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¿Qué sabemos sobre el posible efecto desinfectante de planchar la ropa?

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La semana pasada explicamos que existen algunas alternativas para desinfectar la ropa que no se puede lavar en caliente, que es la recomendación general. Hoy respondemos a otra pregunta en el mismo sentido: ¿planchar también sirve para desinfectar, teniendo en cuenta que la superficie en contacto con la ropa supera los 100 grados y, dependiendo del modelo y del ajuste, puede alcanzar los 230 grados?

Según Eduard Puig, investigador del Institut de Recerca Biomédica (IRB) de Barcelona, sí, el calor que se genera durante la acción de planchar “ayuda a eliminar los virus que puedan quedar en la ropa”.

El bioquímico investigador del CSIC Héctor Zamora Carreras, maldito que nos ha prestado sus superpoderes para responder a esta pregunta, añade que “el vapor aplicado durante un tiempo suficiente sí podría llegar a destruir el virus, que difícilmente soporta temperaturas por encima de los 60-90 °C aplicadas durante suficiente tiempo”.

El biólogo molecular Aaron Palomino, nos recuerda las dos variables que se tienen que tener en cuenta, temperatura y tiempo, de las que ya nos habló en este otro artículo sobre la desinfección de la ropa que no se puede lavar en frío: “60°C durante 30 minutos, 65 °C durante 15 minutos y 80 °C durante 1 minuto son eficaces para reducir la capacidad infectiva del virus”, dice.

Como explica Jordi Solé Ferré, biotecnólogo y gestor de proyectos de la UPC, y otro maldito que ha generosamente prestado a Maldita Ciencia sus superpoderes, “los tratamientos térmicos son eficaces y bien conocidos para la esterilización de espacios y materiales. Desde la pasteurización hasta los sistemas de autoclave (un recipiente de presión utilizado para esterilizar material médico) utilizados hoy en día, se han mostrado eficaces para eliminar la mayoría de microorganismos viables. Las principales dianas [objetivos] de estos procesos son las proteínas, las cuales en su mayoría empiezan a perder su estructura tridimensional a los 40˚ C, perdiendo así su funcionalidad.”

Solé Ferrer nos confirma que “en el caso del coronavirus, sabemos que cuanta menor sea la temperatura a la que se somete, mayor debe ser el tiempo de exposición. Así, por ejemplo, si lo mantenemos a 40˚ C durante 80 minutos, conseguimos eliminar el 99,99% de los virus viables. Con una plancha convencional, trabajamos entre 100 y 200˚ C, por lo tanto, la tasa de reducción será alta aún con tiempos de exposición cortos. Eso sí, también hay que añadir que si la ropa ha sido lavada y tendida (24 h) o secada de forma convencional, la tasa de reducción es suficiente como para no preocuparnos.”

La Sociedad Española de Microbiología, através de su Grupo de Difusión formado por Kika Colom, Inés Arana y Víctor J. Cid también nos recuerda que los estudios que se han hecho sobre la semivida del virus (es decir, su tasa de descomposición) y la inactivación por calor "sugieren que por encima de 40ºC disminuye notablemente su viabilidad y su capacidad infectiva y a partir de 65º son total e irreversiblemente inviables". Por lo tanto, concluyen, "aunque no encontramos estudios concretos que aconsejen un protocolo que elimine totalmente los virus por esta vía, parece razonable que la aplicación de vapor de agua tenga un efecto desinfectante eficaz, si el tejido lo permite.¡Planchar pañuelos y servilletas cuando aún se usaban de tela era una recomendación que se hacía hace tiempo para prevenir resfriados!".

Aún así, Palomino advierte: “aunque en teoría dejar la plancha un tiempo indeterminado inferior a 1 minuto (probablemente 5-10 segundos) sin moverse debería inactivar el virus, el planchado suele ser dinámico, y no se puede garantizar que esos segundos inactiven al virus. De todos modos aunque parece plausible, no le veo una aplicación práctica a dañar una ropa pudiendo lavarla en la lavadora”.

Este contenido fue uno de los términos más buscados del 9 al 16 de abril de 2020 según Google Trends y un informe semanal realizado por First Draft durante la pandemia de COVID-19. Aquí puedes leer las tendencias COVID-19 específicas de España.

En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos Jordi Solé Ferré, biotecnólogo y gestor de proyectos de la UPC, Aaron Palomino, biólogo molecular, y Héctor Zamora Carreras, bioquímico investigador del CSIC.

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Primera fecha de publicación de este artículo: 05/08/2020

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