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MALDITO BULO

Las afirmaciones falsas sobre el 5G y la COVID-19 del vídeo de Thomas Cowan

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Se ha hecho viral un vídeo de Thomas Cowan que afirma de manera falsa en una conferencia que la pandemia de COVID-19 está causada por el 5G y que cada gran epidemia de la historia ha sido provocada por un salto "cuántico" en la electrificación de la Tierra. Ni hay ninguna prueba de la relación entre el 5g y la COVID-19 ni hay ninguna evidencia científica que lo sustente . Os lo explicamos.

No, los virus no son "la excreción de una célula intoxicada"

Una de las primeras cosas que dice Cowan en ese vídeo es que, según un tal Rudolf Steiner, "los virus son la excreción de una célula intoxicada". Steiner fue un filósofo y esotérico austriaco de finales del siglo XIX y principios del XX que inventó teorías espirituales y pseudocientíficas. La idea de que los virus son un desecho de células intoxicadas no tiene sustento científico.

"Dentro de la comunidad científica existe un amplio debate relativo a si los virus son entidades biológicas vivas. Está discusión radica fundamentalmente en qué carecen de metabolismo del carbono y no pueden replicarse de manera autónoma", explica a Maldita Ciencia Christian Constán, biólogo e investigador de la Universidad de Granada. Los virus solo pueden replicarse invadiendo una célula, introduciendo en ella su material genético y utilizando su maquinaria para reproducirse.

"Cuando una célula está 'intoxicada' o 'envenenada' (palabras textuales de Cowan), no excreta virus. ¡No! Seré conciso y tajante, tiene dos caminos, activar una serie de cascadas metabólicas para detoxificarse, o morir, pero nunca 'excretar' virus.", concluye Constán.

No, las pandemias no se corresponden con un "salto cuántico" en la electrificación de la Tierra

Cowan continúa con su argumentación insinuando que esa supuesta intoxicación de las células proviene de un aumento "cuántico" en la electrificación de la Tierra. Según sus palabras, cada pandemia ocurrida corresponde con un "salto cuántico" de este tipo.

El término "cuántico" es utilizado a menudo por defensores de teorías pseudocientíficas para dar a sus afirmaciones un barniz científico y de credibilidad. Es lo que ocurre en este caso. Cuántico es un adjetivo que en física se utiliza para referirse a las leyes que rigen la materia a escalas muy pequeñas, de átomos y sus componentes, y por tanto no tiene ningún significado real en la forma que Cowan lo emplea en su charla.

Tampoco las pandemias han coincidido con un "salto" en la electrificación de la Tierra. Cowan pone el ejemplo de la pandemia de gripe de 1918 y la relaciona con la introducción de las ondas de radio en todo el mundo el año anterior, en 1917. Sin embargo, como explican en este desmentido del mismo vídeo publicado por el medio canadiense CBC, las primeras emisoras de radio comercial no empezaron a emitir hasta 1920.

Además, la de 1918 no fue la primera pandemia que ha vivido la humanidad. Si bien a otra escala y a otras velocidades debido a una movilidad entre países mucho menor que la actual, existen registros de pandemias y epidemias desde hace siglos, como por ejemplo varias pandemias de cólera en el siglo XIX, la viruela y otras enfermedades en América tras la llegada de los europeos y varias oleadas de peste en el Imperio Romano y la Edad Media, entre otras.

No hay evidencias de que los campos electromagnéticos afecten a la salud

Cowan dice también que cuando se expone a un ser vivo a un nuevo campo electromagnético "se le envenena, unos cuantos mueren y los demás entran en un estado de inactividad: viven algo más de tiempo, pero enfermos".

La relación de los campos electromagnéticos y la salud da pie a muchas teorías pseudocientíficas, ya sea por el supuesto efecto de los móviles y el wifi sobre la salud (del que no hay ninguna evidencia) o por las supuestas propiedades curativas de los imanes (de la que tampoco hay evidencias).

A día de hoy las evidencias disponibles, que son abundantes (unos 25.000 estudios científicos en los últimos 30 años según la Organización Mundial de la Salud) indican que la exposición cotidiana a los campos electromagnéticos de baja intensidad no parece tener efectos sobre la salud. Aunque la OMS recoge que hay algunas lagunas en este tema, en ningún caso se puede relacionar el aumento de la "electrificación de la Tierra" con las pandemias como la del COVID-19.

Los supuestos experimentos que demostraron que la gripe no se contagia

Cowan menciona unos supuestos experimentos realizados por el Departamento de Salud de Boston para comprobar la capacidad infeccionsa de la gripe que causó la pandemia de 1918 y como en esos experimentos se comprobó que la mucosa de una persona afectada no causaba la infección en otra cuando se la implantaba. No hemos podido encontrar ninguna referencia a esos supuestos estudios (por no hablar de su dudoso aspecto ético en caso de haberse realizado). Según el desmentido de CBC, la única mención existente en la red está en la web del propio Cowan.

Lo que sí hemos podido localizar son registros de cómo en Boston se instalaron hospitales al aire libre en aquella época y eso ayudó a frenar la expansión de la enfermedad en algunas zonas. "La combinación de aire libre, luz del sol, estándares escrupulosos de higiene y el uso de mascarillas parece que redujo de forma sustanciosa la muerte entre los pacientes y las infecciones entre el personal médico", se puede leer en este artículo publicado en la revista de la American Public Health Association. Esto demuestra que conocían el potencial contagioso de la infección y cómo hacerle frente, al menos en parte.

No es cierto que el 5G ya esté en todo el mundo (ni que se implementase primero en Wuhan)

Cowan termina su argumentación asegurando que la actual pandemia de COVID-19 está relacionada con la implementación de las redes 5G en todo el mundo, pero sus argumentos de nuevo son falsos. Para empezar porque no es cierto que las redes 5G estén implementadas en todo el mundo.

Asegura además que una de las primeras ciudades donde se puso en marcha el 5G fue en Wuhan, origen del COVID-19, pero eso no es cierto, como ya os explicamos aquícomo ha explicado FullFact, medio de factchecking británico. No hay evidencias de que fuese así. En octubre de 2019 tres empresas estatales de telecomunicaciones chinas anunciaron la instalación de tecnología 5G en varias ciudades, y en la noticia publicada por Reuters en aquel momento se decía que otras grandes ciudades como Pekín o Shangai ya estaban cubiertas.

No es cierto que el coronavirus se haya expandido por todo el mundo en dos semanas

Otra supuesta prueba que da Cowan de que el 5G es el causante de la pandemia de COVID-19 es su rápida expansión por todo el mundo. "No hay otra explicación, ¿cómo podría si no extenderse desde Kansas hasta Sudáfrica en solo dos semanas, de forma que en todo el mundo se manifiesten los síntomas a la vez?".

Esto no es verdad. La primera noticia que tenemos de esta enfermedad es de diciembre de 2019, y en España conocimos el primer caso el 31 de enero de 2020, pero a partir de ahí, la evolución ha sido desigual por países durante el último año. Así que tampoco es cierto que en todo el mundo se estén manifestando los síntomas a la vez.

En su opinión la causa es que las ondas de radio o de 5G "que muchos de ustedes llevan en el bolsillo", dice Cowan refiriéndose a los móviles, "puede enviar una señal a Japón y llega al instante". No explica entonces cómo la enfermedad tarda dos semanas en expandirse y no lo hace al momento.

Thomas Cowan, un charlatán holístico a prueba por el comité médico de California

En su página web, Cowan define su filosofía sobre la salud como algo a conseguir "a través de la nutrición, medicinas naturales, movimiento y pensamiento correcto". También que ha estudiado "la antroposofía, las prácticas de personas tradicionales, el trabajo de Weston Price, la homeopatía, la herbología y muchas otras disciplinas".

Como cuenta CBC, Cowan está actualmente a prueba por el comité médico de California y tiene su actividad limitada desde que recibió una queja en 2017 por, entre otras cosas, administrar un medicamento no aprobado a una paciente de cáncer de mama, a la que nunca vio en persona, sin informarle de que no lo estaba.

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