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Qué causa el mal olor al usar una mascarilla: los restos de saliva y la halitosis

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¿De dónde viene el olor que percibimos pasado un tiempo después de ponernos la mascarilla? Nos habéis preguntado si esto es a causa del mal aliento o, en caso contrario, qué motivo puede originarlo.

Lo primero que debemos tener en cuenta es la función principal de las mascarillas. Además de dificultar que respiremos las gotículas procedentes de una tos o un estornudo de nuestro vecino, también impiden que las que nosotros emitimos salgan disparadas hacia las vías respiratorias de terceros. Al fin y al cabo, independientemente del tipo de mascarilla que utilicemos, esta funciona como una barrera física que hace que la saliva permanezca en el propio material, bien cerquita de nuestra nariz.

Si usamos la mascarilla más tiempo del recomendado, el mal olor podría deberse a la acumulación de gotas de saliva en ella

Lo primero que hay que aclarar es que la mascarilla y la composición de la misma no tienen nada que ver con el hecho de que huela mal el aliento. "Las mascarillas quirúrgicas están hechas de un material inodoro. Si hablamos de mascarillas fabricadas en casa, dependerá de si las hemos lavado o de donde provenía la tela. Pero en general, tampoco tienen olor", explica a Maldita Ciencia Ana Gil de Bona, investigadora en The Forsyth Institute, en Massachusetts (EEUU).*

Si hiciésemos un uso puntual de la mascarilla, siguiendo las instrucciones recomendadas por los fabricantes, sería menos probable detectar el mal olor por el que nos habéis preguntado. Sin embargo, como explica la Clínica Mayo en este artículo, al prolongar su uso, la acumulación de saliva que ayuda con la limpieza de la boca eliminando las partículas que causan mal olor, podría iniciar esta desagradable consecuencia.

Según explica aquí Carmen Martín Carreras-Presas, secretaria de la Junta de Gobierno del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de la I Región (COEM), "esos restos de saliva se quedan retenidos en la mascarilla y al secarse pueden generar un olor desagradable". Además, recuerda que cuando hablamos de mascarillas quirúrgicas, las recomendadas para la población general, su vida útil es de 4 o 5 horas. "Si superamos esa indicación, se satura y deja de filtrar y el olor fuerte se incrementa. Para evitarlo hay que darle el uso para el que están programadas", explica Martín.

Según Lydia Almansa, experta en higiene dental, las mascarillas no huelen mal cuando nos hacemos con ellas, ni las quirúrgicas ni las higiénicas (que son las recomendadas para la población general como medida preventiva y de higiene), ni las FFP2 o FFP3. 

"Las mascarillas como tal no tienen un olor diferente al de cualquier tejido, si son nuevas no huelen", explica a Maldita Ciencia Juan Carlos García Aguilar, protésico dental y maldito que nos ha prestado sus superpoderes. "Al respirar sobre la mascarilla, incluso en el caso de toser dentro de ella, o estornudar [...], estos residuos de la respiración, dejan microorganismos en los tejidos y acaban oliendo mal, como pasaría con la ropa o los zapatos con la transpiración", coincide.

La halitosis es otra de las posibles causas de este mal olor

Es cierto que el olor por el que nos habéis preguntado podría deberse a la acumulación de saliva en el interior de la mascarilla. Ahora bien, Martín añade que "ese olor fuerte suele estar relacionado con un caso de halitosis o mal aliento, del que ahora, al utilizar mascarillas, somos más conscientes". Según la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA), la importancia de la halitosis o mal olor bucal es destacable, ya que se estima que alrededor de un 30% de la población adulta padece o ha padecido halitosis en alguna ocasión.

La cuestión y clave en este momento, según Almansa, es que es que estas semanas, con el uso de la mascarilla, es cuando gran parte de ese 30% se da cuenta de que lo sufre halitosis. "Todos hemos hecho en alguna ocasión el gesto de echar nuestro aliento sobre la palma de la mano. Ahora la mascarilla es nuestra palma y además, tenemos la nariz 'atrapada' dentro de ella con este aliento. Es ahí cuando nos saltan las alarmas al notar mal olor", explica y añade: "ahora mismo la mascarilla es el chivato que te indica que algo no está bien en tu higiene y salud dental y por lo tanto, deberás acudir al odontólogo para saber cuál es la causa de ese mal aliento".

¿Y a qué se debe el mal olor del aliento? Según este documento divulgativo de la SEPA, la causa principal es la presencia de unos gases en el aire que exhalamos por la boca, llamados compuestos sulfurados volátiles (CSV). Su aparición, en un 90%, está directamente asociado con ciertas bacterias en la zona posterior del dorso lingual (la parte de atrás de la lengua)."Los productos malolientes resultan de la fermentación bacteriana de proteínas y péptidos de la saliva, sangre, células epiteliales descamadas y cualquier resto alimentario retenido en las superficies orales".

"El otro 9% de las causas son debidas a otras fuentes no relacionadas con la cavidad oral, como problemas en el tracto digestivo o sistema respiratorio, y un 1% debido a la dieta y toma de medicamentos", añade Gil de Bona. "A esto tenemos que sumar el tabaco y su fuerte olor que podemos notar hasta en los dedos o la ropa. Si añadimos que tenemos una barrera física que dificulta la salida y dispersión del aliento y lo acumula, si con anterioridad no nos habíamos dado cuenta del olor porque eran mu leve, ahora se incrementa la posibilidad", añade.  

Según Almansa, estas pueden ser, en resumen, algunas de las causas de la halitosis:

  • Un mala o escasa higiene dental. 
  • Una alimentación desequilibrada, consumo de azúcares y de alimentos como el ajo y la cebolla o el exceso de café. También una alimentación cetogénica (una dieta estricta de alto contenido en grasas y baja en hidratos de carbono).
  • Fumar o consumir alcohol.
  • No beber agua para mantener la boca hidratada. Si nuestra ingesta de agua es deficiente, podemos sufrir el síndrome de boca seca, que además de potenciar las enfermedades periodontales, hará que nuestro aliento tenga mal olor.
  • Algunos medicamentos también pueden provocar mal aliento o dejarnos la boca seca.

Almansa recuerda que debemos tener en cuenta el hecho de que estas mascarillas tienen unas horas de uso máximo recomendado que hay que respetar. "Se debe respetar la vida útil de las mascarillas para garantizar la máxima higiene, además nuestra seguridad y de la de los demás", concluye.

Los chicles no son la solución definitiva al mal aliento

Mascar chicle tiene, entre otros, dos efectos inmediatos: hace que produzcamos más saliva por el mero hecho de masticar y, en un primer momento, es cierto que pueden disimular el olor del aliento, ya que liberan uno más intenso. Sin embargo, como explica aquí Jonas Nunes, director del Instituto del Aliento y de la Unidad Hospitalaria de Halitosis en Teknon-Quirón Salud, su efecto enmascarador dura muy poco.

"Algún efecto beneficioso resulta del aumento de la secreción salival en pacientes con boca seca, pero pocos minutos después de que cese de mascar, los problemas regresan. Por lo tanto, los chicles no son una terapéutica recomendable para tratar mal aliento o problemas de boca seca", explica.

De hecho, según Martín, masticar chicle durante un tiempo prolongado podría incluso ser perjudicial para este objetivo."Engañas a tu estómago, que empieza a fabricar ácidos porque considera que va a recibir comida. Al no hacerlo, esos ácidos no solo causan mal olor de boca sino que pueden incluso ocasionar una gastritis por hipersecreción ácida".

Esta revisión de estudios sugiere que mascar algunos tipos de chicle podría ayudar a manejar la halitosis, sin embargo apunta que el reducido número de estudios realizados sobre el tema así como las diferencias metodológicas entre ellos limitan las aplicaciones clínicas de los resultados.

Y si decidimos utilizar el comodín del chicle en un momento puntual, ¿tenemos que tener en cuenta alguna pauta a la hora de tirarlo? "Independientemente de lo que contagie el chicle (que ni idea, pero no se puede descartar), al tirarlo vamos a llevarnos la mano a la boca, con lo que eso supone: por un lado, si no nos las hemos lavado nos podemos contagiar y si no las lavamos después, podemos contagiar nosotros", explica a Maldita Ciencia Gemma del Caño, farmacéutica y experta en industria alimentaria. "La opción más segura es deshacernos de él con un papel y manos limpias. Y no comer chicle con mascarilla porque se mueve y podemos tocarla para tirarlo", añade.

*Hemos actualizado el artículo con las declaraciones de Ana Gil de Bona, investigadora en The Forsyth Institute, en Massachusetts (EEUU).

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito Juan Carlos García Aguilar.

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Primera fecha de publicación del artículo: 03/08/2020.


Primera fecha de publicación de este artículo: 03/08/2020

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