitaria, un grupo de científicos especializados en salud pública redactó este comunicado para la revista The Lancet, donde fue publicado el pasado 19 de abril. En él hacen referencia a diferentes investigaciones que demuestran el origen natural de este brote de coronavirus. Según indica el texto, "los resultados concluyen, de forma abrumadora, que el origen [del SARS-CoV-2] está en la vida silvestre". 

"Cada vez que sucede un caso similar, hay una serie de iluminados que dice que el virus ha sido creado en un laboratorio o que se ha escapado de él", explicaba a Maldita Ciencia Albert Bosch Navarro, presidente de la Sociedad Española de Virología. Con respecto a la aparición de estos rumores, Bosch sostiene que "sucedió lo mismo cuando apareció el SARS en 2002 o la conocida como gripe A, la nueva variante del H1N1, en 2009". Puedes leer más sobre esta cuestión en este artículo.

Las medidas tomadas durante la pandemia sí ayudan a disminuir el riesgo de contagio del coronavirus

En el vídeo también se da a entender la ineficacia de las medidas tomadas de cara a mitigar la actual pandemia. “Lo único que hay son estudios con titulares que apoyan la narrativa común”, afirma y añade que, el verdadero objetivo de estas recomendaciones es “mantener a la gente en sus casas” y que “su única fuente de información sea lo que se filtra para ellos”. Sin embargo, son numerosos los estudios que demuestran la eficacia de estas actuaciones disminuyendo el número de contagios. ¿Por qué?

Por un lado, y como ya explicábamos aquí, se sabe que la COVID-19 es una enfermedad respiratoria, es decir, que se contagia cuando el virus entra en contacto con nuestra nariz y boca. Esto puede suceder bien porque hayamos tocado alguna superficie infectada y nos llevemos las manos a la cara o bien porque estemos en contacto cercano con alguna persona contagiada, situación que facilitaría que las gotículas expulsadas por esta al hablar, toser o estornudar llegasen a nuestro sistema respiratorio.

En España y otros países, a través del confinamiento, tanto a nivel nacional a principios de 2020 como los pequeños casos locales actuales, ante el aumento de rebrotes, se minimiza el contacto entre personas, dificultando así que los contagiados puedan transmitir el virus a pacientes sanos. Además, quedarnos en casa, a pesar de que limite el contacto con micoorganismos patógenos, no disminuye la fortaleza y eficacia de nuestro sistema inmune, como ya explicamos aquí.  

Por otra parte, también las mascarillas suponen un obstáculo para el virus en su camino a nuestras vías respiratorias. Como ya explicábamos aquí, su uso es útil para disminuir el riesgo de infección: sea higiénica, quirúrgica o EPI, funcionará al menos como barrera física que dificulte el contacto tanto con el SARS-CoV-2, como con cualquier otro patógeno que sea susceptible de entrar en nuestro organismo a través de las vías respiratorias, la nariz y la boca.

¿Cómo? Evitando que las gotículas que se expulsan al toser, estornudar o hablar (y que, en caso de una persona infectada, podrían portar al nuevo coronavirus), lleguen a estas vías y nos contagien. En este artículo puedes encontrar diferentes estudios que concluyen que el uso generalizado de mascarilla minimiza el riesgo de contagio y transmisión del SARS-CoV-2.

La desinfección de manos, ya sea con agua y jabón o con geles hidroalcohólicos, también es una medida eficaz para dificultar que el virus infecte. Recuerda que para que el lavado de manos sea útil, debes hacerlo durante al menos 40 segundos y no olvidarte de ninguna zona.

Las acusaciones falsas sobre las vacunas fallidas que la Fundación Bill y Melinda Gates administró en la India y las supuestas víctimas 

Otra de las afirmaciones que se hace en el vídeo es que, en 2009, la Fundación Bill y Melinda Gates administró la vacuna contra el virus del papiloma humano a más de 24.000 niñas de la India, en muchos casos, sin el consentimiento de los padres o tutores legales. “La gente que administraba las vacunas mintieron a los padres diciendo que esa vacuna iba a impedir el cáncer o iba a curarlo, y estas niñas resultaron gravemente heridas. Algunas de ellas desarrollaron convulsiones, otras cáncer y siete murieron”, se afirma en Plandemic

Como ya os contamos aquí, Snopes, medio de comunicación miembro del International Fact-Checking Network (IFCN), publicó que la controversia relacionada con estas vacunas está relacionada con la muerte de siete niñas en la India que habían sido vacunadas. Sin embargo, Snopes asegura que este caso no está relacionado con la Fundación Bill y Melinda Gates, sino con PATH (Programa de Tecnología Apropiada en Salud).

PATH es una organización de salud global que no pertenece a la Fundación Bill y Melinda Gates pero sí han sido socios, según Snopes, y además la asociación ha recibido fondos de la fundación para desarrollar proyectos. En cualquier caso, desde ese medio también afirman que las investigaciones estatales demostraron que cinco de las muertes no estaban relacionadas con la vacuna y sobre las otras dos se considera "muy improbable" que sí lo estén.

El parlamento de la India no expulsó a la Fundación Bill y Melinda Gates del país

Tampoco es cierto que la Fundación de Bill y Melinda Gates haya sido expulsada de la India tras el supuesto incidente relacionado con las vacunas: esta lleva más de una década desarrollando proyectos en la India en diferentes ámbitos entre los que se encuentra la salud. En ese sentido, ha apoyado campañas de vacunación en el país, algo que ha suscitado muchas críticas por parte, sobre todo, de movimientos antivacunas, como ya os contábamos en este artículo

De hecho, el 14 de mayo, el gobierno de la India emitió una nota de prensa en la que explicaba que el primer ministro, Narendra Modi, había mantenido una videoconferencia con Bill Gates para abordar la importancia de una "coordinación global en innovación científica e I+D para combatir la pandemia". En el comunicado señalan también que "el primer ministro agradeció el trabajo relacionado con la salud que realiza la Fundación Gates, no solo en India, sino también en muchas otras partes del mundo".

Las afirmaciones falsas sobre Bill Gates y las vacunas de polio en niños 

La segunda parte de Plandemic también acusa a la Fundación Bill y Melinda Gates de administrar la vacuna contra la poliomielitis a niños y que esta les ocasionase parálisis. Sobre este mismo tema, como ya contábamos aquí, una publicación de Robert F. Kennedy Jr, sobrino del expresidente de Estados Unidos J. F. Kennedy y conocido por ser partidario del movimiento antivacunas, aseguraba que "los médicos indios culpan a la campaña de Gates de una devastadora epidemia de parálisis flácida aguda no poliomielítica (NPAFP) que paralizó a 490.000 niños". Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud, la vacuna contra la poliomielitis es "segura y eficaz". Hace unos días el organismo anunciaba la erradicación de la enfermedad en África, como os contamos aquí, gracias a la vacunación. 

En cuanto a sus posibles efectos secundarios, la OMS incide en que "en ocasiones extremadamente infrecuentes, el virus atenuado de la vacuna antipoliomielítica oral puede mutar y tornarse de nuevo virulento". Es decir, existen cepas de poliovirus que han mutado desde la cepa contenida en la vacuna y que puede llegar a causar parálisis. Pero, como hemos dicho, la OMS incide en que esto se da de manera “extremadamente infrecuente” como efecto secundario.

Por su parte, Correctiv, también medio miembro del IFCN, recoge en su artículo que la cifra de 496.000 niños afectados "aparentemente se refiere a un estudio de agosto de 2018", pero que "se trata de casos de parálisis sin evidencia de polio" (NPAFP). En ese sentido, el estudio de 2018 especula sobre la posibilidad de que exista una correlación de los casos de parálisis con las vacunas orales contra la poliomielitis, ya que las cifras de la NPAFP aumentaron hasta 2011, cuando según ese estudio se reportó el último caso de polio en la India. Después, las cifras de NPAFP han ido disminuyendo desde 2012, paralelamente a la reducción de las vacunaciones.

Pero los autores del artículo afirman que son necesarios más estudios para confirmar una asociación causal entre el aumento de casos de NPAFP y las vacunas. Además, el estudio ha recibido críticas por su metodología, como apunta AFP, debido a que recoge datos de síntomas presentados en niños entre 5 y 15 años, aun cuando la vacuna se proporciona sólo a menores de cinco años.

Los plazos para la nueva vacuna contra la COVID-19 son menos largos gracias al conocimiento del virus y a las vacunas previas

Otra de las afirmaciones que hacen varias de las fuentes a las que la segunda parte de Plandemic da voz, es que la futura vacuna contra la COVID-19 no ha cumplido el promedio de tiempo que tarda en desarrollarse un fármaco de estas características. “Hablar de una vacuna mágica que saldrá en meses roza lo absurdo”, sostiene el vídeo. Además, incide en que, al no haber cumplido los plazos, esta no garantiza su eficiencia y mucho menos su seguridad. 

Respecto a las cuestiones de seguridad, existen pocos productos sanitarios tan vigilados y controlados por las agencias reguladoras como las vacunas. Aquí os contamos todas las fases de investigación que debe pasar una vacuna antes de ser aprobada.

En un primer momento, la OMS afirmó que el fármaco contra la COVID-19 podría estar listo en unos 18 meses. Según confirmaba a Maldita Ciencia Pepe Alcamí, virólogo del Instituto de Salud Carlos III, la duración de las diferentes etapas se ha acelerado.

Con respecto al diseño, Alcamí señala que ha durado semanas en lugar de meses (o incluso años) "dado el conocimiento acelerado sobre SARS-CoV-2 y la experiencia en vacunas previas". Añade que, además, se han seleccionado prototipos nuevos, no los clásicos: en primer lugar porque son muy fáciles de fabricar (han tardado menos de un mes) y en segundo, porque no incluyen problemas de seguridad, "por lo que se empezaron los ensayos en fase I en humanos sin hacer toxicidad animal, que se están haciendo en paralelo". Por último, señala que los estudios de esta fase I se han hecho de forma acelerada, en tan solo dos meses.

"Hasta aquí, en lugar de dos años, el trabajo se ha hecho en tres meses. Por eso han elegido prototipos no clásicos", resume Alcamí. "Los clásicos requieren años de desarrollo porque son de diseño complejo, fabricación difícil y no pueden obviar los ensayos en animales", añade.

También el medio de verificación Politifact, miembro del IFCN, ha desmentido las afirmaciones falsas que recoge la segunda parte de Plandemic. Puedes leer más en este artículo.

Primera fecha de publicación de este artículo: 28/08/2020.

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