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Bulos sobre el café y sus posos: del desatranque de las tuberías al riesgo de cáncer

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Café: o lo amas o lo odias. Y la mayoría lo amamos. Por eso cuando surge alguna noticia relacionada con el café y sus propiedades a todos nos interesa y nos preguntamos qué hay de cierto.

En Maldita Ciencia hemos hablado varias veces del café para aclarar algunos bulos y resolver algunas dudas al respecto y aquí las recopilamos.

No, los posos de café no ayudan a desatascar tuberías (y pueden empeorar el tapón)

"Truco casero", decían abuelas y vecinos del cuarto; "el remedio definitivo contra los atascos", añadían amigos y conocidos pero, por mucho que estos se empeñen en repetirlo, no: no hay evidencias de que tirar los posos del café por el fregadero sean útiles para desatascar las tuberías

De hecho, en algunos casos (al no aclarar el sumidero tras introducir el café, por ejemplo) estos podrían llegar a acumularse en la grasa adherida a la pared de las cañerías y empeorar el posible tapón.

Quienes recomiendan el supuesto poder desatascador de los posos de café lo hacen, o bien basándose en la ciencia infusa (sin más, sin plantearse por qué sí o por qué no podría funcionar) o en la supuestamente potente capacidad abrasiva de los granos molidos de café y/o su propiedad anti grasa, gracias a la acidez del alimento. 

Sin embargo, hay que tener en cuenta que el poso del café es un material sólidoy que, aunque es poco probable, al echarlo al sumidero y entrar en contacto con los restos pegados a las paredes de las tuberías, podría incrustarse y pasar a formar parte del problema en vez de la solución. 

"Lo más probable es que los posos se adhieran a otros restos que haya pegados a las paredes (como aceite o restos de alimentos)", explica a Maldita Ciencia Beatriz Robles, tecnóloga de los alimentos "Además, las condiciones dentro de la tubería son idóneas para que crezcan mohos aprovechando la humedad y los nutrientes del café".

La empresa Desatranques Jaen confirma a Maldia Ciencia que los posos del café no son una buena opción ni para desatascar ni para evitar un tapón en las cañerías. "Al final, estos forman pequeñas láminas que se quedan incrustadas en la grasa de las tuberías y pueden empeorar la situación". Recomiendan que, en un caso similar, se recurra a un profesional del oficio. 

"Si en la tubería hay un tapón importante, incluso es difícil que los productos de limpieza la desatasquen", explica a Maldita Ciencia Escobar S.L., grupo de empresas en desembozos. "La mejor opción es llamar a una empresa especializada de cubas que acuda con un camión y que utilice agua a presiónpara eliminar el atasco: la fuerza de el líquido deshace el tapón y limpia la tubería".

Otra posibilidad, según expertos de Escobar S.L., sería avisar a un fontanero. "Este utilizará un desatascador, un instrumento parecido a un sacacorchos, para tratar de punzar el tapón y deshacerse de él, lo que es cuestión de suerte, ya que tiene que atinar en el blanco".

Sí, los posos de café son un buen fertilizante

A raíz del desmentido de los desatranques, muchos de vosotros nos contasteis que no es la única utilidad casera que habéis escuchado en relación con los restos de este combustible mañanero. Entre los que más se han repetido es el de que, supuestamente, el café es un buen fertilizante para suelos y jardines. Eliminemos el "supuestamente" de la frase anterior, porque esto es cierto: utilizar los posos del café para abonar el suelo es eficaz.

La química de los posos del café es lo que hace de estos nuestros potenciales aliados en el cuidado de nuestro jardín. Según explica este informe de la Universidad de Washington escrito por la investigadora en horticultura urbana y arboricultura Linda Chalker-Scott, los granos de café contienen muchas más sustancias que las que acaban en nuestra taza (dado que no son solubles).

Una vez que los posos entran en contacto con el suelo y con el transcurso del tiempo, las bacterias y los hongos los descomponen para obtener sus correspondientes beneficios. También las lombrices de tierra colaboran en este proceso, ya que utilizan los posos como fuente de alimento, arrastrándolos más profundamente en el suelo.

Según Chalker-Scott, cuando estos se degradan, colaboran en la producción de las sustancias húmicas, las que forman la materia orgánica del suelo. Las proporciones de carbono y nitrógeno en el suelo disminuyen, consiguiendo ajustarse a las que se consideran más apropiadas para suelos y plantas. Utilizarlos como abono también modera la temperatura del suelo y aumentan la del agua, al igual que cualquier otro producto específico de jardinería. Además, hay estudios que muestran que los granos de gafé, al unirse con los residuos de pesticidas y metales pesados tóxicos (como el cadmio), evitan que estos se filtren hacia el interior del suelo y contaminen el ambiente que les rodea.

Según el informe, para disfrutar de todos los beneficios anteriores hay ciertas pautas que tener en cuenta. Por ejemplo, que los restos del café supongan, como mucho, el 20% de abono que utilizamos (así se garantiza la diversidad de microorganismos) o dejar que estos se enfríen antes de utilizarlos, para que el calor no acabe con los microbios beneficiosos.

No, el café no cura la resaca: puede ayudar con algunos síntomas, pero empeorar otros

Si eres de los que sale alguna noche que otra y a la mañana siguiente se arrepiente, quizá te interese este especial sobre las malditas resacas que publicamos hace un tiempo. Pero en lo que ahora mismo nos ocupa, que es la relación entre café y resaca, traemos malas noticias: el café no borra las consecuencias de los excesos con el alcohol.

De hecho, nada lo hace. A día de hoy no hay ningún tratamiento conocido que pueda curar la resaca, y la única forma de evitarla completamente es no beber alcohol. Sencillo, barato y eficaz, ¿no?

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Sin embargo, si te encuentras en esa situación, el café sí que puede ayudarte a reducir algunos de sus síntomas. Principalmente con la fatiga, gracias a su contenido en cafeína, que te ayudará a espabilarte, al menos temporalmente. Pero ojo, porque el café también puede empeorar otros síntomas, como la irritación estomacal y la deshidratación, debido a sus efectos laxantes y diuréticos.

El café parece reducir el riesgo de cáncer (pero no hay evidencias suficientes aun para estar seguros)

Antes de entrar a hablar específicamente de café y cáncer, una aclaración necesaria: el riesgo de cáncer es una cosa compleja en la que influyen muchos factores de estilo de vida (dieta, ejercicio, tabaquismo), ambientales (la contaminación, la radiación solar), genéticos y de azar... Eso quiere decir que un solo alimento o compuesto como el café puede tener una determinada influencia en ese riesgo, pero en pocos casos puede decirse que cause o que evite el cáncer.

Dicho esto, ¿qué sabemos sobre el consumo de café y el riesgo de cáncer? Pues que a día de hoy las evidencias son insuficientes como para decir tajantemente si lo aumenta o lo disminuye, aunque la balanza parece decantarse hacia esto último.

En este artículo publicado por la American Cancer Society se explica que si bien "numerosos estudios han demostrado que el consumo de café está asociado a un menor riesgo de muerte por todas las causas, la relación con el cáncer en general y con tipos específicos de cáncer no está clara".

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De hecho, algunos estudios sugieren que el café podría reducir el riesgo de algunos tipos de cáncer, como el cáncer de próstata, de hígado o de endometrio entre otros. Sin embargo, en algunos de esos estudios los resultados se observan a partir de un consumo alto de café, unas 4-6 tazas al día. Hay que tener en cuenta que ese nivel de consumo, con su correspondiente cafeína, puede interferir con la salud de otras formas: dificultando el sueño o, si lo tomamos con azúcar, subiendo demasiado la cantidad de endulzante que tomamos, lo que a su vez aumenta el riesgo de sobrepeso y obesidad, que tiene su propio efecto sobre el riesgo de cáncer.

Como decimos, es un tema complejo sobre el que no hay evidencias suficientes y de calidad como para posicionarse de forma clara. En resumen, parece que el consumo moderado de café tiene un efecto positivo sobre el riesgo de cáncer, siempre que este no vaya acompañado de otros hábitos que sí son claramente nocivos, como fumar (un café y un cigarro son dos cosas asociadas en la mente de muchos fumadores y eso hizo que durante mucho tiempo se pensase que el café aumentaba el riesgo de cáncer de pulmón, cuando el verdadero responsable era el tabaco) o añadirle mucho azúcar.

El café puede formar parte de una dieta para perder peso (pero lo importante es la alimentación al completo)

Igual que ocurre con el riesgo de cáncer, en el peso de una persona influyen distintos factores y es difícil determinar si un solo alimento (o bebida en este caso) nos hace engordar o adelgazar, aunque podemos estimar si es una ayuda o no, siempre teniendo en cuenta que influye mucho con qué lo acompañamos y la frecuencia con que lo consumimos. Si quieres leer más sobre este tema, aquí tienes el Especial Dietas de Maldita Ciencia.

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En el caso del café, en sí mismo es una bebida a base de agua con baja densidad calórica, lo cual sería compatible con una alimentación que busca perder peso. La cafeína, uno de sus principales compuestos, tiene un efecto estimulante que puede acelerar el metabolismo y favorecer así un mayor consumo de calorías y ayudar a bajar de peso. Sin embargo, este efecto tiene un impacto solo a corto plazo y es mucho menor que el de la alimentación en su conjunto (es decir, que no servirá de mucho si no va acompañado de una dieta saludable con una reducción de calorías).

Por otro lado, como decimos, hay que tener en cuenta con qué acompañamos el café: no es lo mismo tomarlo solo que con leche entera, sin endulzar que con azúcar, preparado de forma tradicional que en un batido o granizado si éstos llevan añadidos siropes, helados u otros complementos. En esos casos podemos seguir hablando de "tomar un café", pero los aportes calóricos, obviamente, no son los mismos.

Cafeína y teína son la misma sustancia, y afectan más o menos según cómo la prepares

Nos habéis preguntado si el té y la cafeína son lo mismo. El café tiene cafeína y el té tiene teína. ¿Qué te mantendrá más despierto? Pues la respuesta es que da igual cuál tomes porque aunque tengan distintos nombres, la cafeína y la teína son la misma sustancia. De hecho en muchas prácticas universitarias se extrae cafeína directamente de las hojas del té.

¿Entonces por qué a algunas personas les sienta peor una que la otra? Lo que puede variar es la cantidad de este compuesto que tomamos en un café o en un té, aclara Daniel Ursúa, dietista-nutricionista, a Maldita Ciencia

“Las cantidades de la cafeína/teína son muy variables debido a que existen un montón de productos, entre bebidas basadas en el café e infusiones, con diversas formas de preparación. Ahí es donde podremos encontrar diferencias. Muchas bebidas de té preparadas tienen muy baja concentración del extracto en sí; por el contrario las concentraciones en el café suelen ser mayores”, explica a Maldita Ciencia Sevi González, dietista nutricionista y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.

Además de la cantidad de cafeína/teína, también influyen en cómo te sienta un café o un té u otras sustancias presentes en unas bebidas y no en otras, como ha explicado en Twitter la farmacéutica especialista en seguridad alimentaria Gemma del Caño.

Puedes leer más sobre ambas sustancias (y otras también similares) en este artículo del biólogo y divulgador Santiago Campillo publicado en Vitónica.

No, el café no causa taquicardia o acidez por llevar mucho tiempo hecho (pero sí podría causarlas a algunas personas la cantidad de cafeína que tomen)

Nos habéis preguntado si es verdad que el café puede causar taquicardias o acidez si lleva mucho tiempo hecho. No hay evidencias científicas de que sea así. 

La supuesta vinculación con las taquicardias se debería a la cantidad de cafeína, según la dietista-nutricionista Beatriz Robles: “En general, la cafeína del café es bien tolerada y, aunque puede producir algunos efectos cardiovasculares agudos, según la EFSA no son clínicamente relevantes en personas sanas”.

Las alteraciones del ritmo cardiaco solo aparecerían asociadas al consumo de grandes cantidades de cafeína, excepto en el caso de que haya una sensibilidad individual. Robles explica a Maldita Ciencia que la cafeína no es un compuesto volátil, por lo que “su concentración va a ser la misma o solo ligeramente superior por la evaporación de una parte del agua que se produce en el recalentamiento del café”.

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¿Qué diferencia hay entre tomarse el café recién hecho o de hace un par de días? “Para la salud, ninguna”, responde.

Pero, en cuanto a la experiencia placentera de beber un café, “desde luego que hay diferencias: el café tiene cientos de compuestos volátiles que le dan sus características deseables y estos se van degradando hasta que prácticamente pierde todos sus matices”, afirma. Es habitual que, según se deja pasar el tiempo, “tenga un sabor más amargo, por la transformación de distintos compuestos”. 

Para Robles, lo mejor sería no tener que recalentarlo. Pero si hay que hacerlo, “tendría que estar guardado en el frigorífico en un recipiente hermético y recalentarlo aplicando poco calor”. Es decir, “no en el microondas a toda potencia)”.

En la misma línea se posiciona el tecnólogo de los alimentos Miguel Ángel Lurueña. Para él, hacer café y dejarlo en la cafetera a temperatura ambiente durante varios días hasta que lo vamos acabando “es un error”. 

En primer lugar, porque “se puede deteriorar rápidamente (se producen reacciones de oxidación que producen compuestos de aromas y sabores desagradables)”. Además, “puede contaminarse con microorganismos que podrían poner en riesgo nuestra salud, como ocurre con otros alimentos”. “Deberíamos conservarlo en el frigorífico en un recipiente hermético una vez que se enfría, así prolongaremos su vida útil durante aproximadamente tres días”, añade.

Robles indica que también hay que tener en cuenta que si se añaden otros ingredientes al café como leche o nata “va a ser más susceptible al crecimiento de microorganismos y hay que ser extremadamente riguroso con la higiene, poniéndolo cuanto antes en el frigorífico y recalentándolo por encima de los 75 grados”. 

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito Sevi González, dietista-nutricionista.

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Primera fecha de publicación de este artículo: 06/06/2020

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